Eso le permitiría ser
la gran protagonista
de la campaña electoral.
Por Fernando González |
Detrás está la idea de transformarse en una fuerte
referencia opositora si el presidente no es peronista e incluso de disputarle
poder a un eventual mandatario del PJ. Pero entraña riesgos.
La aparición pública de Máximo Kirchner cambió todo.
Diseñada hasta el más mínimo detalle; guardada en secreto en estos tiempos de
redes sociales indiscretas y respaldada con el aparato mediático del Gobierno.
La estrategia de fondo consiste en provocar una maniobra electoral que le
posibilite al kirchnerismo mantener una cuota de poder más allá de 2015. Y la
primera jugada en estudio es que Cristina Kirchner encabece la lista de
candidatos a diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires, el distrito
más importante y en el que se disputa la madre de todas las batallas
electorales.
La pista la dio Máximo en la cancha de Argentinos Juniors el
sábado pasado. "Si el Gobierno es tan malo como dicen, que le ganen a
Cristina", desafió el hijo de la Presidenta ante un
auditorio complaciente. La oposición salió a denunciar rápidamente
un intento bastante desprolijo de apuesta a la re reelección, muy similar a lo que Carlos Menem pergeñó a fines de los
malditos 90. Pero Cristina, como Menem aquella vez, no tiene margen político para forzar una reforma constitucional que la habilite
para un nuevo mandato ni tiene margen electoral suficiente para ganar una
elección presidencial.
Todas las encuestas lo señalan. Las que aparecen en los
medios de comunicación y las que encarga la Casa Rosada pero ya no se difunden.
Con toda la furia y si los planetas se le alinean, Cristina podría quedarse con
una cantidad de votos que va del 20% al 30%. Ese porcentaje es perdedor en una
segunda vuelta presidencial contra cualquier rival y también en una elección a
gobernador. Pero es una cifra muy atractiva para una elección legislativa. Los
estrategas del kirchnerismo consultados por El
Cronista apuntan que la hipótesis bajo estudio ubica a Cristina como cabeza
de la lista bonaerense de candidatos a diputados nacionales en todas las
boletas de los candidatos a presidente del PJ para las primarias internas
abiertas (PASO). Hasta hoy, Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Julián
Domínguez, Sergio Urribarri, Agustín Rossi y Aníbal Fernández se anotan entre
los postulantes. Habrá que ver cuántos llegan de pie al 9 de agosto.
En esta hipótesis, Cristina buscaría ser la gran
protagonista de la campaña electoral. Se descuenta que nadie la enfrentaría en
las internas y buscaría aprovechar la encarnizada batalla presidencial para
intentar ganar la elección legislativa el 25 de octubre arrimándose a un tercio
de los votos bonaerenses. De ese modo, creen en el kirchnerismo, podría
capitalizar el resultado asumiendo el liderazgo del peronismo a través de un
bloque legislativo numeroso e influyente que le responda.
La idea que titila en las cabecitas kirchneristas es
disputarle el poder a un eventual presidente peronista, sobre todo si llegaran
a la Casa Rosada Daniel Scioli o Sergio Massa. O, de lo contrario, convertirse
en una fuerte referencia opositora si el presidente en 2015 llegara a ser
Hermes Binner, Julio Cobos o bien Mauricio Macri, la situación que más
entusiasma a los integrantes de La Cámpora, la organización que lidera Máximo
Kirchner.
Claro que todo parece demasiado fácil en los papeles.
Cristina tendrá 62 años cuando deje la Presidencia y ha sido sometida a una
operación cerebrovascular. Es ella quien deberá decidir si está en condiciones
físicas y cuenta con el ánimo suficiente para enfrentar una nueva campaña
electoral, luego de ocho años como jefa de estado y más de una década como
legisladora. Las hipótesis no siempre se convierten en hechos concretos: la
Presidenta ya evaluó postularse como integrante del Consejo de la Magistratura
y, finalmente, lo desechó.
Pero sí aceptó ser candidata a senadora en 2005, cuando
Néstor Kirchner la postuló para consolidar su proyecto y vencer al duhaldismo
en la decisiva tierra bonaerense. Eran otros tiempos. Ahora enfrenta el lastre
de su propia gestión que alumbra un país en recesión, una inflación indomable y
la novedad malquerida del empleo caído. La hipótesis voluntarista de una
Cristina protagónica tiene también la contracara más temida. La de una Cristina
derrotada en una batalla sin sentido.
@fgonzalezecc
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