Por Relato del
Presente
A la Presi se le agotó la paciencia. Sabíamos que algún día
sucedería de nuevo y ayer fuimos testigos de un derrape discursivo digno de los
mejores tiempos. Presentí que algo distinto podía pasar cuando vi la vulgar
excusa que puso para hablar: un nuevo plan de viviendas. Y es que anunciar un
plan de viviendas en un gobierno kirchnerista es como prometer que el lunes
arrancamos la dieta.
Los planes de construcción de casas Reactivación I y
Reactivación II no reactivaron mucho. El Plan Federal de Viviendas I, y sus
posteriores anuncios de ampliación se vinieron con todo, pero a la larga,
tampoco funcionaron demasiado. En 2005 Néstor anunció otras 300 mil viviendas.
Para 2006 prometió de nuevo otras 300 mil viviendas cuando ni habían empezado a
ejecutar el baño de la primera casa de las anunciadas en 2005.
Sólo entre 2003 y 2006 se anunciaron cerca de un millón de
viviendas de las cuales se construyeron tan sólo 100 mil según datos oficiales.
Como sabemos que lo que importa es un buen anuncio y que, si se repite cien
veces un concepto se hace carne, en 2007 Néstor prometió otras 250 mil
viviendas a sumar “a las ya construidas”, con lo cual bajó la vara de un millón
a cien mil. Envalentonado con la reestructuración de la deuda, aplicó una quita
del 90% a la promesa de viviendas. Nadie lo notó.
Para 2008, ya con Cristina ocupando el cargo de inauguradora
serial, se anunciaron 400 mil viviendas más, una promesa que tan sólo sirvió
para sepultar definitivamente el Plan de Préstamos para Inquilinos del año
anterior del cual yo conocí un solo beneficiario: un abogado que truchó un
alquiler altísimo para construirse un terrible rancho financiado por todos
nosotros.
En medio de la crisis de 2009 inauguraron un método que, a
futuro, replicarían hasta el hartazgo: hacernos creer que aquellos tiempos en
el que nos comimos los piojos fueron la primavera, cuando Néstor nos devolvió
la Patria y la dignidad a cambio de unos cuantos kilos de dólares. En esa
línea, Cristina anunció algo similar a lo que hizo el expresidente y lanzó el
Plan Federal de Viviendas II. El primero fue de 400 mil viviendas mayormente no
construidas, pero éste fue más sincero y la Presi prometió sólo 38 mil
unidades. Porque acá había que ahorrar hasta en las promesas que no se
cumplirían.
Para 2010 la primera ocupación del Parque Indoamericano nos
demostró que las viviendas estaban al alcance de la mano y con tan sólo cinco cartones
se podía tener una casita con un jardín comunitario y arbolado de 15 hectáreas.
Aprovechando el boom, a Hebe de Bonafini se le ocurrió empezar a construir
viviendas con la dirección de Sergio Schoklender y nuestra plata, para variar.
El fracaso de los créditos para inquilinos demostraron que
acá nadie quería una casa propia y todos preferíamos seguir alquilando, vivir
con los viejos o pernoctar en la plaza. Pero para estar bien, bien seguros, el
Banco Nación mandó otra línea de créditos que confirmó la teoría de que todos
se encuentran satisfechos con su situación habitacional. Así y todo, Cristina
quiso probar una tercera vez y tiró el plan “Tu casa” en plena campaña
electoral de 2011. El plan duró lo mismo que la adhesión del 54%.
Llegado el año 2012 los funcionarios tenían la convicción de
que las familias que vivían -y aún lo hacen- en las galerías de Paseo Colón y
Leandro N. Alem lo hacían de puro aventureros, no más. Sin embargo, para tirar
manteca al techo, anunciaron el Plan Procrear con plata de la Anses. Primero
prometieron 100 mil créditos. Luego 400 mil. Para mayo de este año llevan
“construidos” 110 mil, número en el que cuentan casas nuevas, refacciones y
ampliaciones.
En total, se anunciaron más de dos millones de viviendas,
entre las que construiría el Estado y las que construirían los ciudadanos con
créditos del Estado. Para cuando se anunció el Procrear, llevaban prometidas
1,7 millones de viviendas y construídas 300 mil más 900 mil mejoras
habitacionales. Dos años después -ayer- la Presi dijo que llevan más de un
millón de viviendas y mejoras habitacionales. O sea, los mismos números de
antes del Plan Procrear. Nadie sabe qué paso con la guita del otro millón y
medio prometido a lo largo de los años, pero si en 2012 todos aplaudieron
cuando nos contaron que usarían nuestros ahorros para sortear por Lotería
Nacional quién tendría la suerte de tener un crédito, no vamos a cambiar la
ecuación justo ahora. Al menos fueron coherentes con la lotería, dado que hay
tantas chances de ganar el Quini como de acceder a la casa propia sin ser hijos
únicos ni matar a nuestros padres.
Pero Cris no dedicó tanto tiempo a las viviendas ya que,
como bien sabemos todos, se trataba de una excusa para hacer catarsis ante las
cámaras. Así que tomó la primera salida de la ruta y saludó a un jubilado
chaqueño del cual festejó que en 2003 cobraba 600 pesos de jubilación y ahora 3
mil. Entiendo que en su cabecita saque cuentas nominales en pesos tras una
devaluación del 488%. Sin embargo, dudo que alguien se haya sentido millonario
cuando cobró 1,2 millones de australes de sueldo en mayo de 1990. Los pibes
aplaudieron igual a Cristina y al viejo chaqueño, que en 2003 compraba unos 200
kilos de pan con su sueldo de 600 pesos y ahora a duras penas llega a 140 kilos
con sus tres lucas.
En su concepto de orden y progreso, Cristina avisó que este
plan de viviendas no sería una joda loca, y que provincia que no ejecute,
provincia que se queda sin plan de viviendas. Los que necesitan la casa, que se
jodan.
Como la salida de la ruta del discurso le pareció fea, tomó
la banquina y se quejó de los diarios que sólo transmitieron el comunicado de
Mark Brodsky, miembro del fondo Aurelius. Nadie le avisó que la foto que mostró
es la de Sam Zell, un multimillonario que sólo se parece a Brodsky en que no
tienen problemas para pagar las expensas. Cabecita de novia, ella tampoco se
calentó en chequear.
Enojada porque Brodsky con la cara de Fulano dijo que “lo
peor está por venir” para la Argentina, puteó a los europeos y luego los puso
como ejemplo de regulaciones antibuitres, recontra puteó a Brodsky con la cara
de Mengano para luego ponerlo de ejemplo de que si los privados también
fracasaron, el Gobierno no estuvo tan mal en fallar y los siete goles de Alemania
a Brasil se olvidarán pronto.
Fuera de la banquina y ya a campo traviesa por las tierras
de la oratoria inconsistente, Cristina se enojó fiero porque las palabras de
Brodsky con la cara de Perengano son una amenaza para todos los argentinos y no
se puede tolerar tamaña falta de respeto a la soberanía de un país. Porque si
nos van a amenazar con fantasmas a futuro, es preferible que lo haga un
funcionario o, mejor aún, una Presidente en ejercicio, que al menos es nuestra
y nació en este suelo.
Luego llegó la sección Cristina Investiga, en la que la
Presi nos contó que se junta con Echegaray a tomar el té, jugar al bridge y
buscar empresas con capitales de fondos buitre, tras lo cual se enojó con todos
los periodistas que no investigaron los datos confidenciales que maneja la AFIP
por estar, entre otras cosas, entretenidos con las aberraciones del Gobierno.
Cristina encontró que Paul Singer alguna vez tuvo el 7% de la imprenta
Donnelley y que en 2013 se lo vendió a otro fondo de inversión. Para que no haya
malentendidos, la Presi aclaró que el comprador -BlacRock- se presentó ante
Griesa a favor de Argentina. Y así, como quien no quiere la cosa, dijo que
“todo hace juego con todo”.
Puede que BlacRock esté en la joda, puede que no. Sin
embargo, debemos agradecer que a la exitosa abogada no le dio/no quiso ser
jueza, porque si denuncia penalmente a un tipo porque una vez le compró su
participación a un acreedor, tranquilamente podría condenar a Carlitos Balá por
abuso infantil porque en 1962 estuvo en una misa católica. Como todo hace juego
con todo, y sabemos que Grassi es sacerdote, Balá es culpable.
Así fue que la Presi comunicó que denunciaron penalmente a
una empresa que ya se fue del país. Y la denunciaron por “desestabilizar” al
Gobierno al dejar 400 personas en la calle. Y lo hicieron el mismo día en que
Paraná Metal, de Cristóbal López, suspendió a la totalidad de sus empleados. En
el caso de Donnelley, es un acto de terrorismo. En el de Cristóbal, sólo una
maniobra de los medios para “infundir temor a la sociedad”.
Después nombró a los empresarios de la primera fila y les
recriminó las críticas al proyecto de reforma de la Ley de Abastecimiento. Dio
la casualidad de que uno de los nombrados fue Alberto Cornide, titular de la
CAME. Justo Cornide, que pasó de organizar el lock-out patronal contra
Isabelita en 1976 a emitir un comunicado esta semana en apoyo al delirio de
Kicillof. O sea, a Cornide le podría haber recriminado que presidió la Comisión
de Homenaje Permanente a la Revolución Libertadora, que encabezó el Fans Club
de Videla durante toda la dictadura, que festejó a los Carapintadas y que
homenajeó a Patti, pero nunca podrán criticarlo por oponerse a este gobierno si
hasta le ceba mates a Kicillof en su propia oficina.
Agotada de ver que todos quieren opinar ante cada una de sus
ideas, se la agarró también con los gobernadores de las provincias petroleras
por la Ley de Hidrocarburos. Como argumentar pasó de moda, les dijo que con
Repsol no se quejaban, que el Estado quiere respetar las soberanías de los
recursos provinciales y que por eso regularán hasta la cantidad de tinta a
utilizar en cada contrato.
En una voltereta que ningún terapeuta se atrevería a analizar,
dijo que el descubrimiento del nuevo yacimiento de gas de Neuquén tiene que ver
con la intención de Estados Unidos de querer endeudarnos para controlar el
petróleo frente al conflicto de Oriente Medio. Así, mientras Galuccio cruzaba
los dedos para que a Cristina no se le ocurriese revisar quiénes son los
inversores de Chevron -que no es, precisamente, una compañía petrolera
venezolana-, Cristina le pidió a los empresarios que “piensen bien lo que van a
hacer”, dado que acá estamos bárbaro y el resto del mundo “viene para atrás”.
Finalizada la cagada a pedos generalizada y con ganas de
seguir hablando, Cris se acercó a uno de los patios para charlar con los que no
hacen el mínimo esfuerzo en buscar la relación entre lo que dice la Presi y la
realidad que vieron antes de entrar en la Rosada. Como quien no quiere la cosa,
comparó al conflicto de la Franja de Gaza con la Guerra de la Triple Alianza y
aseveró que “los beneficiados de las guerras siempre quedan tras bambalinas,
como pasó acá con la imprenta que cerró”.
Mientras los militantes cantaban “si la tocan a Cristina qué
quilombo se va a armar”, Cris dijo que acá no hay culto al personalismo, que
ella no intenta adoctrinar a nadie, que el mundo está patas para arriba, que no
le gusta dar discursos con olor a naftalina porque es buena para las polillas y
a ella nunca le gustó ser polilla. Los pibes demostraron que son la evolución
de la humanidad dado que ninguno quedó en estado catatónico y aplaudieron
enfurecidos lo que en su vida entenderán.
Más entretenido estuvo el segundo saludo balconero, en el
que explicó con lujo de detalles cómo funciona un préstamo usurero y cómo un
prestamista aprovecha la usura para quedarse con la casa del deudor. Luego de
la clase magistral para conseguir 28 propiedades en un par de años, afirmó que
no cree en izquierdas y derechas, dado que a su izquierda está la pared y un
Rolex President de oro.
Y así, luego de putear a los gobernadores, a la oposición, a
los medios, a los bonistas que hablaron a favor de la Argentina, al juez que
debe decidir nuestro futuro y a los acreedores, pidió que estemos todos juntos
para que podamos cumplir con nuestras obligaciones por amor a la Patria.
Una Patria en la cual los gobernantes te putean sólo por no
opinar igual. Una Patria en la que un crédito hipotecario es para quien
demuestra que no lo necesita. Una Patria en la que el Gobierno festeja que cada
vez más gente necesita de planes de asistencia social. Una Patria en la que las
comodidades de cualquier familia clase media de hace unos años, hoy son lujos
que no cualquiera puede darse. Una Patria en la que no podés caminar por la
calle sin esquivar personas durmiendo en la acera y un desfile de mini zombies
sin futuro pidiendo robóticamente una moneda para comprar algo para comer. Una
Patria en la que sólo en la última semana mataron al viejo de un amigo y
asaltaron a tres conocidas después de recagarlas a trompadas.
Una Patria en la que un puñado de tipos que se hicieron
multimillonarios a fuerza de negociados y choreos nos piden que seamos
patriotas.
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