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martes, 17 de junio de 2014

El Modelo en default


Por Relato del Presente

Cuando Jorge Capitanich afirmó que durante el Mundial de fútbol “nadie hablará de otra cosa” -más que de fútbol- fue una expresión de deseo. Los hechos dicen todo lo contrario y basta con prestar atención a cuáles son las notas más leídas de cada diario. En el sitio de Clarín, las noticias más leídas giran en torno de Amado Boudou.

En La Nación, a pesar de haber reemplazado el ranking por una nube difícil de entender, lo más buscado es el vicepresidente, los cruces entre legisladores, la Copa del Mundo y las noticias económicas. En el caso de Perfil, las más leídas al momento de llevar a cabo esta nota son la amenaza de guerra poronguera con Uruguay, Boudou -para variar-, un boludo que tiró gas pimienta en el subte línea D y la sección Cadena Nacional de Cristina en 678.

O sea, la gente sigue eligiendo qué leer, qué ver, y eso no se lo puede tapar ni con un Mundial. Convengamos que, para desgracia del Gobierno, el fixture tampoco ayuda mucho que digamos y dos de los primeros tres partidos cayeron en fines de semana. Asimismo, tampoco dan resultado los spots de la rama Paka-Paka Palermitana de la militancia, esos que cuando empezó el kirchnerismo jugaban con plastilina y hoy nos pasan factura al recordar lo duro que fue sobrevivir aquellos años en los que llenábamos dos changuitos con 100 pesos todos los meses.

Fumarse en el entretiempo a un pibe soplando la corneta porque la democracia ya no se discute gracias a un cuadro descolgado, o a una protofeminista falopa en potencia que afirma que lo más importante para la realización de la mujer es ser madre, es cuestionable. Que los spots de los dos infradotados ideológicos cuenten con tipografía Comic Sans fluorescente -Comic Sans en un spot, hijos de puta, ¡COMIC SANS!- es demasiado y no queda otra que pensar que es una campaña en favor del bullying.

Boudou y la Justicia -nacional e internacional- hicieron el resto. Si por el Gobierno fuera, ahora mismo decretan feriado hasta octubre de 2015.  Como no pueden hacerlo -en algún momento alguien tiene que laburar para pagar la joda- intentan doblegar con discursos que provocarían una isquemia lateral en el cerebro de cualquier semiólogo que tuviera el coraje para analizarlos. Que Capitanich diga “Dime quién andas -sic- y te diré quién eres” en referencia a Scioli con Magnetto, es fuerte. La aplicación del deduccionismo personalista es injusto con cualquiera de nosotros, pero en el caso de la política es peor. Y en el kirchnerismo, mejor ni hablar.

D’Elía y el pajarico en el que reencarnó Chávez chichonean con el régimen mataputos, xenófobo y negacionista del Holocausto de Irán. El kirchnerismo ama a Chávez y banca a D’Elía. El kirchnerismo es mataputos, xenófobo y negacionista. Kirchner tenía fotos con milicos, con Menem, con Cavallo, con Manzano, con Erman González. Y no eran fotos protocolares: los abrazaba, se le caía la baba, les declaraba su amor adolescente incondicional como una quinceañera al macho alfa de quinto año.

Scioli saluda a Magnetto, Scioli está en contra del Gobierno. Pero Scioli también saluda a Cristina y fue vicepresidente de Néstor. Y Néstor y Cristina cenaban con Magnetto. Según la lógica Capitanich, todo el kirchnerismo está en contra del Gobierno, lo cual parecería cierto por las cagadas que se mandan, pero sabemos que no es así, dado que no lo hacen a propósito -a excepción de aquéllas que dejan dinero- sino de analfabestias voluntariosos y persistentes.

Desde estas páginas, más de una vez se ha intentado analizar a -léase “analizar” como eufemismo de cagarse de risa de- los kirchneristas románticos, ésos que sin contar con un contratito, ni la esperanza de uno, abrazan al modelo. Un modelo que hizo que sus hijos tengan 30 pirulos y vivan con los padres porque no les da el cuero ni para alquilar, y que los obliga a elegir si es más barato mantener a los viejos jubilados o pagarles por única vez el entierro, pero que les permitió cambiar el Clío ’99 por un Clío 2009.

Costaba analizar esa cosa de sentirse Donald Trump en Tiffany cada vez que sacaban un secarropas a cincuenta cuotas, o cómo es que defendían la política de precios si para llegar a fin de mes tenían que ir entre tres familias a abastecerse al Mercado Central. Sin embargo, fue y es entendible.

Se sintieron representados como en un espejo por un gobierno que se comportó de la misma manera, pateando las obligaciones para adelante como si la vida se acabara mañana pero, al mismo tiempo, manteniendo las ganas de soldar el culo al Poder para siempre. Un gobierno que se financió ficticiamente -a pesar de que a la Presi le guste decir que la única ficción fue la de la Convertibilidad- con la emisión de moneda, bonos y todo lo que le pudieran saquear a la caja que se encuentren: Anses, Banco Central, Obras Sociales. Redondeando: gastar como un jeque árabe, con el salario de un cagatintas de repartición municipal.

Convengamos que todos quisiéramos vivir como Cristina: arrancar el día a las 11 de la madrugada, desayunar en la cama café con leche, medialunas, carpetas de la SIDE y jugo de naranja, hacer que trabajamos mientras hablamos de la nada, mirar series hasta altas horas de la madrugada y, mágicamente, ser dueños de medio país.

Al igual que sus adeptos, el Gobierno sabe qué es lo que pasó, pero se niega a aceptar la realidad de que tarde o temprano se acaba eso de vivir el día a día bajo el mantra de que la vaca sojera siempre dará Ades. La única diferencia -más allá del notorio enriquecimiento de cualquiera que haya caminado cerca del despacho de Cristina- radica en que la joda de los talibanes de la tarjeta de crédito la tienen que pagar ellos, mientras que la partuza del Gobierno la pagamos entre todos.

Que la Corte de Estados Unidos ni siquiera amagara a tratar nuestro caso era tan previsible como la citación a indagatoria de Amado Boudou. Tan esperable resultó, que el despacho de abogados del mismo Gobierno hizo la advertencia y envió algunas recomendaciones hace más de un mes.

Ante la adversidad anunciada, Cristina reaccionó como esperábamos: con una cadena nacional a la hora de la cena. Sadismo puro. Incluso ella sabe lo denso que resulta y dejó el mensaje grabado para que nosotros lo veamos mientras ella ya estaba en pantuflas.

Cuando no hay nada para decir, la Presi sale en Cadena y tira números al voleo, saluda al patio de las Palmeras Monotributistas y se toma el palo. Cuando la cosa viene peluda, graba el mensaje, medita las palabras y mira a la cámara, a nuestros ojos.

En este caso hay que agradecer que meditara las palabras, porque si la calentura no se le bajó ni con un mensaje grabado, de haber ido en vivo en este momento estaríamos refugiándonos en el segundo cordón del conurbano para resistir la llegada de los marines norteamericanos.

Pero la mirada a los ojos, en este caso, no fue para nosotros. Consciente de que la Cadena sería vista por los interesados -o sea, los acreedores- Cristina pretendió un comunicado directo y resultó más confuso que la convocatoria de Basanta: contó la historia de la deuda externa y, mientras juraba no someterse a la extorsión de los norteamericanos, prometió que pagaría a los acreedores que entraron en la reestructuración de la deuda además de desear poder pagarles al resto, a los extorsionadores. Hechos y deseos, nuevamente, en una sola frase.

Como si la ensalada no fuera suficiente, en la crítica hacia la Justicia norteamericana, la ligó la hogareña, a la que tildó de “contreras”. Uno tiene la impresión de que si la Justicia argenta fuera realmente independiente, en el Gobierno van en cana hasta los caballos de los Granaderos, pero se ve que a la Presi no le alcanza con Oyarbide, Casanello, varios secretarios y algunos camaristas. Cristina tampoco está conforme con tener al Ministerio Público Fiscal sometido a sus caprichos, ni con haber copado de camporistas todas las fiscalías, incluso la destinada a la atención, orientación y protección de la víctima.

[N.del A: Al día siguiente de que un testigo del caso Ciccone-Boudou denunciara que se tuvo que ir del país porque nadie quería protegerlo como testigo, la Procuración de Gils Carbó encaró una "reforma" tan divina en la protección de víctimas y testigos que consistió en reventar la oficina anterior y crear una nueva, con miembros del Ministerio de Justicia y otros buenos muchachos/as, como Malena Derdoy, militante de Patria Libre - La Cámpora. Sí, si sos testigo de un caso que perjudica al Gobierno, ellos son los que te cuidan.]

Entre las curiosidades que el fallo arrojó, encontramos al presidenciable Scioli pidiendo “patriotismo” para encolumnarnos frente a las embestidas del exterior, y al presidenciable Sergio Massa, que afirma que el fallo de la Corte yanqui “no es contra el Gobierno sino contra la Argentina”, y que querer buscar culpables “es un error”. Si bien no se podía esperar menos del primer jefe de Gabinete de Cristina y superior del ministro de Economía Amado Boudou, cuesta asimilar tanto alineamiento discursivo de parte de quien viene a renovar la política de la mano de Othacehé, Redrado y Lavagna.

En lo particular, la mezcla permanente entre Estado y Gobierno me tiene los gobelinos inflados. Entiendo la confusión entre quienes creen que la manutención sin trabajar es un mandato constitucional, pero entre tipos supuestamente formados, rompe las tarlipes.

El default de Rodríguez Saá, la devaluación asimétrica del Zabeca de Banfield y el boom internacional en el precio de los commodities le permitieron al Estadista de la Mirada Distinta pasar sus primeros años levantando en pala los dólares que entraban de a toneladas, sin pagar deuda y con los costos en dólares por el piso. Esas circunstancias que el Gobierno nos presentó como el cuco facilitaron que se pudiera dar lo que ellos llamaron mayor presencia del Estado, eso de estar presentes hasta en la cotización de la lata de palmitos en la góndola del súper.

La reestructuración de la deuda encarada después, fue gestión de este Gobierno. Negarse a pagar a los que no quisieron entrar, también. Dilapidar el récord de reservas en mantener estable un dólar volátil a causa de la presión inflacionaria provocada por la maquinita de hacer billetes del vicepresidente, también es mérito exclusivo del Gobierno. Reemplazar el financiamiento externo por la emisión de deuda pública y el reemplazo de billetes por pagarés en las arcas del Central, también. Que el Gobierno que llegó a amasar 52 mil millones de dólares en reservas hoy no pueda pagar lo que le reclaman porque no tiene con qué, no es culpa de Cadorna.

Y si el fallo es contra el Estado argentino, no se le puede echar la culpa a los jueces de afuera, sino a los energúmenos que deberían administrar temporariamente los bienes del Estado como si fueran propios. El tema es que administrar como si fuera propio a veces genera confusión y el locatario se cree dueño.

Por lo pronto, no queda otra que prepararse con dignidad. A los chicos les podemos enseñar que la polenta era el plato típico de nuestros abuelos y que el arroz a diario es un homenaje a la cultura oriental. A la patrona la podemos convencer que depilarse es cosa del pasado y que las canas son el último grito de la moda en Europa, donde no las podremos llevar ni en balsa. Eso sí, al perro hay que mantenerlo bien alimentado, dado que nunca se sabe cuando hará falta que esté gordito.

Aunque la familia nos mire raro prediquemos que “afuera comen los que no tienen casa”, desmontemos el armazón de la Singer que usamos como mesita en el pasillo y rearmemos la máquina de coser. ¿Laburás 16 horas al día? Dormir es para los ricos: te sobran 8 horas para hacer de remís, si es que el auto no lo pasaste a valores.

Cualquier cosa es bienvenida, mientras se haga con la frente bien alta y con la mentalidad puesta en que hicimos todo lo que tuvimos a nuestro alcance para que esto no pase, aunque todos sepamos que no es cierto.

Martes. A secar la yerba al sol que, aunque se venga la pálida, de esta también zafaremos.

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