Por Román Lejtman |
En la ficción, el caballo se llamaba Khartoum y
pertenecía al stud de Jack Woltz, un productor de Hollywood que se negaba a
cumplir las pretensiones de Don Corleone. Woltz se levantó una mañana y
descubrió la cabeza de Khartoum entre las sábanas de su propia cama. Días
después, el Padrino se enteró que su protegido Johnny Fontane, ya tenía su
papel en una película ambientada en la Segunda Guerra Mundial.
Los Buitres están hartos del discurso bélico de
Cristina y decidieron utilizar la parábola del Padrino para cobrar su deuda
excesiva, que Thomas Griesa reconoció en un controvertido fallo judicial. CFK no tiene
caballos, pero es amiga y socia de Lázaro Báez, el prototipo de empresario
kirchnerista. Si no hay acuerdo, la cabeza de Báez llegará a los tribunales
para provocar un escándalo judicial sin antecedentes en la historia argentina.
Carlos Menem benefició a importantes empresas
nacionales y extranjeras y su patrimonio se multiplicó a la enésima potencia en
diez años de mandato. Menem no se hizo socio de sus beneficiados y debió dibujar sus
declaraciones juradas para ocultar la abrupta evolución de sus bienes y sus
depósitos. El expresidente nunca se caracterizó por tener compañías y
monitorear la fortaleza de sus balances contables.
Cristina Fernández de Kirchner tiene varias
empresas y firma acuerdos comerciales que permiten justificar sus declaraciones
juradas. CFK tiene con Báez un contrato que evita pérdidas en su
hotel de Santa Cruz, aun cuando la temporada turística sea un fracaso al cien
por ciento. Báez es buen amigo de la familia Kirchner y un
empresario generoso con la Presidente de la Argentina.
A diferencia de Menem, que fue acusado por cobrar
comisiones en cada una de las privatizaciones, los amigos empresarios de
Cristina están siendo investigados por haber incorporado como socios ocultos a
distintos integrantes de la familia presidencial. Y esta distinción es
importante, no sólo para cuantificar la ética de los jefes de estado, sino
también para seguir la ruta del dinero y ponderar los millones de dólares que
cayeron en las cloacas de la corrupción.
Si desde una perspectiva hipotética, Menem cobró
una comisión por vender armas a Ecuador, su depósito final es muy difícil de
advertir y puede mimetizarse con cierta facilidad. Un pago, una sola operación
de lavado y millones de giros electrónicos alrededor del planeta.
En cambio, si sos socio y beneficiaste a un
conglomerado de empresas con millones de dólares por la concesión de obras
públicas, el rastro del dinero sucio, los asientes contables y la apertura de
empresas fantasmas, es más fácil de descubrir por su volumen y periodicidad.
Sólo hay que tener voluntad y millones de dólares para gastar en la pesquisa.
Los Buitres quieren que CFK pague la sentencia
dictada por Griesa y usan la estrategia filmada por Coppola en la escena del
caballo. Están confirmando los pagos de los certificados de obra, los giros
del dinero, las razones sociales de las compañías de cartón, los testaferros y
las cuentas finales adonde se depositaron las supuestas coimas. Tienen sólidos
indicios y el trabajo profesional de la justicia de los Estados Unidos, que no
recibe amenazas por teléfono u ofertas millonarias para evaporar las presuntas
evidencias en contra de Báez, la familia presidencial y ciertos funcionarios
que asumieron en mayo de 2003.
CFK ya está informada de la estrategia Buitre y
teme por la suerte de Báez. Aún no sabemos si lo hace por solidaridad personal,
o en causa propia. Los Buitre sólo quieren cobrar la deuda a la Argentina y no
les importa que esa pretensión afecte la estabilidad política del país.
En El Padrino, la cabeza de Khartoum era real.
Perteneció a un caballo que fue comprado por una fábrica de comida para perros
sofisticados: como Simón, la mascota presidencial, que mueve la cola cada vez
que Báez aparece por la quinta de Olivos.
© EC
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