miércoles, 1 de octubre de 2014

ESTAMOS DE GHETTO [...y ni el pucho en la oreja]

Por Martín Risso Patrón

«[...] algunos quieren mandarlos al corsódromo, otros a la Tavella... Hay que ponerse de acuerdo».
[Edil local Gastón Galíndez por radio]


En la geografía urbana no caben las prostitutas

La gran discusión de hoy en día en el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta: Dónde arrinconar a los que pecan por la paga... Como los vecinos de Hernando de Lerma están molestos, hay que sacarlos de ahí y ponerlos en otro lado [a los del sexo público, claro].

Las cosas que incomodan en una casa, van a parar al cuarto de los trastos, según Doña Clota. De esa manera, el otro día hallé un par de libros que la Vieja había metido en el último rincón del lavadero que es, a su vez, el trastero; libros que tienen en sus tapas la foto de "El rapto de Proserpina" de Bernini, a los que la beata calificó de inmorales porque se le ven las chuncas, según sus propias palabras. Les sacudí el polvo y el moho, y los reintegré a mi biblioteca; a partir de ese momento, mis nietos pueden continuar estudiando historia del Arte. En fin. Pero no era eso lo que quería analizar; el motivo de estos pensamientos es diferente, pero de la misma naturaleza que esa evocación doméstica.

Porque resulta que ahora, el Legislativo municipal, seriamente está considerando meter en el rincón de los inmorales a quienes hacen de la calle su mercado cárnico, y los diputados del legislativo provincial, se achicharran la sesera para encontrar la hebra decómo castigar a los que pagan por pecar. Esos, molestan a los vecinos del barrio, y hay que sacarlos, la gran conclusión de Galíndez... y ponerlos en otro lado.

A nuestros legisladores se les dio por descubrir el puterío ahora que entran en campaña, y blandir la Tizona liberadora, bajo el gallardete de la Moral y las Buenas Costumbres. Justo ahora; cuando la moralidad de la función pública está flaca, hedionda y sospechada de enferma terminal.

Los del edilato local quieren mover las piezas al rincón donde puedan seguir comerciando, pero sin ser vistos/as mientras sigan pasando las cosas de la inmoralidad brutal que nos está cubriendo como sociedad. Una roja zona del pecado en alguna parte de la ciudad, como ser el corsódromo inútil de la finca histórica de los Güemes, o la Tavella o qué se sé yo, como explicaba el preocupado Gastón Galíndez, convertido hoy en árbitro de la moral pública. No importa el lugar: Importa que se ponga a la prostitución en la misma bolsa de los desperdicios; por ahora no interesa eliminar las causas desde las políticas de Estado ["que de eso se ocupen los sociólogos o la Cana", da lo mismo]. Entonces, "limpiamos las calles de unos, ensuciando las de otrossegún la matriz lógica del pensamiento de los moralistas. Algo así como "predicarla moral con la bragueta abierta", según el lúcido comentario de Doña Clota [por dios]. Como en el París medieval en donde, cuando campeaba el sol era el mercado de Les Halles, y al campear las sombras era La Corte de los Milagros de los manyines, las prostitutas y cuanto sabandija, hacían de lo suyo...

"Zona Roja" le llaman, sin saber siquiera el origen de tal expresión, nativa de Holanda. La prostitución está regulada en los Países Bajos; quien realiza actos sexuales por una paga, está obligada/o por ley a contratar su seguridad social no estatal [idéntica obligación de todo trabajador neerlandés], también cumplir con el pago de tributos al Estado, declarar sus bienes en Hacienda, y todos los trámites a los que un trabajador o empresa realizan para mantenerse dentro de la Ley.

Tapar el sol con el dedo gordo. Se busca crear un ghetto. Como en Varsovia, cuando Hitler encerró a los judíos en el centro de la capital polaca, entre octubre y noviembre de 1940, como anticipo de los horrores que se aproximaban.

Y los Diputados provinciales, enfrascados en culpabilizar de alguna manera a cualquiera que desee descargar energías pagando para que alguien se las alivie, esas que atropellan desde adentro, y si se tiene la desgracia de estar solo, peor.

Mientras, tanto traficante de personas campea merodeando despachos oficiales [como en el podrido caso de aquel intendente del norte provincial de cuyo nombre no quiero acordarme], cometiendo el verdadero y perverso delito que involucra a la actividad sexual: La esclavitud de la carne humana.

"Zona Roja"; las pelotas, queridos conciudadanos.

Prohibir prohibir prohibir

Cada campaña política impone cargas imposibles de soportar para algunos políticos en funciones republicanas las que, dicho sea de paso, constituyen un mandato dado por el Pueblo, lo que aquellos, los mandatarios populares, consideran una carta blanca para hacer, deshacer, rehacer y dejar de hacer, conforme sus propias [limitadísimas, muchas veces], capacidades políticas.

Surge, en estas circunstancias, una imperiosa necesidad de ser reconocidos como nuevos Mesías que con el dinero de los otros, los mandantes, serán capaces de hacer o deshacer lo que les venga en gana. Supermanes, Gatúbelas, hombres y mujeres Maravillas que terminan gesticulando como el Pato Donald o Mickey [en el mejor de los casos], pero comportándose como algún trasnochado Lex Luthor o un impotente Blockbuster [enemigo de Batman], supervillano que se convirtió en una bestia semihumana que adquiere superfuerza al beber un líquido preparado por él mismo... Tal el caso de los Concejales de la ciudad de Salta.

Campeones de la salud de Doña Clota, de Don Inucho, de la chica de la vuelta que se convirtió en doctora, de los mellizos predadores de gallinas, y del Pueblo en general de esta ciudad Gótica pero no tanto. Campeones del “Es Bueno Para Vos”.

Hay días que se levantan, mire vea, con ganas de prohibir hasta para hacer la pi en tu propio baño, aduciendo transoceánicos principios de salud: Que si la sal en los restaurantes, que si el pucho en la oreja, que si el azúcar en la confitería, que si el vinito del asado, etcétera, etcétera, etcétera. O si no, crear "residencias secretas" pero no tanto para mujeres golpeadas, mientras los asesinos y golpeadores de mujeres se turnan para patrullar las calles. Claro, esto último, en manos de voluntarios la edila Frida Fonseca, dixit. El presupuesto no se toca para estas cosas... "Querer Pasar a la Historia", se llama eso.

No se dan cuenta, estos Blockbusters de pelotero, que sería mejor pasar a la Historia discutiendo y legislando solamente solamente solamente, en estas pocas cositas cotidianas [que son de su jurisdicción]:

1] Prohibir-se el afano presupuestario entre pares y el desvío de la guita a los punteritos que manejan la yeca.

2] Controlar el cumplimiento de las miles de ordenanzas que vienen de años ha, y legislan sobre la convivencia ciudadana: Ruidos molestos, maltrato animal [que incluye el callejerismo de los perros], polución callejera, acuática y ciudadana; comercio ilegal en las esquinas bajo apriete y con estafa de los pesos y medidas. Particularmente, la prevención de la salud, que son muchas normas las que hay en desuso... Nada más que eso.

Si el gordo quiere ser gordo y tener presión, tiene a su médico y a su psicólogo, si quiere; si el fumador empedernido quiere perforarse los fueyes en su auto, tranqui, que lo haga... Suficiente información hay recorriendo el vecindario para prevenirles la salud, y en manos responsables, como los efectores de salud.

Dejen en Paz al vecindario, Ediles y Edilas salteños; bastante tenemos ya con las lacras que proliferan y que ustedes no controlan: Suciedad, caballos apaleados, balanzas truchas que pesan dos frutillas por medio kilo, venta de alimentos y bebidas sin control, vidrios polarizados...

Señoras y señores legisladores municipales: la Mujer Maravilla no existe, es una ficción, lo mismo que Batman, lo mismo que Superman... 

Ahhh. Una última cosita:

Les aconsejo hacer cine debate entre ustedes, luego de ver la peli "Chocolate Ilegal", una serie y excelente producción australiana, sátira del gobierno democrático del Partido "Bueno Para Todos" que cuida a los habitantes del país.

Después, pongan las barbas y los maquillajes en remojo.

Edición impresa en Semanario "Nueva Propuesta", Salta, viernes 03-oct-14  

Digital:www.agensur.info 

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