Por Ana Gerschenson |
Fue y es el juez federal favorito del kirchnerismo,
protagonista de escándalos plagados de excentricidades y noches de champagne:
Norberto Mario Oyarbide acumula 17 denuncias por mal desempeño pero, por
conveniencia, el Gobierno lo ha protegido sistemáticamente.
Esta semana, sus propios jefes de la Cámara Federal penal
porteña pidieron la intervención del Consejo de la Magistratura por las graves
irregularidades del magistrado en el expediente que investiga la mafia de los
medicamentos, que involucra a ex funcionarios K, obviamente beneficiados con un
sobreseimiento por Oyarbide.
Todo indica que, una vez más y como lo hizo el menemismo en
2001, el kirchnerismo volverá a salvarlo del juicio político en el Consejo.
"No tenemos el número para destituirlo", admitió a 3Días el diputado
radical, Oscar Aguad, uno de los integrantes del organismo que controla y
nombra a los jueces. Claro que el legislador también advirtió que
"Oyarbide no va a poder seguir siendo juez después de 2015, y hay que
someterlo incluso a un proceso penal por el daño que le ha hecho a la
Argentina".
La "familia judicial" del fuero federal ha dado
señales en los últimos tiempos de un final de ciclo político para
"Norbi" y, por consiguiente, de su voluntad de desempolvar
investigaciones sensibles para el Gobierno.
El vicepresidente Amado Boudou ha sido, por primera vez en
la historia argentina, doblemente procesado por la compra de la ex imprenta
Ciccone y un auto con papeles falsos. Los ex y actuales jefes de Gabinete de
Cristina Kirchner están en la mira de la jueza federal María Romilda Servini de
Cubría por el manejo de los fondos estatales de Fútbol para Todos. Y la
magistrada también reactivó varios de sus expedientes y dictó el procesamiento
por "administración fraudulenta" de la ex secretaria de Medio
Ambiente, Romina Picolotti, un caso que se investiga desde 2004, e incluso
procesó al ex titular de la Sedronar, José Granero, por el tráfico de efederina
durante su gestión (2004-2007).
Esta semana, el juez Julián Ercolini, le puso fecha al
juicio oral por supuestas dádivas al ex secretario de Transporte kirchnerista,
Ricardo Jaime, quien deberá presentarse ante el Tribunal el próximo 2 de
octubre.
La lista sigue, pero podría haber sido más larga sino fuera
por los buenos oficios de "Norbi" Oyarbide. Este hijo único de un
peluquero de Concepción del Uruguay, es un hombre de suerte en el bolillero. La
mayoría de las causas delicadas que involucran al Gobierno recayeron en su
juzgado.
Sólo por mencionar algunas: Oyarbide sobreseyó en 2009 al
matrimonio Kirchner por supuesto enriquecimiento ilícito a partir de la
declaración jurada en la que se registraba un crecimiento del 572 por ciento
del patrimonio de la pareja presidencial de 2003 a 2008. Descartó que el Estado
hubiera pagado sobreprecios en una obra de ampliación de gasoductos en 2005, a
cargo de la multinacional Skanska, el primer caso resonante de supuesta
corrupción durante la Presidencia de Néstor Kirchner. Absolvió a Boudou por la
denuncias sobre un gasto de 96.000 pesos en refacciones en su despacho del
Senado para la instalación de un gimnasio y un jacuzzi. Estuvo a cargo de la
causa por la millonaria estafa de la Fundación Sueños Compartidos, dependiente
de Madres de Plaza de Mayo, en sociedad con Sergio Schoklender. El juez
extendió durante un año el secreto de sumario (hasta después de las elecciones
de 2011), pero finalmente la Cámara dispuso la anulación de todo lo actuado por
Oyarbide y la causa volvió a foja cero.
Nada pareció preocuparle demasiado a Oyarbide. El mes
pasado, festejó sus veinte años como juez con show de tango junto a su amiga
Florencia de la V. Disfruta de las comparsas del carnaval de Gualeguaychú,
veranea en hoteles lujosos del Caribe y, hasta hace poco, lucía un anillo de
brillantes valuado en 250 mil dólares, otro lujo injustificable de acuerdo a
sus ingresos, que investiga un juez y el Consejo.
En septiembre de 2001, los senadores peronistas evitaron su
destitución por "enriquecimiento ilícito" y falta de decoro, después
del escándalo de Spartacus, un local donde se ofrecía sexo por dinero y al que
concurría el ya juez federal en 1998. Pero Norberto Oyarbide será recordado
como la estrella judicial de la era K. El magistrado sigue acumulando
irregularidades y denuncias por beneficiar a funcionarios de Néstor y Cristina,
porque confía en la protección de la Casa Rosada. Aunque sus colegas del fuero
federal le recuerden con hechos que, en su fiesta de la década
"ganada", se está acabando el champagne.
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