Por Jorge Fernández Díaz |
Los impasibles científicos de la política tienen por estos
días la misma impresión que los fríos tácticos del fútbol: antes el gran
espectáculo consistía en mirar cómo se atacaba; hoy la gracia está en ver cómo
se defiende. Pasó con la victoriosa escuadra argentina en este Mundial
increíble y pasa ahora con el gobierno de Cristina Kirchner, que empezó
llevando la iniciativa con "juego bonito" y pelota dominada, siguió
hostigando a cuanto rival se le oponía y hoy se encuentra colgado del
travesaño, mirando el reloj y atajando penales.
Al revés que a nuestra exitosa
selección, tal vez este bilardismo político de última hora no le alcance al
Gobierno para un triunfo total, pero al menos le permite sobrellevar el tiempo
de descuento y amortiguar el efecto de tantos goles en contra.
La semana que empieza le da chances objetivas a la
Presidenta para salir del ahogo. No parece haber mejor oportunidad para pedirle
al vicepresidente que se tome licencia sin que eso se convierta en un
cataclismo. Coincidiría con el clímax del fútbol, el recibimiento en Ezeiza de
los héroes, la caravana interminable y la Plaza de Mayo llena: el que no salta
es un holandés, un alemán, un brasileño o un "buitre". También se
superpondría con los indicios de un inminente arreglo judicial con los
holdouts, los ecos de la relevante visita de Vladimir Putin, la cortesía y
consideración con que recibirán a Cristina en la reunión de los Brics y,
finalmente, con lallegada a Buenos Aires de Xi Jinping, presidente de la
República Popular China. El kirchnerismo podría presumir entonces de que el
país está saliendo del ensimismamiento y que flota en el ambiente un nuevo
clima de negocios. Aunque pasearse entre potenciales inversores con el cepo
cambiario es como asistir al burdel con un cinturón de castidad.
Así como el pago para evitar el default y la dura recesión
doméstica que se avecinan parecen dos hechos inexorables, la gran dama tiene en
sus manos algunos cambios de frente que aliviarían un poco su atormentado fin
de ciclo. Nadie sabe si hará uso de esas prerrogativas, empacada como se
encuentra en sostener a Boudou más allá de toda razonabilidad (hasta su propia
tropa se le subleva) y con argumentos de orgullo narcisista (le cuesta horrores
dar marcha atrás). Sobre este último punto, un veterano ministro de su gabinete
que recibe a diario las propuestas de empresarios suele decirles
invariablemente lo mismo: "El proyecto está bueno, pero tenés que pensar
principalmente cómo presentarlo ante la militancia y la opinión pública, porque
si no encaja con el relato Cristina no compra, por más que le convenga".
Esta brecha entre lo útil y necesario y la mera lógica del discurso épico
abortaron muchísimas decisiones importantes. Nadie en este mundo, salvo quizá
Máximo Kirchner , sabe por lo tanto qué hará Cristina con su principal lastre.
El martes obligó a sus ministros y aliados a tragar aceite de ricino y a
respaldarlo en la malograda ceremonia de Tucumán, donde Amado se embanderó con
Perón e intentó hablar de historia. Poco sabe Boudou de esa materia, aunque
hace un año le acercaron Revolución y contrarrevolución en la Argentina, de
Jorge Abelardo Ramos, y desde entonces se siente un revisionista de la primera
hora. Su alocución estuvo "protegida" por algunos pañuelos blancos de
madres y abuelas, pero no por la cadena nacional. Por suerte, el vice pudo
verse luego en TN, que transmitió su alocución en vivo y en directo, y la
repitió todo el día. Esta cómica paradoja mediática según la cual el Gobierno
lo oculta y los medios críticos lo exponen sintetiza perfectamente su lastimosa
situación. A eso se suma que la jefa debió abducirlo a último momento para que
el Senado pudiera sesionar, lo que demuestra algo evidente: Boudou es hoy por
hoy el mayor palo en la rueda del oficialismo.
Dicho sea de paso, a veces la Casa Rosada parece esas
mujeres que se enamoran una y otra vez de los hombres equivocados. El acto de
Tucumán puso en línea a Boudou con Zamora y Alperovich; faltaba solamente el
inefable Gildo Insfrán para completar este verdadero dream team de la Patria
Socialista. Si se retira Amado, quedará en su lugar el señor feudal de Santiago
del Estero. Un ex radical kirchnerizado que según reveló Lanata manda seguir a
periodistas con autos sin patente y maneja una provincia donde hay un 50 por
ciento de pobreza, 81% de hogares sin cloacas, 84% de viviendas paupérrimas e
inadecuadas, y los salarios básicos más bajos de la república. Esperemos que
Cristina no caiga en faringolaringitis a repetición, y nos deje en manos de tan
eficiente demócrata.
Mientras los que cortan el bacalao cavilan sobre la salida
de toda esta difícil encerrona, los muchachos se entretienen en la Fiesta
Nacional de la Superficialidad. El Mundial es a la política lo que un viaje de
reconciliación es a una pareja en crisis: sólo le da un respiro momentáneo y
una falsa sensación de armonía; luego de ese paréntesis lamentablemente la
realidad suele imponerse y la vida y sus conflictos renacen y siguen su curso.
Pero el espejismo de la argentinidad produce una turbia exaltación de la nada,
un nacionalismo retórico y chantajista que convierte a los bonistas en los
godos de la guerra de la independencia, a los objetores del resultadismo
futbolero en la antipatria y a los bilingües en cipayos.
En ese contexto de patrioterismo verbal, el Gobierno volvió
a su estrategia de los escudos humanos. Convenció a un grupo de entrañables
artistas para que pusieran la firma en una solicitada y la cara en un spot, con
argumentos que recuerdan el lenguaje de las caricaturescas películas góticas de
Tim Burton: "Hacemos un llamamiento al repudio de esta decisión maléfica,
sabiendo que ha nacido de la torva intención de castigar a nuestra Patria por
haber intentado reconstruirnos con autonomía de esa perversa lógica del
especulador que espera las desgracias de otros para en ellas cobrarse con más
comodidad. Y también como amenaza a cualquier nación que esté dispuesta a
seguir este digno camino". ¿Se entiende? No sufrimos porque dejamos
abierta y sin resolver durante seis años la causa de los holdouts, ni por haber
elegido y seguir haciéndolo esos tribunales norteamericanos para tranquilizar a
nuestros acreedores, sino porque hay en marcha una conspiración mundial para
castigar a nuestro modelo virtuoso. Para ponerlo en términos callejeros: cuanto
más bandera se hace, y más resuenan las vuvuzelas contra los
"buitres", más se acerca la hora de pagarles todo y más, tal como se
hizo con Repsol y el Club de París.
Otros episodios demuestran que la defensa cerrada de la Casa
Rosada comete algunos errores garrafales que Sabella no perdonaría. Boudou no
presidió el Senado porque "tal vez tuvo problemas de agenda", dijo
Capitanich. Amado está involucrado en la causa Ciccone porque "llevó
adelante la estatización de los fondos de las AFJP, y le están pasando factura",
dijo Mariotto. El procesamiento del vicepresidente "responde a una presión
muy grande de intereses del exterior vinculados a los fondos buitre", dijo
Kunkel. Y finalmente, aparece Bossio y nos explica que el abuelito Quique de
las publicidades estatales no era un militante real ni una persona del común
encandilada por los grandes logros de la "década ganada", sino un
mero actor, y que por culpa del neoliberalismo había tenido que refugiarse
alguna vez en la cinematografía porno, tal como denunció un bloguero. Bueno, de
todas maneras no fue el acto más pornográfico al que asistimos esta semana,
¿no?
© La Nación
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