Por Gabriel Profiti |
"Es como una piedrita en el zapato que no te podés
sacar, es un estorbo, la tratas de acomodar y seguís caminando", metaforizó
un prominente hombre del PJ sobre la situación de Amado Boudou y su impacto
dentro del esquema político e institucional oficialista.
Esa sensación de incomodidad recorrió a los hombres del
justicialismo durante la última semana, con la renovada decisión de Cristina
Kirchner de sostener a su compañero de fórmula, pese a los costos políticos que
conlleva su procesamiento por negociaciones incompatibles con la función
pública y cohecho.
En ese marco, los ultrakirchneristas fueron nuevamente los
más enfáticos en la defensa de Boudou, mientras que el peronismo orgánico,
enfocado en 2015, se dedicó a acompañar la orden presidencial frente a un
tonificado embate opositor.
Las diferentes posturas quedaron en evidencia en el
Congreso, caja de resonancia del caso Ciccone. Sin Boudou, quien regresaba de
un viaje oficial por Cuba y Canadá, sesionó el Senado, mientras que también
hubo actividad en Diputados.
En la Cámara alta, Miguel Pichetto, jefe del bloque
oficialista, volvió a mostrarse medido, reconoció la gravedad del caso y
agradeció a la oposición que permitiera sesionar.
Pareció una clara toma de distancia por parte del senador
rionegrino, cuya vocación de poder excede el fin del mandato kirchnerista,
aunque allegados de Boudou consideraron a la tibieza del mensaje como una
estrategia para bajar decibeles. Al cabo, la semana próxima está previsto que
vuelva a sesionar la Cámara alta, esta vez con la presencia del Vice.
En Diputados el debate alcanzó el modo trifulca. En la
sesión del miércoles los opositores reclamaron la apertura de la Comisión de
Juicio Político para someter a Boudou y el oficialismo decidió aceptar el juego
pero para ponerle un tope.
La comisión se reunió el jueves y, en medio de gritos y
chicanas, el kirchnerismo bloqueó todos los pedidos del arco opositor con el
objetivo de que no puedan volver a ser planteados.
Salió en la foto con la mano alzada toda la primera línea de
defensa K: Diana Conti, Carlos Kunkel, Carlos "Cuto" Moreno, Andrés
Larroque y Eduardo "Wado" De Pedro, entre otros.
Un par de horas más tarde, sesionó el Consejo Nacional del
Partido Justicialista con cinco de los precandidatos presidenciales presentes y
allí las posturas fueron otras.
Varios hombres del partido fundado por Juan Domingo Perón
debieron tragar saliva para incluir un párrafo, el quinto de un total de seis,
de un documento que originalmente iba a ser íntegramente dedicado a la defensa
del Gobierno frente al pleito con los fondos buitre que se sustancia en Estados
Unidos.
Allí estaban Florencio Randazzo, cuya enemistad con el Vice
viene de varios años, Daniel Scioli, Julián Domínguez y Juan Manuel Urtubey,
todos ellos con aspiraciones presidenciales y con pocas intenciones de quedar
enlodados en el caso Ciccone.
Cristina no cede
Evidentemente Cristina Kirchner llegó a la conclusión de que
pagaría mayor costo político "entregando" a quien eligió como su
número dos -y como posible sucesor- que sosteniéndolo en el cargo.
Así le quedó claro al propio Boudou cuando el jueves fue a
la Casa Rosada con algunas intrigas y estuvo reunido durante dos horas con el
jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. "Le fue bien", resumieron los
allegados del ex ministro de Economía.
Si bien el panorama es complejo para Boudou, porque al
procesamiento por negociaciones incompatibles con la función pública y cohecho
se le podrían sumar otros, la estrategia oficial es que la Cámara Federal
revierta las decisiones del juez Ariel Lijo o al menos que el caso pierda su
dinámica actual con sucesivas apelaciones y recursos.
El fiscal interviniente Jorge Di Lello estimó que si todos
los tiempos procesales se cumplen sin dilaciones la causa podría llegar a
juicio oral a mediados de 2015, en plena campaña electoral, pero en el
oficialismo prevén que Boudou apelará a toda una batería de recursos para que
el proceso se postergue.
En la última semana lo único que pudo eclipsar el
protagonismo del caso Ciccone fue la continua pulseada con los holdouts, cuya
próxima instancia será la negociación que encarará el Gobierno a partir de este
lunes con el mediador designado por el juez Thomas Griesa, y obviamente el
Mundial de Fútbol, mientras la Selección de Sabella y Messi siga avanzando.
Lijo, aclamado
Mientras Boudou volvía de su viaje y la Presidenta preparaba
a sus hombres de la política y la economía para esas pulseadas clave, el juez
Lijo se convertía en la estrella de la recepción que dio la Embajada de Estados
Unidos por su fecha patria, el 4 de julio, que esta vez se hizo el martes 2.
En el Palacio Bosch, rodeado de artistas, colegas,
empresarios, diplomáticos y políticos -principalmente de la oposición- el magistrado
recibió señales de aprobación y respaldo.
En algunas de esas charlas sacralizadas por la discreción,
Lijo defendió sus decisiones y se definió como "un tipo normal" al
que le tocó un caso de fuerte incidencia institucional y confesó que también le
genera incomodidad tener que sustanciarlo. Para el juez también la procesión va
por dentro.
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