Por J. Valeriano Colque (*) |
La presidente Cristina Fernández volvió a acudir al uso de
la cadena nacional para referirse a la difícil situación que afronta Argentina
ante la Justicia de Estados Unidos por el reclamo de los fondos buitre.
Como suele suceder en sus casi semanales intervenciones, la
Presidente apeló de nuevo a medias verdades para explicar cómo se originó el
problema, el impacto real que tendrá sobre la economía el default argentino y
las acciones del Gobierno para defender el interés colectivo.
El primer dato inexacto es que el endeudamiento fue
exclusiva responsabilidad de los gobiernos anteriores al mandato de su extinto
esposo y de sus dos administraciones.
Néstor Kirchner, durante sus gestiones como gobernador de
Santa Cruz (1995-2003), y Cristina Fernández, en sus diversos roles en el
Congreso Nacional, respaldaron y aprobaron numerosas decisiones que terminaron
por originar parte de la deuda que se tornó impagable.
Ambos apoyaron la privatización de YPF, por la cual Santa
Crúz recibió una multimillonaria indemnización en bonos del Estado, que
debieron ser afrontados por el Tesoro Nacional y que dieron forma a las
obligaciones que se declararon en default el 23 de diciembre de 2001.
Más aquí en el tiempo, Néstor Kirchner en 2005 y la
Presidente en 2010 emitieron bonos para atender los canjes de deuda, con
jurisdicción en la Justicia de Nueva York, instancia que ahora es desacreditada
y cuestionada en sus resoluciones. No sólo eso. También incluyeron la polémica
cláusula Rufo (siglas en inglés de “derecho sobre futuras ofertas”).
Esa cláusula, vigente hasta el 31 de diciembre de 2014, se
colocó para aplacar la desconfianza de los acreedores relativa a que, tras el
cierre del canje, se brindaran mejores condiciones de pago a quienes no
aceptaban el intercambio. Por otra parte, entre otras medias verdades de casi
una hora de exposición, atribuyó a un interés perverso la actuación de los
bancos de capital nacional en las negociaciones realizadas en Nueva York,
cuando en realidad esas entidades fueron empujadas a comprar la deuda en
default por funcionarios muy próximos a la Presidente.
El verdadero problema de estas medias verdades es que
contribuyen a la formación de una idea equivocada sobre las causas de la
cesación de pagos de la Argentina y sobre las posibles vías de solución.
Además, un discurso cargado de tonos despectivos e ideológicos, ajenos al
verdadero problema, dificulta aún más las tratativas, de las cuales podría
surgir una solución razonable.
La Presidente debe exponer con claridad y honestidad los
temas en discusión para evitar que las medias verdades generen una desconfianza
generalizada hacia sus palabras. Esto impide una acción coordinada de la
sociedad para evitar mayores efectos negativos sobre la actual coyuntura, de
por sí ya crítica.
NO HAY inflación…inseguridad…default
El discurso oficial es que no hay default porque Argentina
realizó el pago de intereses del bono Discount que venció el 30 de junio, y por
lo tanto cumplió con su obligación, sólo que el dinero no llegó a los tenedores
de esos bonos por culpa del juez Griesa, a quien deberían reclamarle.
Lo reiteró la Presidente, y lo mismo había hecho, en
conferencia de prensa, el Ministro Kicillof, que incluso leyó fragmentos de los
prospectos de los bonos de la reestructuración con las causales de default, la
primera de las cuales es el no pago durante 30 días de un vencimiento de
capital o intereses y que, en la interpretación del Ministro, habla de pago y
no de cobro.
Es decir, el Gobierno cumple con sus obligaciones si realiza
el pago, aunque ese pago no llegue al acreedor.
Por más razonable que parezca, se trata, lamentablemente, de
un argumento falso.
Ocurre que el Ministro omitió leer la siguiente cláusula:
“. . . las obligaciones de Argentina de realizar pagos de
principal e intereses de los nuevos títulos no estarán satisfechas hasta que
esos pagos sean recibidos por los tenedores registrados de los nuevos títulos”.
Ese es el motivo por el cual, aun cuando el Gobierno insista
con que no está en default, legalmente lo está, porque emitió bonos cuyos
prospectos establecen expresamente que no hay cumplimiento de pago mientras el
dinero no llegue al tenedor del bono.
Esta simple cláusula, coherente con el sentido común, vacía
de contenido la conferencia de prensa del Ministro Kicillof.
Lo que nos espera
Estamos o no en default ? Las opiniones están divididas. El
mundo financiero, en cambio, no tiene dudas: la Argentina cayó en cesación de
pagos. La Asociación Internacional de Swaps y Derivados (Isda, según su sigla
en inglés) determinó el viernes que se cayó en default el miércoles 30 de
julio, lo que disparó el pago de seguros por 1.000 millones de dólares por
2.652 contratos registrados en ese mercado. El dictamen fue votado por
unanimidad por los principales bancos de Estados Unidos, Gran Bretaña,
Alemania, Francia y Suiza, entre otros socios de Isda. Las calificadoras
Santandar & Poor’s y Fitch ya habían colocado la deuda en “default
selectivo”.
¿Cómo impactará? Los efectos serán más acotados si Cristina
Kirchner resuelve la pelea con los fondos buitre desde enero de 2015, cuando se
cae la cláusula Rufo. Esta, obliga a reconocerles a los bonistas de los canjes
2005 y 2010 el mismo pago que se efectuara a los que ganaron el juicio.
Industriales y exportadores, principalmente, expresaron el
impacto negativo que tendrá la calificación de la Argentina como país en
default. Para las Pyme va a ser más caro obtener un crédito o una
prefinanciación para importar insumos o bienes para la producción; además, de
la dificultad para obtener dólares del Banco Central.
El default es como el paro de maestros. Los padres lo apoyan
la primera semana, pero en la segunda ya piden que vuelvan a las aulas. La
imagen de la Presidente subió entre 7 y 10 puntos por los ataques a los fondos
buitre; cuando se incrementen los despidos, la gente la va a criticar.
Nos esperan cinco meses complicados en cuanto a la suba de
precios, que no se detendrá porque el Gobierno incrementó fuertemente su
déficit. La baja en el comercio exterior afectará aún más a la industria y a la
economía, que caería este año entre 2 y 3 %, mientras que la incertidumbre
impactará en el consumo de autos y electrodomésticos. La construcción acusa una
fuerte baja. Default o no, el daño ya está hecho.
3,2% retrocedió la industria en el primer semestre, según el
Indec. El sector cae hace 11 meses, lo que afecta el empleo.
Que el default que no
es default dure poco
La economía argentina está en recesión. Se destruyen
empleos. No llegan suficientes inversiones. Los precios aumentan a un ritmo del
40 % anual. Sobre ese escenario mojado, empezaron ahora a llover las
consecuencias del default que no es default
para Kicillof y Cristina Fernández.
Pasó ya la mayor liquidación de divisas de las exportaciones
agropecuarias y las reservas del Banco Central no atraviesan su mejor momento
para enfrentar los últimos cinco meses del año y sus tensiones cambiarias.
Aunque la “épica” de la batalla contra los fondos buitre
esté rindiendo dividendos políticos al Gobierno nacional, no alcanzará con las
ironías de Kicillof y la locuacidad presidencial para que la economía se
reactive.
La caída del Producto Interno Bruto rondará entre los 2 y
los 4 puntos, según se agraven o no tanto las consecuencias del “incidente
Griesa”.
Si bien la Argentina de las presidencias consecutivas de
Cristina Fernández nunca fue un gran imán de inversiones extranjeras, el fin de
ciclo y las turbulencias del default que no es default terminan de poner en
wait (esperar) and see (ver) a los
empresarios locales y externos.
Con la ácida utilización del humor que lo caracteriza, el
escritor Jorge Asís dijo: “El país tiene un gran futuro… esta gente se va en un
año”. En tono de conjeturas, tampoco descartó que la “cruzada buitre” abra las
puertas a una candidatura K “de pura cepa”, encabezada por el mismo Axel Kicillof.
Pero para las primarias de agosto y las presidenciales de
octubre falta demasiado tiempo. La economía debilitada irá enrareciendo los
humores y no se avizora el “poder de fuego” que el ministro de Economía decía
tener para el segundo semestre.
Si la política monetaria busca mecanismos anticíclicos para
dinamizar el crédito (vía baja de tasas), la presión sobre el dólar será
difícil de contener.
Lo mejor que podría suceder es que un pool de bancos termine
comprando los bonos a los holdouts que litigan en el juzgado de Griesa. Al fin
y al cabo, esos mismos bancos sufrirán más en sus activos con un derrumbe de
los títulos argentinos.
Si bien no hay plazos para que eso suceda, los analistas
coinciden en que lo óptimo sería que el default que no es default.
(*) Economista
© www.agensur.info
0 comments :
Publicar un comentario