Con su madre
internada, ejerce. Lo que no le dicen ni los suyos ni la oposición.
Por Roberto García |
El hombre fuerte del Gobierno, al que acuden en
consulta telefónica favoritos del
entorno presidencial –sobre todo cuando Cristina tiene alguna dificultad
médica– cerrando casi siempre los diálogos con un reiterado “Sí, Máximo”,
incorporó en su única presentación futbolera el carácter “irreversible” de la
administración de su padre y su madre. Como si fuera una flecha que no se puede
parar y, además, como si ya hubiera dado en el blanco. Inamovible, definitiva.
Habrá de insistir en esa convicción de la antipolítica, se
presume, cuando vuelva a presidir en un estadio bonaerense su unipersonal de
heredero, el stand up al que lo empezó a obligar su papá cuando hizo fundar La
Cámpora y luego entronizó su mamá al advertirle condiciones de líder que Ella
intuye mejor que el resto. Ese apego publicitario de Máximo Kirchner a la
irreversibilidad de los actos oficialistas ocurre cuando muchos de ellos se
alteran por imperio de los mismos que los bautizan “irreversibles”. Sobran los
ejemplos (derechos humanos, economía, etc.), aunque importan por la cercanía
dos de los más grandes negocios de toda la era K, a punto de consagrarse en
apenas 45 días: la nueva Ley de Hidrocarburos y la futura norma sobre las
telecomunicaciones. Exponentes, claro, de que lo “irreversible” sólo existe en
los parlamentos de los microestadios.
Sin embargo, ninguno de los tres candidatos presidenciales
más afamados se detiene a señalar esta contradicción, la validan con el
silencio. Imposible para Daniel Scioli, hombre de seguimiento debido y
lastimado hoy por la resaca y humedad de las inundaciones (justo cuando lo
señalan como el delfín menos deseado por la señora), sobre todo por una
patética fotografía vestido como jugador de fútbol en la inclemencia y
acompañado con una frase inexplicable de su coleto: “No vine a jugar, vine a
saludar”. Como ir a la playa en short y decir que concurre a la gala de la Cruz
Roja.
Por primera vez el gobernador no salió indemne, mientras
Cristina se desentendía de la crisis acuática con obligada internación y La
Cámpora, tan solícita y militante en otras desgracias, en esta ocasión fue
superada por la crecida. Debe ser una cuestión de proporciones: en La Plata
hubo en los desbordes pasados 89 muertos, ahora se contaron tres. Sorprende que
en más de una década en el poder, el kirchnerismo no disponga de un protocolo
para enfrentar los desastres, más bien se tape con la frazada para ignorarlos.
No habló Scioli de lo “irreversible” del proceso, menos un
Sergio Massa también salpicado por las lluvias. Como todo pasa, según la
filosofía de un Julio Grondona convertido en ejemplar modelo de vida de estos
tiempos, quizás se detiene en la importancia de un casamiento, en la asistencia
o no a la fiesta, o en propiciar una interna en el ámbito bonaerense que
incluya, además de Martín Insaurralde y Darío Giustozzi, entre otros, a
Francisco de Narváez, un emprendedor del distrito con el pase libre en la mano
y sin equipo. O se machaca los ojos el candidato por las andanzas sentimentales
de Martín Redrado, uno de los suyos que aspira a la gobernación bonaerense y
quien parece haber descubierto que políticamente rinde más un romance
escandaloso que hacer campaña en los pueblos, pronunciarse o desplegar teorías
económicas. Si lo agobian sus proximidades, el propio Massa tiene lo suyo: come
mal y engorda, hasta apeló al cigarrillo para salir del estrés. Promete
corregirse.
Igual que Mauricio Macri, quien comparte la misma
distracción de los otros dos a pesar de que se presenta distinto y opuesto a la
jauría peronista, la misma que hace poco era imprescindible –a su juicio– para
ganar los comicios. Debe lidiar en su interna, menor pero complicada (Michetti,
Carrió, Lousteau, los radicales, Rodríguez Larreta, el empresario Caputo) y
cuidarse para las finales electorales de 2015: ejercicio cotidiano en un gym de
Palermo para el cuidado de su línea, también las del rostro (algunas sabiamente
han desaparecido) o que no se vuelva más canoso de lo conveniente. No es lo
mismo un ingeniero maduro que un viejo, diría su esposa. Quizás esas urgencias
lo liberen de cuestionar el mensaje que propaga el eremítico Máximo.
Ellos no ignoran que lo “irreversible” de impedir a las
telefónicas brindar televisión y cable ahora se modifica. Al menos en el
proyecto oficial. Por ejemplo se vuelve al idilio de los 90, cuando Carlos
Menem no sólo privatizaba el sistema, le otorgaba tarifa y prebendas, sino que
promovía con Telefónica y otros privados una sociedad para miniaturizar Clarín,
el CEI. El mismo amor de antes, ahora.
Otra beneficiaria, Telecom, comulgó diariamente con los
Kirchner en estos años, casi le cede participación (recordar gestiones de
Gutiérrez, Moneta, Garfunkel, algunas desopilantes), fue inclusive la promotora
de la ruptura del vínculo incestuoso entre Clarín y el Gobierno después de
cinco años, cuando en el reparto pensado Néstor sólo le quería permitir 20% de
las acciones al Grupo y que en el paquete los acompañara con otro tanto un
empresario incipiente, en el orden internacional, Cristóbal López. Ahora
aparece otro influyente en la cúpula de la compañía, el mexicano David
Martínez, quien no se debe reprochar su relación con Carlos Zannini.
El otro capítulo “irreversible” es la Ley de Hidrocarburos,
cambiando el criterio tantas veces expuesto de que “a otros les conviene sacar
lo que tenemos nosotros bajo tierra”. Se cambió el concepto, luego de historias
diversas, de hundir en la dependencia energética a un país con autosuficiencia
desde los 60, a privatizar YPF con capitales nacionales y amistosos para luego
apartarlos y estatizarlos. Por no hablar de la modificación de preceptos
constitucionales que afectan a las provincias.
Multitud de cambios, de reversiones en instrumentos, en
leyes, en fundamentos inclusive. Casi lógico en cualquier gobierno, salvo para
la perspectiva unidireccional que le han hecho decir a Máximo, y tal vez le
hagan repetir, cuando lo inmodificable deben ser ciertos principios,
mandamientos como “no matar” o “no robar”.
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