Por Ana Gerschenson |
Dilma Rousseff y Mariano Rajoy tendrán que esperar. La
presidenta Cristina Kirchner había organizado dos encuentros bilaterales con
sus colegas de Brasil y España, en el marco de la cumbre del G20, que se
realizará en Australia el 15 y 16 de noviembre próximo. Pero la Unidad Médica
Presidencial ya adelantó que Cristina deberá hacer reposo durante diez días una
vez que sea dada de alta de su sigmoiditis.
La reunión con Rajoy fue solicitada la semana pasada por la
propia Presidenta, horas después de que el Poder Ejecutivo enviara al Congreso
el proyecto Argentina Digital, que beneficia a Telefónica de España.
Fue todo un gesto luego de dos años de las rispideces diplomáticas
que generó la confiscación de las acciones que Repsol tenía en YPF.
Desde entonces, las declaraciones cruzadas entre ministros
alejaron a Madrid y Buenos Aires de lo que había sido, históricamente, una
relación privilegiada. Tanto como para que Rajoy ni siquiera fuera recibido por
la Presidenta en septiembre pasado, cuando visitó Buenos Aires, para participar
de la fallida elección de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos 2020.
Todo cambió a principios de año, con el giro estratégico que
impulsó el gobierno argentino, con el fin de reinsertarse en el sistema
financiero internacional. Cristina ordenó que se acuerde una indemnización con
Repsol y comenzó el proceso de reconciliación con España, interrumpido por la
disputa con los fondos buitres.
Las relaciones bilaterales volvieron a congelarse hasta la
semana pasada, cuando la Cancillería solicitó una reunión con el mandatario
español en el marco del G20. Pero la reconciliación tendrá que esperar.
En el caso de Brasil, el encuentro con la reelecta Dilma
Rousseff era fundamental para tratar en un primer nivel las diferencias
comerciales entre ambos países, que se agudizaron en los últimos tiempos.
La fabricación brasileña de vehículos se redujo un 16% en el
último año y las miradas están puestas en las restricciones a las importaciones
que profundizó el gobierno kirchnerista.
De hecho, el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio
Exterior de Brasil confirmó esta semana que las importaciones argentinas desde
el país vecino bajaron un 36% comparadas con el 2013.
La ajustada reelección de Dilma presagia cambios drásticos
en su economía. Cualquier medida que la mandataria brasileña defina impactará
en la Argentina. Y esta conversación fundamental también ha sido pospuesta por
la afección que sufre la Presidenta y que le impide viajar a la cumbre del G20.
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