Los cortes
en las comunicaciones no solamente generan malhumor
sino que además obligan a pagar una
tarifa mayor.
Intentar comunicarse por celular puede resultar una epopeya. |
Economía - Llamar a otra
persona al celular, establecer la comunicación y que ésta no se
corte se ha transformado en una suerte de epopeya.
Pérdida de señal, e-mails que no salen y mensajes de texto
que llegan con retraso completan el combo de un servicio que presenta cada
vez más deficiencias, en un contexto en el que no para de incrementarse el
parque de teléfonos.
El número de llamadas que se cortan va en franco
incremento. A punto tal que, actualmente, una de cada tres se
interrumpe y obliga al usuario a repetir el intento, según se
desprende de una auditoría realizada por la Comisión Nacional de Comunicaciones
(CNC), a la que accedió iProfesional.
El dato en cuestión parte de una investigación
efectuada en barrios como Retiro, Puerto Madero, San Nicolás,
Monserrat, Constitución o Flores. A modo de ejemplo, del total de llamadas
realizadas en el microcentro porteño, apenas el 69,5
por ciento logra hacerse de forma completa, es decir, en
un primer intento.
Como contrapartida, el 20% se interrumpe
por caídas del servicio, mientras que el 10,5% restante alcanza a pasar al
status de "accedida" (es decir, el usuario ingresó el número
pero no se logró establecer la comunicación).
Estos indicadores, que dan cuenta de lo mal que
funciona la telefonía en la Argentina, empeoran todavía más fuera de la
Ciudad de Buenos Aires.
Así, a modo de ejemplo, la Secretaría de
Comunicaciones (SECOM) acaba de publicar mediciones efectuadas tanto en el sur
como en el norte del país:
• Por citar un caso, en la provincia de Chubutel nivel de llamadas truncas va del 42% al 50%.
• En el norte del país, como puede
ser Formosa, la tasa de interrupciones asciende al 50%.
Las prestadoras lejos están de reconocer el pobre rendimiento de los servicios que comercializan. En el portal de Usuarios de Telecomunicaciones, por citar un caso, aseguran que en Capital Federal garantizan una accesibilidad superior al 99% y una tasa de interrupción por debajo del 3%.
Las prestadoras lejos están de reconocer el pobre rendimiento de los servicios que comercializan. En el portal de Usuarios de Telecomunicaciones, por citar un caso, aseguran que en Capital Federal garantizan una accesibilidad superior al 99% y una tasa de interrupción por debajo del 3%.
Los cortes inflan la facturación
Al momento de analizar el porqué del elevado nivel de ineficiencias, distintos especialistas consultados por iProfesional hicieron referencia a cuestiones técnicas vinculadas con la escasez de antenas, un espectro disponible acotado para cada operadora y el creciente número de teléfonos inteligentes.
Según datos del Indec, en la Argentina hay 58
millones de líneas activas y casi 8 de cada 10 celulares
vendidos en la primera mitad del año fueron smartphones.
Sin embargo, desde organismos como la Defensoría
del Pueblo no dudan en definir a estas fallas como una auténtica
estrategia recaudadora por parte de las compañías.
De hecho, el mismo Oscar Negrelli, titular de la Defensoría, denuncia maniobras encubiertas en la resolución de la SECOM que, en febrero de este año, determinó que las llamadas vía celulares deben tasarse tomando como unidad de referencia el segundo y no el minuto.
Según Negrelli, la SECOM y el Ministerio de Planificación Federal habilitaron a las empresas de telefonía a facturar un nuevo cargo, denominado "establecimiento de llamada", que empezó a computarse paralelamente con el cobro del fraccionamiento por segundos.
"El bloque de los primeros 30 segundos de una llamada no es gratis: las telefónicas cobran $1por ese lapso de tiempo. A partir del segundo número 31 la tasación pasa a hacerse por segundo", sostuvo.
Y completó: "El usuario abona $1 por la realización de la llamada y entre 0,012 y 0,02 centavos por cada segundo que transcurra desde el segundo 31 hasta el 60".
Negrelli sostuvo que el nuevo fraccionamiento fue resultado de una victoria muy peleada por los usuarios. Sin embargo, pensaban que beneficiaría sus bolsillos pero las empresas no tardaron en "tenderles una trampa".
De hecho, el mismo Oscar Negrelli, titular de la Defensoría, denuncia maniobras encubiertas en la resolución de la SECOM que, en febrero de este año, determinó que las llamadas vía celulares deben tasarse tomando como unidad de referencia el segundo y no el minuto.
Según Negrelli, la SECOM y el Ministerio de Planificación Federal habilitaron a las empresas de telefonía a facturar un nuevo cargo, denominado "establecimiento de llamada", que empezó a computarse paralelamente con el cobro del fraccionamiento por segundos.
"El bloque de los primeros 30 segundos de una llamada no es gratis: las telefónicas cobran $1por ese lapso de tiempo. A partir del segundo número 31 la tasación pasa a hacerse por segundo", sostuvo.
Y completó: "El usuario abona $1 por la realización de la llamada y entre 0,012 y 0,02 centavos por cada segundo que transcurra desde el segundo 31 hasta el 60".
Negrelli sostuvo que el nuevo fraccionamiento fue resultado de una victoria muy peleada por los usuarios. Sin embargo, pensaban que beneficiaría sus bolsillos pero las empresas no tardaron en "tenderles una trampa".
Así lo explicó: "Al generar el cargo de
$1, el primer minuto de comunicación le cuesta al
usuario entre $1,36 y $1,60".
Esto es producto de lo que le cobran por los
primeros 30 segundos más el valor incremental por los 30 segundos
restantes.
"Con la tarifa anterior, los clientes
pagaban por ese mismo minuto un máximo de 0,60 centavos, en lugar
de los $1,60 actuales", detalló. Es decir, ese cambio
en el esquema tarifario implica que hoy un usuario paga casi
tres veces más que antes.
Claro que estas cifras son aplicables a los pocos
que tienen la suerte de poder hacer un llamado sin que se corte.
Distinta es la situación cuando se tienen que hacer tres o cuatro intentos por la interrupción del servicio, ya que en este caso, el precio que paga el usuario se eleva aún más. No es para menos:
Distinta es la situación cuando se tienen que hacer tres o cuatro intentos por la interrupción del servicio, ya que en este caso, el precio que paga el usuario se eleva aún más. No es para menos:
• Para una comunicación continua (sin
que se corte) a lo largo de cinco minutos, un
usuario tiene que abonar poco más de $6.
• En cambio, si la misma se cae en tres o cuatro oportunidades,
esa tarifa se eleva a casi$8.
• Esto implica que, cuando un llamado se
ve interrumpido en varias ocasiones, el usuario
sufre un sobrecosto del 20%.
"Con ese cargo de $1 -por los
primeros treinta segundos- la tarifa final se encarece al
cortarse la comunicación y tener que reintentar", confirmó Negrelli.
El Defensor bonaerense es de los que cree que las interrupciones
pueden ser "una estrategia de las empresas para facturar
más".
Así las cosas, tras los relevamientos de la CNC
vinculadas con interrupciones en diferentes zonas del país, queda claro que
la ineficiencia en el servicio no sólo le genera bronca a
los argentinos, sino también un recargo en su factura que,
para peor, se da por cuestiones que le son totalmente ajenas.
La mirada técnica
La mirada técnica
Más allá de la polémica instalada por Negrelli, Enrique Carrier, titular de la consultora que lleva su nombre, se enfocó en las complicaciones para instalar más antenas.
"Las redes están sobrepasadas. Y es lo que, de alguna manera, se busca superar con la evolución hacia el 4G y la búsqueda de que las compañías inviertan más para mejorar la cobertura", comentó a iProfesional.
"Las antenas no alcanzan para cubrir la demanda, el espectro disponible es insuficiente y eso afecta la cobertura. Esto se observa en diferentes barrios y zonas del país. Las empresas responden colocando antenas más chicas y no tanto apelando a las torres", aseguró.
Carrier sostuvo que "hay que pensar que tenemos el mismo espectro que el del año 1998, mientras que las líneas de telefonía se multiplicaron por diez. Argentina hoy es el país de la región que tiene menos espectro para estos servicios".
De acuerdo con diferentes especialistas, la falta de espacio para la instalación de más antenas e incluso el tipo de fabricación de los edificios influye para que las comunicaciones se interrumpan o, directamente, no se puedan hacer.
Las radiobases que reciben las llamadas disponen de una determinada capacidad y de ahí la imposibilidad de atender todos los intentos.
Cuando se produce una congestión en una
antena, el sistema responde bajando la calidad del audio hasta que
la conversación se interrumpe.
En simultáneo, los mensajes de texto también se acumulan en un centro de procesamiento. De producirse un tráfico elevado, también ese espacio se satura y deriva en un sistema de colas en el que los mensajes quedan en espera. Por eso el usuario los recibe con retraso.
En simultáneo, los mensajes de texto también se acumulan en un centro de procesamiento. De producirse un tráfico elevado, también ese espacio se satura y deriva en un sistema de colas en el que los mensajes quedan en espera. Por eso el usuario los recibe con retraso.
Esto se observa continuamente pero con mayor
intensidad en determinados momentos del día:
• En el caso de las llamadas, las 19:30 es
la hora en la que más se utiliza el servicio.
• En lo que respecta a los SMS,
los envíos alcanzan un pico a las 19:24.
• El mayor tráfico de datos a través de
smartphones, en tanto, se da entre las 20 y las 21
horas.
Cabe destacar que cada antena tiene una cantidad de
usuarios a los que cubre de forma predeterminada. En cuanto ese sistema se ve
abarrotado de personas que buscan comunicarse, la red deja de aceptar
las llamadas y limita la transmisión de voz o datos para mantener de alguna
manera el tráfico de mensajes.
Esa limitación en la transmisión deviene, precisamente, en pérdidas en la calidad en el servicio hasta que se concretan tanto los cortes en las conversaciones como la catarata de envíos que dejan de llegar a destino.
Todo esto, como bien lo detalla el Defensor del Pueblo bonaerense, parece operar a favor de las empresas, que "transforman" las complicaciones que afectan a los usuarios en una vía para cobrarles más caro.
Esa limitación en la transmisión deviene, precisamente, en pérdidas en la calidad en el servicio hasta que se concretan tanto los cortes en las conversaciones como la catarata de envíos que dejan de llegar a destino.
Todo esto, como bien lo detalla el Defensor del Pueblo bonaerense, parece operar a favor de las empresas, que "transforman" las complicaciones que afectan a los usuarios en una vía para cobrarles más caro.
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