(1885 – 1968)
Antonio Porchia, mucho más que el consuelo inteligente. |
Por Nacho Segurado
Perder alguna cosa, la cartera por ejemplo, puede resultar
un lance menos inoportuno si se recuerda a Porchia: “Mis cosas totalmente
perdidas son aquellas que, al perderlas yo, no las encuentran otros”. Aunque,
las máximas de este autor argentino, descubierto por Roger Caillois y
encumbrado por Borges, ofrecen bastante más que consuelo inteligente.
En su prólogo de 1978 a Voces reunidas (un libro donde se
recoge la obra completa de Antonio Porchia), el autor de El Aleph escribió:
“Los aforismos de este volumen van mucho más allá del texto escrito; no son un
final sino un comienzo”. Algo parecido dijo Cioran sobre cuándo se empieza a
hacer filosofía.
Cuando todo está
hecho, las mañanas son tristes.
***
Sin esa tonta vanidad
que es el mostrarnos y que es de todos y de todo, no veríamos nada y no existiría
nada.
***
Se vive con la
esperanza de llegar a ser un recuerdo.
***
Tú crees que me matas.
Yo creo que te suicidas.
***
Quien no llena su
mundo de fantasmas, se queda solo.
***
Ahora tengo miedo de
entrar en las cosas; miedo de hallarlas todas justas.
***
En el último instante,
toda mi vida durará un instante. Cuando yo muera, no me veré morir, por primera
vez.
***
Mis cosas totalmente
perdidas son aquellas que, al perderlas yo, no las encuentran otros.
***
Todos pueden matarme,
pero no todos pueden herirme.
***
Cuando no me hago
daño, temo hacer daño.
***
Eres cuanto te
necesitan, no cuanto eres.
***
Sí, me apartaré.
Prefiero lamentarme de tu ausencia que de ti.
***
Estás triste, porque
te abandonan y no estás caído.
***
Si me olvidase de lo
que no he sido, me olvidaría de mí.
***
Todo juguete tiene
derecho a romperse.
***
Yo también tuve un
verano y me quemé en su nombre.
***
A veces creo que el mal
lo es todo y que el bien es sólo un bello deseo del mal.
***
No creo en nada de lo
que tú crees. ¡Y te creo a ti!
Los buenos aforismos -como los de Porchia o Joubert- sólo
tienen un problema: son quizá demasiado densos y puros y pueden llegar a
saturar. Por eso lo mejor espaciar las dosis. Aquí hemos traído sólo diez; pero
en esta página hay muchos más.
Pero cuidado.
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