Por Ana Gerschenson |
Nadie habla del primer vicepresidente doblemente procesado
por la Justicia en la historia argentina. Amado Boudou es hoy el principal
beneficiado por la tormenta económica-financiera que azota al gobierno de
Cristina Kirchner.
La Presidenta tiene demasiados frentes abiertos por estas
horas. Los proyectos para una nueva ley de abastecimiento y la reapertura del
canje de deuda que tratará el Congreso con orden de celeridad, han generado
críticas de la oposición, pero también de empresarios, banqueros e
industriales, los mismos que supieron ser sus aliados en la última década.
En el peronismo ya habían comenzado a escucharse las voces
reclamando que el vice no tenga tanta exposición en los actos multitudinarios
junto a la Presidenta. Y hasta ahora, la decisión de Cristina había sido no
escuchar y alinear a la tropa redoblando la apuesta.
Hoy Cristina tiene demasiadas disputas simultáneas. Quedó
claro el miércoles pasado, cuando quedó vacía la silla reservada para Boudou en
el acto de la Bolsa de Comercio.
De hecho, en la Casa Rosada evalúan enviar de gira al
vicepresidente y que no presida las próximas sesiones vitales en la Cámara
Alta, para evitar que la oposición se dedique nuevamente a recordarle sus
procesamientos judiciales en la cara. Y no debata los proyectos de ley que
necesita el Gobierno justamente para centrar la discusión económica, pero
también política a la consigna "Patria o Buitres".
Mientras las urgencias se concentran en el deterioro
acelerado de la economía, las causas judiciales que investigan supuestos casos
de corrupción durante la gestión kirchnerista siguen avanzando.
Si el momento económico no fuera tan delicado, el signo
político de los días del gobierno de Cristina estarían signados por los
escándalos de corrupción que rozan cada vez más cerca a su gestión.
El juez federal Ariel Lijo procesó a Boudou por haberse
quedado con el 70 por ciento de la ex imprenta Ciccone. Y su colega en el fuero
federal, Claudio Bonadío, también lo procesó por haber sido partícipe necesario
del presunto delito de "falsificación de documento público" en la
transferencia de un auto con papeles truchos.
En las próximas semanas, según adelantó el fiscal Jorge Di
Lello, el vicepresidente sería llamado a otra declaración indagatoria en la
causa que también investiga Lijo por "enriquecimiento ilícito". Y
además, este mes sumó otra acusación en Tribunales: fue imputado por
defraudación en el Plan Federal de Viviendas, de sus tiempos como secretario de
Hacienda del Partido de la Costa.
Los hermanos Zacarías, uno empleado del PAMI, otro ex
funcionario de la Sedronar, y Luis, que trabaja nada menos que en la secretaría
privada de Cristina Kirchner, estarían involucrados en el tráfico de efedrina,
en el marco de la causa que investiga la jueza federal María Romilda Servini de
Cubría, que ya tiene como procesado al ex titular de la secretaría antidrogas,
José Granero.
Servini también avanza en la investigación del gasto
millonario del programa Fútbol para Todos en los últimos años, y tiene en la
mira a los últimos tres jefes de Gabinete de Cristina: Aníbal Fernández, Juan
Manuel Abal Medina y Jorge Capitanich.
Y fue también la jueza federal quien procesó recientemente a
la ex secretaria de Medio Ambiente de Néstor Kirchner, Romina Picolotti, por
administración fraudulenta, con una lista de gastos que incluía gin tonics,
niñera extranjera, y cenas en restó de moda.
Pero las alarmas que más fuerte suenan en Olivos son las que
involucran al empresario Lázaro Baez, amigo personal del matrimonio Kirchner, y
el más beneficiado desde el 2003, con la llamada ruta del dinero K. En
Argentina, la causa está a cargo del juez federal Sebastián Casanello,
designado por la Presidenta en 2012. El magistrado asegura que "no hay
dilación" en el avance del expediente.
Pero hace apenas unas semanas, Cam Ferenbach, un juez de
Nevada, EE.UU., a pedido del fondo (buitre) NML, ordenó el embargo de 123
empresas de Baez en ese país, por considerar probado el vínculo entre el
empresario K y los fondos públicos que maneja.
En el final del mandato de Cristina se caen los cimientos
del modelo K construido desde el 2003. Los Kirchner comenzaron asegurando en
multitudinarios discursos que eran la contracara del menemismo. Pero estos
días, recuerdan mucho al cocktail de desmanejo económico y acusaciones de
corrupción en el Estado que terminaron siendo el sello de la década del 90.
Escondiendo al Vice
* Boudou es el principal beneficiario de la tormenta
económico-financiera que azota al gobierno de Cristina Kirchner.
* Ya nadie habla de su doble procesamiento y las sospechas de
corrupción que pesan en su contra.
* El Gobierno evalúa mandarlo de gira para evitar que la oposición le
recuerde en el recinto sus problemas con la Justicia.
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