Por Martín Risso Patrón |
«[...] algunos quieren mandarlos al corsódromo,
otros a la Tavella... Hay que ponerse de acuerdo».
[Edil local Gastón Galíndez por radio]
En la geografía urbana no caben las prostitutas
La gran discusión de hoy en día en el Concejo Deliberante de la ciudad
de Salta: Dónde arrinconar a los que pecan por la paga... Como
los vecinos de Hernando de Lerma están molestos, hay que sacarlos de ahí y
ponerlos en otro lado [a los del sexo público, claro].
Las cosas que incomodan en una casa, van a parar al cuarto de los
trastos, según Doña Clota. De esa manera, el otro día hallé un par de libros
que la Vieja había metido en el último rincón del lavadero que es, a su vez, el
trastero; libros que tienen en sus tapas la foto de "El rapto de
Proserpina" de Bernini, a los que la beata calificó de inmorales porque
se le ven las chuncas, según sus propias palabras. Les sacudí el polvo y el
moho, y los reintegré a mi biblioteca; a partir de ese momento, mis
nietos pueden continuar estudiando historia del Arte. En fin. Pero no era
eso lo que quería analizar; el motivo de estos pensamientos es diferente, pero
de la misma naturaleza que esa evocación doméstica.
Porque resulta que ahora, el Legislativo municipal, seriamente está
considerando meter en el rincón de los inmorales a quienes
hacen de la calle su mercado cárnico, y los diputados del
legislativo provincial, se achicharran la sesera para encontrar la hebra decómo
castigar a los que pagan por pecar. Esos, molestan a los vecinos del
barrio, y hay que sacarlos, la gran conclusión de Galíndez... y ponerlos en
otro lado.
A nuestros legisladores se les dio por descubrir el puterío ahora que
entran en campaña, y blandir la Tizona liberadora, bajo el gallardete de la
Moral y las Buenas Costumbres. Justo ahora; cuando la moralidad de la
función pública está flaca, hedionda y sospechada de enferma terminal.
Los del edilato local quieren mover las piezas al rincón donde puedan
seguir comerciando, pero sin ser vistos/as mientras sigan pasando las
cosas de la inmoralidad brutal que nos está cubriendo como sociedad. Una
roja zona del pecado en alguna parte de la ciudad, como ser el corsódromo
inútil de la finca histórica de los Güemes, o la Tavella o qué se sé yo, como
explicaba el preocupado Gastón Galíndez, convertido hoy en árbitro de la moral
pública. No importa el lugar: Importa que se ponga a la prostitución en la
misma bolsa de los desperdicios; por ahora no interesa eliminar las
causas desde las políticas de Estado ["que de eso se ocupen
los sociólogos o la Cana", da lo mismo]. Entonces, "limpiamos
las calles de unos, ensuciando las de otros" según la matriz
lógica del pensamiento de los moralistas. Algo así como "predicarla
moral con la bragueta abierta", según el lúcido comentario de Doña
Clota [por dios]. Como en el París medieval en donde, cuando campeaba el
sol era el mercado de Les Halles, y al campear las sombras era La Corte de los
Milagros de los manyines, las prostitutas y cuanto sabandija, hacían de lo
suyo...
"Zona Roja" le llaman, sin saber siquiera el origen de tal
expresión, nativa de Holanda. La prostitución está regulada en los
Países Bajos; quien realiza actos sexuales por una paga, está obligada/o
por ley a contratar su seguridad social no estatal [idéntica obligación de todo
trabajador neerlandés], también cumplir con el pago de tributos al Estado,
declarar sus bienes en Hacienda, y todos los trámites a los que un trabajador o
empresa realizan para mantenerse dentro de la Ley.
Tapar el sol con el dedo gordo. Se busca crear un ghetto.
Como en Varsovia, cuando Hitler encerró a los judíos en el centro de la
capital polaca, entre octubre y noviembre de 1940, como anticipo de los
horrores que se aproximaban.
Y los Diputados provinciales, enfrascados en culpabilizar de alguna
manera a cualquiera que desee descargar energías pagando para que alguien se
las alivie, esas que atropellan desde adentro, y si se tiene la desgracia de
estar solo, peor.
Mientras, tanto traficante de personas campea merodeando
despachos oficiales [como en el podrido caso de aquel intendente del
norte provincial de cuyo nombre no quiero acordarme], cometiendo el verdadero y
perverso delito que involucra a la actividad sexual: La esclavitud de la carne
humana.
"Zona Roja"; las pelotas, queridos conciudadanos.
Prohibir prohibir prohibir
Cada campaña política impone cargas imposibles de soportar para algunos
políticos en funciones republicanas las que, dicho sea de paso, constituyen un
mandato dado por el Pueblo, lo que aquellos, los mandatarios populares,
consideran una carta blanca para hacer, deshacer, rehacer y dejar de hacer, conforme
sus propias [limitadísimas, muchas veces], capacidades políticas.
Surge, en estas circunstancias, una imperiosa necesidad de ser
reconocidos como nuevos Mesías que con el dinero de los otros, los mandantes,
serán capaces de hacer o deshacer lo que les venga en gana. Supermanes,
Gatúbelas, hombres y mujeres Maravillas que terminan gesticulando como el Pato
Donald o Mickey [en el mejor de los casos], pero comportándose como algún
trasnochado Lex Luthor o un impotente Blockbuster [enemigo de Batman], supervillano
que se convirtió en una bestia semihumana que adquiere superfuerza al beber un
líquido preparado por él mismo... Tal el caso de los Concejales de la ciudad de
Salta.
Campeones de la salud de Doña Clota, de Don Inucho, de la chica de la
vuelta que se convirtió en doctora, de los mellizos predadores de gallinas, y
del Pueblo en general de esta ciudad Gótica pero no tanto. Campeones del “Es
Bueno Para Vos”.
Hay días que se levantan, mire vea, con ganas de prohibir hasta
para hacer la pi en tu propio baño, aduciendo transoceánicos principios de
salud: Que si la sal en los restaurantes, que si el pucho en la oreja, que si
el azúcar en la confitería, que si el vinito del asado, etcétera, etcétera,
etcétera. O si no, crear "residencias secretas" pero no tanto para
mujeres golpeadas, mientras los asesinos y golpeadores de mujeres se turnan
para patrullar las calles. Claro, esto último, en manos de voluntarios la
edila Frida Fonseca, dixit. El presupuesto no se toca para estas
cosas... "Querer Pasar a la Historia", se llama eso.
No se dan cuenta, estos Blockbusters de pelotero, que sería mejor pasar
a la Historia discutiendo y legislando solamente solamente solamente, en estas
pocas cositas cotidianas [que son de su jurisdicción]:
1] Prohibir-se el afano presupuestario entre pares y el
desvío de la guita a los punteritos que manejan la yeca.
2] Controlar el cumplimiento de las miles de ordenanzas
que vienen de años ha, y legislan sobre la convivencia ciudadana: Ruidos
molestos, maltrato animal [que incluye el callejerismo de los perros], polución
callejera, acuática y ciudadana; comercio ilegal en las esquinas bajo
apriete y con estafa de los pesos y medidas. Particularmente, la prevención
de la salud, que son muchas normas las que hay en desuso... Nada
más que eso.
Si el gordo quiere ser gordo y tener presión, tiene a su médico y a su
psicólogo, si quiere; si el fumador empedernido quiere perforarse los fueyes en
su auto, tranqui, que lo haga... Suficiente información hay recorriendo el
vecindario para prevenirles la salud, y en manos responsables, como los
efectores de salud.
Dejen en Paz al vecindario, Ediles y Edilas salteños; bastante
tenemos ya con las lacras que proliferan y que ustedes no controlan:
Suciedad, caballos apaleados, balanzas truchas que pesan dos frutillas por
medio kilo, venta de alimentos y bebidas sin control, vidrios polarizados...
Señoras y señores legisladores municipales: la Mujer Maravilla no
existe, es una ficción, lo mismo que Batman, lo mismo que Superman...
Ahhh. Una última cosita:
Les aconsejo hacer cine debate entre ustedes, luego de ver la peli
"Chocolate Ilegal", una serie y excelente producción
australiana, sátira del gobierno democrático del Partido
"Bueno Para Todos" que cuida a los habitantes del
país.
Después, pongan las barbas y los maquillajes en remojo.
Edición impresa en
Semanario "Nueva
Propuesta", Salta, viernes 03-oct-14
Digital:www.agensur.info
0 comments :
Publicar un comentario