El kichnerismo bloqueó en Comisión el juicio político a Boudou. (Télam) |
Nacionales – Hubo serios enfrentamientos verbales entre
el kirchnerismo y la oposición por el apoyo de los primeros a Amado Boudou,
bloqueando el pedido de juicio político contra el imputado vicepresidente. El
ultrakirchnerista Carlos Kunkel anduvo a los manotazos y los camporistas, como
siempre, la jugaron de pesados con las legisladoras de la oposición. Hasta
Elisa Carrió tuvo un altercado con uno de los custodios.
Adela Segarra dejó en claro que su misión original en la
presidencia de la Comisión de Juicio Político no era convocar a sesiones ni
habilitar debates: eligió una pequeña sala del 3 piso del anexo, que obligó a
los diputados a sesionar apretados y a los camarógrafos a estar a los codazos.
Ordenó a la seguridad impedir que se llenar el lugar y el
personal no tuvo más opción que cerrar el paso a periodistas y camarógrafos.
Fue sólo un rato: legisladores y empleados debieron intervenir para evitar un
escándalo.
Cuando parecía que la tranquilidad había llegado a los
pasillos, se escuchó a Elisa Carrió salir a los insultos. “¿Sabés por qué no te denuncio? Para que no pierdas el laburo. ¡Te
hablo a vos pelotudo!”, le gritó a uno de los encargados de
"custodiar" los estrechos accesos. Por la noche, dijo que estaba
bien, pero denunció presencia de patotas “parapoliciales” en la Cámara.
En la sala la tensión fue comparable con aquella reunión de
comisión de presupuesto de 2010, que terminó con el cachetazo de Graciela
Camaño a Carlos Kunkel: este jueves, nuevamente kirchneristas y opositores se
insultaron a los gritos y hasta hubo amagues de trenzarse.
Carrió copó la escena después de la lectura de Segarra del
informe para exculpar a Boudou. La chaqueña avisó que denunciará por
encubrimiento a los 17 diputados oficialistas y tuvo su primer tiroteo con
Diana Conti, que había acusado a la oposición de hablar para las cámaras.
“Cuando Conti estaba en la Alianza hablaba con TN”, la chicaneó mientras citaba un
antecedente de juicio político de los 90, siempre recordando que el proyecto
que rige ese proceso lo hizo junto a Cristina Kirchner, entonces diputada del
PJ.
La correntina Araceli Ferreyra era una de las diputadas que
seguía la sesión desde un rincón y no aguantó la furia: “Callate vos que
después se van en helicóptero”, gritó. “Yo ya me había ido, estaba Diana Conti
en la Casa Rosada cuando despegó el helicóptero”, retrucó Carrió. La ahora
diputada kirchnerista, que efectivamente era secretaria de Derechos Humanos de
Fernando de la Rúa, se tapó la cara.
Un empleado que aparentemente trabajaba con la oposición le
dijo algo a Ferreyra y Kunkel, que estaba sentado al lado, estiró el brazo para
empujarlo. La situación no pasó a mayores, pero no faltó mucho.
La oposición estalló cuando el kirchnerismo pidió moción de
orden para votar antes de debatir, si bien no era un tema sustancial porque el
número lo tendrían de todas maneras. “Querés nominal. Dale votemos nominal”,
prepeó Kunkel.
Segarra nombró a cada diputado para que voten y le pidió al
secretario de la Cámara que anuncie la votación final. "¡Pero si ya lo
hice y me putearon!", se indignaba, mientras lo denostaba el radical
tucumano Juan Casañas, sentado junto a su jefe de bloque Mario Negri y el líder
del PRO Federico Pinedo en una doble fila por falta de lugar. "Soy un
empleado, no me hables así", se identificó el secretario.
Carrió no paraba.
“Qué griten ‘Yo apoyo a Boudou’”, desafió. Y lo hicieron. Dulce Granados
entendió que la chaqueña le había dicho ladrona y amagó a romper todo. “¿A mí
me decís Carrió? ¡Mirame!”, la desafió. Juntitos, los camporistas Andrés
“Cuervo” Larroque, Eduardo Wado De Pedro y Marcos Cleri se reían, pero pronto
se sumaran a los cruces.
Los irritó el santafesino Oscar “Cachi” Martínez, ahora del
Frente Renovador, antes en el oficialismo. “Dale Cachi, te conocemos. ¡Qué cara
tenés!”, le decía De Pedro.
Entre risas, Larroque le pedía que devolviera la banca y
cuando terminó de hablar se puso a aplaudir con ironía. También cuando se fue
junto a su jefe de bloque, Darío Giustozzi. “Chau Cachi, chau Giustozzi,
váyanse”, les decía el Cuervo. “¡Vos
fuiste en la boleta con Boudou!”, aportó Kunkel, como si eso fuese algo malo.
Larroque también se despachó furioso contra Victoria Donda.
“Vos te vas a arrepentir de trabajar para Magnetto”, le disparó mientras la
diputada del FAP lo tapaba con la voz.
Otro hostigado fue el ex fiscal Manuel Garrido, ahora
diputado de la UCR. “¿Decí por qué renunciaste?”, lo desafiaba Kunkel. “Porque
ustedes me ponían gente para no poder hacer nada”, respondió. El kirchnerista
movía el dedo índice en signo negativo. “Renunciaste por tu papá”, le dijo en
voz baja. Y entre risas.
Laura Alonso, del PRO, leyó un buen rato su discurso y
soportó burlas. “Te tenemos que traducir”, le decían desde el kirchnerismo.
Cuando Cleri hablaba se tentó de risa. “¿De qué se ríe?”, la increpó María
Teresa García, la secretaria parlamentaria del bloque.
Siempre distante, Margarita Stolbizer fue la única opositora
que evitó reprimendas. Patricia Bullrich recordó que si un juicio político debe
esperar un fallo judicial, nunca recaería ese proceso sobre un juez de la Corte
Suprema.
“Para eso hay un jury de enjuiciamiento”, quiso interrumpirla
la camporista y siempre arrogante Anabel Sánchez Sagasti. “No, eso es para
jueces menores. Los de la Corte son acá”, la corrigió Bullrich.
Sobre el final Cabandié volvió a hablar de Macri para
desmentir que haya habido un juicio político en su contra, sino que -aclaró-
esa instancia fue pedida por el PRO y desestimada por la oposición, entre ellos
la Coalición Cívica.
“Fernando Sánchez,
ahora diputado, dijo que había que esperar el final del proceso judicial”,
sostuvo Cabandié. O sea, tal como quiere el kirchnerismo con Boudou. Y hoy lo
hizo saber de todas formas.
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