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martes, 21 de octubre de 2014

Cristina y el caballo de Coppola

Por Román Lejtman
En la ficción, el caballo se llamaba Khartoum y pertenecía al stud de Jack Woltz, un productor de Hollywood que se negaba a cumplir las pretensiones de Don Corleone. Woltz se levantó una mañana y descubrió la cabeza de Khartoum entre las sábanas de su propia cama. Días después, el Padrino se enteró que su protegido Johnny Fontane, ya tenía su papel en una película ambientada en la Segunda Guerra Mundial.

Los Buitres están hartos del discurso bélico de Cristina y decidieron utilizar la parábola del Padrino para cobrar su deuda excesiva, que Thomas Griesa reconoció en un controvertido fallo judicial. CFK no tiene caballos, pero es amiga y socia de Lázaro Báez, el prototipo de empresario kirchnerista. Si no hay acuerdo, la cabeza de Báez llegará a los tribunales para provocar un escándalo judicial sin antecedentes en la historia argentina.

Carlos Menem benefició a importantes empresas nacionales y extranjeras y su patrimonio se multiplicó a la enésima potencia en diez años de mandato. Menem no se hizo socio de sus beneficiados y debió dibujar sus declaraciones juradas para ocultar la abrupta evolución de sus bienes y sus depósitos. El expresidente nunca se caracterizó por tener compañías y monitorear la fortaleza de sus balances contables.

Cristina Fernández de Kirchner tiene varias empresas y firma acuerdos comerciales que permiten justificar sus declaraciones juradas. CFK tiene con Báez un contrato que evita pérdidas en su hotel de Santa Cruz, aun cuando la temporada turística sea un fracaso al cien por ciento. Báez es buen amigo de la familia Kirchner y un empresario generoso con la Presidente de la Argentina.

A diferencia de Menem, que fue acusado por cobrar comisiones en cada una de las privatizaciones, los amigos empresarios de Cristina están siendo investigados por haber incorporado como socios ocultos a distintos integrantes de la familia presidencial. Y esta distinción es importante, no sólo para cuantificar la ética de los jefes de estado, sino también para seguir la ruta del dinero y ponderar los millones de dólares que cayeron en las cloacas de la corrupción.

Si desde una perspectiva hipotética, Menem cobró una comisión por vender armas a Ecuador, su depósito final es muy difícil de advertir y puede mimetizarse con cierta facilidad. Un pago, una sola operación de lavado y millones de giros electrónicos alrededor del planeta.

En cambio, si sos socio y beneficiaste a un conglomerado de empresas con millones de dólares por la concesión de obras públicas, el rastro del dinero sucio, los asientes contables y la apertura de empresas fantasmas, es más fácil de descubrir por su volumen y periodicidad. Sólo hay que tener voluntad y millones de dólares para gastar en la pesquisa.

Los Buitres quieren que CFK pague la sentencia dictada por Griesa y usan la estrategia filmada por Coppola en la escena del caballo. Están confirmando los pagos de los certificados de obra, los giros del dinero, las razones sociales de las compañías de cartón, los testaferros y las cuentas finales adonde se depositaron las supuestas coimas. Tienen sólidos indicios y el trabajo profesional de la justicia de los Estados Unidos, que no recibe amenazas por teléfono u ofertas millonarias para evaporar las presuntas evidencias en contra de Báez, la familia presidencial y ciertos funcionarios que asumieron en mayo de 2003.

CFK ya está informada de la estrategia Buitre y teme por la suerte de Báez. Aún no sabemos si lo hace por solidaridad personal, o en causa propia. Los Buitre sólo quieren cobrar la deuda a la Argentina y no les importa que esa pretensión afecte la estabilidad política del país.

En El Padrino, la cabeza de Khartoum era real. Perteneció a un caballo que fue comprado por una fábrica de comida para perros sofisticados: como Simón, la mascota presidencial, que mueve la cola cada vez que Báez aparece por la quinta de Olivos.

© EC

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