Los funcionarios nacionales durante la reunión con legisladores. |
Nacionales - Mientras Axel Kicillof afirmó tres veces que
el fallo del juez norteamericano Thomas Griesa es “incumplible”, Carlos Zannini
negó que haya una decisión de declarar el default situación en la que la
Argentina quedará si no paga su deuda el 30 de junio próximo. Estas
contradicciones fueron exhibidas durante la reunión secreta que los
funcionarios, junto a Jorge Capitanich, mantuvieron con diputados nacionales.
El excesivo protocolo de Capitanich.
Los jefes de bloque del Congreso se fueron con más dudas que
certezas sobre la negociación del Gobierno con los fondos buitre, tras recibir
en la Cámara de Diputados a Jorge Capitanich, Carlos Zannini y Axel Kicillof.
Es que la contradicciones llegaron a los pocos minutos:
mientras Kicillof afirmó tres veces que el fallo del juez Thomas Griesa es
“incumplible”, Zannini negó que haya una decisión de declarar el default,
condición en la que Argentina quedará sino puede abonar su deuda el 30 de
junio.
“La sensación que dejaron es que quieren pagarle a los
bonistas pero no saben cómo hacer. Y eso es lo más grave”, le dijo a LPO uno de los legisladores presentes.
Síntoma del desconcierto, los funcionarios ni siquiera
aprovecharon el marco para adelantar alguna ley que sea necesaria para avanzar
en la negociación.
Ante el primer fallo a favor de los buitres, el Congreso
modificó unos artículos ley cerrojo para permitirles entrar en el canje, pero
no lograron conmoverlos.
Si quiere modificar alguna condición de los bonistas que
entraron en el canje necesita otra norma, que por ahora no evalúa.
La reunión se realizó en el Salón de Honor desde las 10.30 y
a las 13:00, cuando los funcionarios dijeron adiós con más incertidumbres que
certezas.
Acorralados, pidieron que sea privada y se limitara a
preguntas cortas sin manifestaciones políticas, que suelen entorpecer las
visitas oficiales. Permitieron 12 preguntas y se aseguraron que no dijeran nada
los más revoltosos como Nicolás del Caño, del Partido Socialista de los
Trabajadores (PST).
Néstor Pitrola, del Partido Obrero, recién habló al final. Y
Martín Lousteau, en la mira por haber viajado a Washington con la delegación
oficial aún cuando UNEN le indicó lo contrario, no se anotó para preguntar.
Protocolar hasta el ridículo, Capitanich dio la bienvenida
celebrando que se cumpla el mandato constitucional de tratar temas de
endeudamiento en el Congreso.
Después le dio la palabra a Kicillof, que volvió a repetir
que las deudas provenían de Gobiernos anteriores pero a diferencia de su
discurso de anoche, esta vez evitó hablar de la posibilidad de pagarles a los
bonistas en otra jurisdicción.
Cuando le llegó la pregunta, evitó responder, pero dejó
claro que había sido una de sus tantas bravuconadas al aire.
Su énfasis estuvo en explicar por qué Argentina no puede
cumplir el fallo de Griesa. “Insiste en que si abona 1.300 millones de dólares,
el otro 6% de los bonistas que no entraron en el canje puede reclamar lo mismo.
Pero nadie está seguro de que sea así”, contó a LPO uno de los legisladores presentes.
Cuando llegó el turno de Zannini, todo cambió: ensayó un
discurso político y pidió colaboración para enfrentar el litigio judicial con
los buitres.
“¿Pero entonces la idea es declarar el default porque el fallo
es incumplible?”, preguntó el diputado socialista Juan Carlos Zabalza. “No
queremos ir al default. Vamos a negociar”, admitió Zannini.
Pero Kicillof no respaldó esa hipótesis y siguió hablando de
las maldades de Griesa. Zannini se permitió sobreactuar: “No puede ser que el
mundo no esté oponiéndose a esto tajantemente”, llegó a decir.
Por el oficialismo se animó a hablar el senador Miguel
Pichetto, acostumbrado a justificar medidas del Gobierno que no tienen un final
feliz. Sugirió una posible apelación al fallo de la Corte Suprema de Estados
Unidos y nadie entendió bien lo que decía.
Uno de los cruces más fuertes llegó cuando Fernando “Pino”
Solanas preguntó por la llamativa cifra final del acuerdo por el club de París,
que fue de 9.700 millones de dólares, 3.400 millones más de lo que figuraba en
las planillas oficiales hace sólo un año.
El ministro se evadió, pero ante la insistencia de otros
legisladores tuvo que referirse al tema. “La deuda es la que negocié con representantes
de todos los países. Con ellos adelante no voy a dibujar un número”, se
defendió.
“¡Entonces queremos ver el acuerdo, porque ni lo vimos!”, le
pidieron al unísono. “Sí lo voy a enviar”, prometió el ministro. Ahí nomás le
recordaron que tampoco supieron nunca nada sobre el convenio con Chevron para
explotar Vaca Muerta.
Tampoco hubo respuesta. Y los funcionarios se fueron.
Capitanich celebró el supuesto apoyo de la oposición al Gobierno, a una
estrategia que no supieron explicar.
Informe: LPO
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