Por Ana Gerschenson |
Podrán sacarse fotos sonriendo, alabarse públicamente, bajar
el tono de los cruces discursivos, pero UNEN -como se lo conoce hasta ahora- ya
está roto.
Es otra serie más de una saga que tiene a los mismos protagonistas
principales y no tiene final feliz. Sucedió con la Alianza en 2001, y luego con
el Acuerdo Cívico y Social en 2010.
La escena de Elisa Carrió agarrando su carterita roja y
abandonando furiosa el acto de UNEN en desacuerdo por las palabras del senador
Pino Solanas se repitió en continuado en los canales de televisión durante los
últimos días. Otra vez Lilita se va, una vez más el radicalismo se enfrasca en
su propia interna y tampoco es inusual que Solanas repita un discurso
rupturista y nada componedor.
Porque decir que UNEN "está amesetado" como cierre
de un encuentro destinado a festejar el aniversario del triunfo de la
agrupación en Capital, no es precisamente alentador para quienes se sentaron a
escucharlo con ánimos de celebración.
Carrió se fue porque Pino dijo que no había espacio para
acordar con la derecha, en alusión a la cercanía de la diputada de la Coalición
Cívica (CC) con el macrismo.
Pero uno de los principales dirigentes de UNEN fue
contundente ante una consulta de 3Días: "El problema no es Macri. Somos
nosotros".
Y aunque cuenta que luego de horas de terapia grupal por lo
ocurrido la idea ahora es mostrarse más juntos que nunca, también admite que no
es tarea fácil.
De hecho, fue complejo desde el principio. Armar la foto de
presentación de UNEN en abril pasado llevó meses de negociaciones por los
lugares y nombres de quienes iban a estar en el escenario.
Hoy, además del escándalo público que protagonizó Carrió con
final incierto, está también el frente interno de la UCR. Por un lado Julio
Cobos y Ricardo Alfonsín, quienes prefieren no hablar ni trabajar por un
acuerdo con Macri. Y por el otro, el presidente del radicalismo, Ernesto Sanz,
quien además de sacarse fotos con Gabriela Michetti, cree que un acuerdo con el
PRO es lo más cercano a una opción de poder en 2015.
La disputa interna, acallada hasta ahora por las formas de
UNEN, se aceleró en las últimas horas dentro de la UCR. Cobos y Alfonsín le
pidieron definiciones concretas a Sanz, que sean debatidas en los órganos
partidarios y, tal como informó El Cronista en su edición de ayer, el tema será
ineludible en la cumbre partidaria que se realizará en Córdoba el próximo
miércoles.
En cuanto a Solanas, en UNEN hay mucho enojo por su escaso
espíritu de equipo. "Pino sólo piensa en él porque ya tiene su banca
asegurada hasta el 2019", dicen molestos en la agrupación. Y algo de razón
tienen.
El ambiente es de desconfianza, un ingrediente difícil de
neutralizar si se quiere avanzar en la construcción de un proyecto político.
"La sensación es que una parte del radicalismo ya actúa como si el acuerdo
con el macrismo estuviera cerrado. Se habla de al menos diez candidaturas a
gobernador que el PRO estaría dispuesto a cederle a la UCR, a cambio del
respaldo del partido a Macri para la Presidencia", admite un legislador
socialista que integra el espacio.
Y en ese esquema, al que Hermes Binner hasta hoy se opone,
el santafesino bajaría a defender la gobernación de la provincia.
"No está todo perdido. Vamos a trabajar para
reconstruir la imagen de unidad. Pero sobre todo para mostrar que podemos ser
una alternativa económica en medio de esta crisis", asegura uno de los
gestores de UNEN. Y lo dice porque la primera autocrítica a lo sucedido esta
semana es que en lugar de haber festejado el triunfo en Capital de hace un año,
debieron haber utilizado el acto para presentar propuestas para la Argentina en
default, de la mano de sus economistas estrella Alfonso Prat Gay y Martín
Lousteau. No sucedió.
"Me voy porque no quiero repetir el fracaso político de
la Alianza", afirmó Carrió. "Las construcciones políticas están por
encima de las personas", respondió Sanz. Dos frases pronunciadas por los
protagonistas en 2010, pero hoy siguen vigentes. Como la parte 2 de una misma
película.
© 3D
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