Con Cristina y su
vice en silencio, el coro presidencial sigue desafinando.
Un spot zoológico en
la campaña de Massa.
Por Alfredo Leuco |
Hay una Argentina insólita y descabezada que huye hacia
delante casi por intuición.
Atravesamos una semana inquietante donde nadie vio
ni a la Presidenta ni al vice. Cristina en medio del secretismo y de una
enfermedad más complicada de lo previsto. Y Amado Boudou, clandestino y
llegando a la cumbre del papelón de Estado porque no registró legalmente ni a
su amada Harley Davidson.
Por default, ocupó toda la escena uno de los
personajes más desprestigiados, la versión presuntamente antiimperialista de
Jorge Capitanich que no habla, diría un semiólogo, porque parece hablado por la
ira de Cristina. El diccionario del ridículo del Coqui primero dijo que la
Corte Suprema con un fallo había arrasado la institucionalidad republicana,
luego los desafió a que armaran un partido y se presentaran a las elecciones y,
finalmente, ironizó sobre Ricardo Lorenzetti acusándolo de hacer campaña
proselitista. Sin embargo, nada supera su doctrina autoritaria cristinista de
acusar a medio mundo de golpista, de fogonear la fantasía de que hay un
terrorismo económico destituyente asociado al periodismo que comete “apología
del delito” por hacer su trabajo que es informar lo que ocurre aunque se trate
de una protesta policial en Santa Cruz.
Lo grave es que esta avanzada hacia el chavismo maduro no se
queda sólo en las palabras. Las últimas leyes aprobadas por un Congreso
quebrado y convertido en escribanía kirchnerista, están disfrazadas de buenas
intenciones pero todas apuntan a legitimar persecuciones de distinto tipo. Un
periodista en Santiago del Estero padeció la Ley Antiterrorista. Otro de Bahía
Blanca acaba de ser procesado por no querer revelar sus fuentes y eso viola el
Estado de derecho y los pactos internacionales de Derechos Humanos. Y el
operativo de pinzas entre la Ley de Medios y la de Telecomunicaciones tiene un
único objetivo: asfixiar al periodismo independiente y fomentar el periodismo
chupamedias.
La gran novedad es que uno de los más fieles y eficientes
legisladores se rebeló en la granja del Senado. Miguel Pichetto, el jefe del
bloque oficialista, expresó con una fiereza desconocida, el rechazo de sus
pares a una normativa tan grosera que al dinamitar al grupo Clarín, también
destruye a los canales de cable de Vila-Manzano, Alberto Pierri y a 700
empresas pymes del interior que en su mayoría son emprendimientos familiares
que invirtieron en fibra óptica con mucho esfuerzo. No es fácil explicar la
reacción de Pichetto que de inmediato se llamó a silencio. Los rumores dicen
que tuvo un cruce telefónico tremendo con Julio De Vido. Y que los pases de
facturas fueron subiendo de tono. Empezaron acusando de traidor al senador por
aspirar a ser gobernador de la mano de Daniel Scioli y terminaron gritando
recriminaciones mutuas sobre unas valijas de dinero negro que no fueron
repartidas. Hay que seguir de cerca y con lupa los remezones del terremoto
porque va a haber más novedades para este boletín. Sobre todo por el aporte
informativo que hizo Gerardo Milman acerca de un fondo buitre como Black Rock
que es accionista de Telefónica y que Jorge Lanata multiplicará mañana en canal
13.
Kicillof, Recalde y Wado de Pedro, los tres jinetes del
apocalipsis de La Cámpora no le dieron buenas noticias a Cristina en su lecho
de enferma.
Axel, el superministro de Economía, con la venia de la
Presidenta, logró el milagro de tirar abajo todos los pilares del modelo de
Néstor Kirchner. Roberto Lavagna, coautor de aquel esquema virtuoso, confirmó
que ya no queda nada. Se cayeron a pedazos el superávit en las cuentas
públicas, el dólar competitivo, la baja inflación y el alto consumo. Nadie ahorra
en pesos y la inflación se va a ubicar entre el 35 y el 40%. Pero “Kichi” dice
que tiene todo estudiado.
Mariano Recalde no pudo explicar por qué Aerolíneas
Argentinas paga el combustible 24% más caro ni la hecatombe comercial de la
empresa que dice conducir. La AGN (Auditoría General de la Nación), que es el
único organismo de control no congelado ni colonizado, dio datos
escalofriantes. El más impactante habla de una pérdida de 1.100 millones de
dólares en un año y medio pero los cálculos hasta la actualidad hablan de más
de 3.500 millones de dólares, fortuna con la que se podría haber construido 160
hospitales o 550 escuelas.
El diputado Eduardo “Wado” de Pedro, a quien pintan como el
más moderado de los fanáticos, sin embargo repitió la misma lógica de agitar
los fantasmas del caos y la desestabilización que producen los opositores. Le
tocó el turno a Sergio Massa al que responsabilizó de los saqueos que van a
venir, según Wado, en diciembre. El jefe del Frente Renovador que en las
próximas horas exhibirá otra foto radical y sorpresiva con Nito Artaza en
Corrientes, apuesta a vincular su figura con la palabra “Distinto”, en los
spots publicitarios del creativo Ramiro Agulla. Trascendió que van a utilizar a
un tigre de verdad recorriendo con andar felino las calles del distrito que
lleva su nombre y mostrando sus logros de gestión. Hay un enigma que Massa
todavía no resolvió. ¿Le conviene recibir con bombos y platillos al flamante
esposo, Martín Insaurralde que todavía oculta sus cartas pero que vota con las
dos manos las leyes más autoritarias del cristinismo? Cristina ya le bajó el
pulgar. Ella lo eligió para encabezar las listas en su momento, tal como hizo
con Boudou. El jueves, durante su casamiento por civil, C5N mostraba a los
novios en simultáneo con imágenes de las inundaciones en Lomas Zamora con la
pantalla partida. Más claro, agua.
Mientras Cristina gobierna con mensajitos de texto, parece
que no solamente ella está enferma. El país también padece sigmoiditis. La
inflamación crece en un país que tiene su sangre infectada de corrupción y los
ciudadanos padecen fuertes dolores estomacales ante la pelea frívola de los
funcionarios frente al drama de las inundaciones. O con la multiplicación de la
persecución administrativa con las listas negras como padeció Laura Haag en la
Secretaría de Energía o el copamiento del Estado en general y la Justicia en
particular con soldados camporistas. Julio Piumato lideró una protesta inédita
porque “el ministerio público fiscal es una verdadera Gestapo del régimen”.
Como si esto fuera poco, Mariana Zuvic, responsabilizó a Máximo Kirchner por el
incendio del supermercado de su esposo, el diputado y probable gobernador
radical, Eduardo Costa.
El resultado de esta grave dolencia institucional es que a
la República le sube la fiebre cuando comprueba que todos los remedios que el
Gobierno utiliza son peores que la enfermedad.
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