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jueves, 19 de junio de 2014

Fondos buitre: El Gobierno exhibe sus contradicciones

Los funcionarios nacionales durante
la reunión con legisladores.
Nacionales - Mientras Axel Kicillof afirmó tres veces que el fallo del juez norteamericano Thomas Griesa es “incumplible”, Carlos Zannini negó que haya una decisión de declarar el default situación en la que la Argentina quedará si no paga su deuda el 30 de junio próximo. Estas contradicciones fueron exhibidas durante la reunión secreta que los funcionarios, junto a Jorge Capitanich, mantuvieron con diputados nacionales. El excesivo protocolo de Capitanich.

Los jefes de bloque del Congreso se fueron con más dudas que certezas sobre la negociación del Gobierno con los fondos buitre, tras recibir en la Cámara de Diputados a Jorge Capitanich, Carlos Zannini y Axel Kicillof.

Es que la contradicciones llegaron a los pocos minutos: mientras Kicillof afirmó tres veces que el fallo del juez Thomas Griesa es “incumplible”, Zannini negó que haya una decisión de declarar el default, condición en la que Argentina quedará sino puede abonar su deuda el 30 de junio.

“La sensación que dejaron es que quieren pagarle a los bonistas pero no saben cómo hacer. Y eso es lo más grave”, le dijo a LPO uno de los legisladores presentes.

Síntoma del desconcierto, los funcionarios ni siquiera aprovecharon el marco para adelantar alguna ley que sea necesaria para avanzar en la negociación.

Ante el primer fallo a favor de los buitres, el Congreso modificó unos artículos ley cerrojo para permitirles entrar en el canje, pero no lograron conmoverlos.

Si quiere modificar alguna condición de los bonistas que entraron en el canje necesita otra norma, que por ahora no evalúa.

La reunión se realizó en el Salón de Honor desde las 10.30 y a las 13:00, cuando los funcionarios dijeron adiós con más incertidumbres que certezas.

Acorralados, pidieron que sea privada y se limitara a preguntas cortas sin manifestaciones políticas, que suelen entorpecer las visitas oficiales. Permitieron 12 preguntas y se aseguraron que no dijeran nada los más revoltosos como Nicolás del Caño, del Partido Socialista de los Trabajadores (PST).

Néstor Pitrola, del Partido Obrero, recién habló al final. Y Martín Lousteau, en la mira por haber viajado a Washington con la delegación oficial aún cuando UNEN le indicó lo contrario, no se anotó para preguntar.

Protocolar hasta el ridículo, Capitanich dio la bienvenida celebrando que se cumpla el mandato constitucional de tratar temas de endeudamiento en el Congreso.

Después le dio la palabra a Kicillof, que volvió a repetir que las deudas provenían de Gobiernos anteriores pero a diferencia de su discurso de anoche, esta vez evitó hablar de la posibilidad de pagarles a los bonistas en otra jurisdicción.

Cuando le llegó la pregunta, evitó responder, pero dejó claro que había sido una de sus tantas bravuconadas al aire.

Su énfasis estuvo en explicar por qué Argentina no puede cumplir el fallo de Griesa. “Insiste en que si abona 1.300 millones de dólares, el otro 6% de los bonistas que no entraron en el canje puede reclamar lo mismo. Pero nadie está seguro de que sea así”, contó a LPO uno de los legisladores presentes.

Cuando llegó el turno de Zannini, todo cambió: ensayó un discurso político y pidió colaboración para enfrentar el litigio judicial con los buitres.

“¿Pero entonces la idea es declarar el default porque el fallo es incumplible?”, preguntó el diputado socialista Juan Carlos Zabalza. “No queremos ir al default. Vamos a negociar”, admitió Zannini.

Pero Kicillof no respaldó esa hipótesis y siguió hablando de las maldades de Griesa. Zannini se permitió sobreactuar: “No puede ser que el mundo no esté oponiéndose a esto tajantemente”, llegó a decir.

Por el oficialismo se animó a hablar el senador Miguel Pichetto, acostumbrado a justificar medidas del Gobierno que no tienen un final feliz. Sugirió una posible apelación al fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos y nadie entendió bien lo que decía.

Uno de los cruces más fuertes llegó cuando Fernando “Pino” Solanas preguntó por la llamativa cifra final del acuerdo por el club de París, que fue de 9.700 millones de dólares, 3.400 millones más de lo que figuraba en las planillas oficiales hace sólo un año.
El ministro se evadió, pero ante la insistencia de otros legisladores tuvo que referirse al tema. “La deuda es la que negocié con representantes de todos los países. Con ellos adelante no voy a dibujar un número”, se defendió.

“¡Entonces queremos ver el acuerdo, porque ni lo vimos!”, le pidieron al unísono. “Sí lo voy a enviar”, prometió el ministro. Ahí nomás le recordaron que tampoco supieron nunca nada sobre el convenio con Chevron para explotar Vaca Muerta.

Tampoco hubo respuesta. Y los funcionarios se fueron. Capitanich celebró el supuesto apoyo de la oposición al Gobierno, a una estrategia que no supieron explicar.


Informe: LPO

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