Por Relato del
Presente
Cuando Jorge Capitanich afirmó que durante el Mundial de
fútbol “nadie hablará de otra cosa” -más que de fútbol- fue una expresión de
deseo. Los hechos dicen todo lo contrario y basta con prestar atención a cuáles
son las notas más leídas de cada diario. En el sitio de Clarín, las noticias
más leídas giran en torno de Amado Boudou.
En La Nación, a pesar de haber
reemplazado el ranking por una nube difícil de entender, lo más buscado es el
vicepresidente, los cruces entre legisladores, la Copa del Mundo y las noticias
económicas. En el caso de Perfil, las más leídas al momento de llevar a cabo
esta nota son la amenaza de guerra poronguera con Uruguay, Boudou -para
variar-, un boludo que tiró gas pimienta en el subte línea D y la sección
Cadena Nacional de Cristina en 678.
O sea, la gente sigue eligiendo qué leer, qué ver, y eso no
se lo puede tapar ni con un Mundial. Convengamos que, para desgracia del
Gobierno, el fixture tampoco ayuda mucho que digamos y dos de los primeros tres
partidos cayeron en fines de semana. Asimismo, tampoco dan resultado los spots
de la rama Paka-Paka Palermitana de la militancia, esos que cuando empezó el
kirchnerismo jugaban con plastilina y hoy nos pasan factura al recordar lo duro
que fue sobrevivir aquellos años en los que llenábamos dos changuitos con 100
pesos todos los meses.
Fumarse en el entretiempo a un pibe soplando la corneta
porque la democracia ya no se discute gracias a un cuadro descolgado, o a una
protofeminista falopa en potencia que afirma que lo más importante para la
realización de la mujer es ser madre, es cuestionable. Que los spots de los dos
infradotados ideológicos cuenten con tipografía Comic Sans fluorescente -Comic
Sans en un spot, hijos de puta, ¡COMIC SANS!- es demasiado y no queda otra que
pensar que es una campaña en favor del bullying.
Boudou y la Justicia -nacional e internacional- hicieron el
resto. Si por el Gobierno fuera, ahora mismo decretan feriado hasta octubre de
2015. Como no pueden hacerlo -en algún
momento alguien tiene que laburar para pagar la joda- intentan doblegar con
discursos que provocarían una isquemia lateral en el cerebro de cualquier
semiólogo que tuviera el coraje para analizarlos. Que Capitanich diga “Dime
quién andas -sic- y te diré quién eres” en referencia a Scioli con Magnetto, es
fuerte. La aplicación del deduccionismo personalista es injusto con cualquiera
de nosotros, pero en el caso de la política es peor. Y en el kirchnerismo,
mejor ni hablar.
D’Elía y el pajarico en el que reencarnó Chávez chichonean
con el régimen mataputos, xenófobo y negacionista del Holocausto de Irán. El
kirchnerismo ama a Chávez y banca a D’Elía. El kirchnerismo es mataputos,
xenófobo y negacionista. Kirchner tenía fotos con milicos, con Menem, con
Cavallo, con Manzano, con Erman González. Y no eran fotos protocolares: los
abrazaba, se le caía la baba, les declaraba su amor adolescente incondicional
como una quinceañera al macho alfa de quinto año.
Scioli saluda a Magnetto, Scioli está en contra del
Gobierno. Pero Scioli también saluda a Cristina y fue vicepresidente de Néstor.
Y Néstor y Cristina cenaban con Magnetto. Según la lógica Capitanich, todo el
kirchnerismo está en contra del Gobierno, lo cual parecería cierto por las
cagadas que se mandan, pero sabemos que no es así, dado que no lo hacen a
propósito -a excepción de aquéllas que dejan dinero- sino de analfabestias
voluntariosos y persistentes.
Desde estas páginas, más de una vez se ha intentado analizar
a -léase “analizar” como eufemismo de cagarse de risa de- los kirchneristas
románticos, ésos que sin contar con un contratito, ni la esperanza de uno,
abrazan al modelo. Un modelo que hizo que sus hijos tengan 30 pirulos y vivan
con los padres porque no les da el cuero ni para alquilar, y que los obliga a
elegir si es más barato mantener a los viejos jubilados o pagarles por única
vez el entierro, pero que les permitió cambiar el Clío ’99 por un Clío 2009.
Costaba analizar esa cosa de sentirse Donald Trump en
Tiffany cada vez que sacaban un secarropas a cincuenta cuotas, o cómo es que
defendían la política de precios si para llegar a fin de mes tenían que ir
entre tres familias a abastecerse al Mercado Central. Sin embargo, fue y es
entendible.
Se sintieron representados como en un espejo por un gobierno
que se comportó de la misma manera, pateando las obligaciones para adelante
como si la vida se acabara mañana pero, al mismo tiempo, manteniendo las ganas
de soldar el culo al Poder para siempre. Un gobierno que se financió
ficticiamente -a pesar de que a la Presi le guste decir que la única ficción
fue la de la Convertibilidad- con la emisión de moneda, bonos y todo lo que le
pudieran saquear a la caja que se encuentren: Anses, Banco Central, Obras
Sociales. Redondeando: gastar como un jeque árabe, con el salario de un
cagatintas de repartición municipal.
Convengamos que todos quisiéramos vivir como Cristina:
arrancar el día a las 11 de la madrugada, desayunar en la cama café con leche,
medialunas, carpetas de la SIDE y jugo de naranja, hacer que trabajamos
mientras hablamos de la nada, mirar series hasta altas horas de la madrugada y,
mágicamente, ser dueños de medio país.
Al igual que sus adeptos, el Gobierno sabe qué es lo que
pasó, pero se niega a aceptar la realidad de que tarde o temprano se acaba eso
de vivir el día a día bajo el mantra de que la vaca sojera siempre dará Ades.
La única diferencia -más allá del notorio enriquecimiento de cualquiera que
haya caminado cerca del despacho de Cristina- radica en que la joda de los
talibanes de la tarjeta de crédito la tienen que pagar ellos, mientras que la
partuza del Gobierno la pagamos entre todos.
Que la Corte de Estados Unidos ni siquiera amagara a tratar
nuestro caso era tan previsible como la citación a indagatoria de Amado Boudou.
Tan esperable resultó, que el despacho de abogados del mismo Gobierno hizo la
advertencia y envió algunas recomendaciones hace más de un mes.
Ante la adversidad anunciada, Cristina reaccionó como
esperábamos: con una cadena nacional a la hora de la cena. Sadismo puro.
Incluso ella sabe lo denso que resulta y dejó el mensaje grabado para que
nosotros lo veamos mientras ella ya estaba en pantuflas.
Cuando no hay nada para decir, la Presi sale en Cadena y
tira números al voleo, saluda al patio de las Palmeras Monotributistas y se
toma el palo. Cuando la cosa viene peluda, graba el mensaje, medita las
palabras y mira a la cámara, a nuestros ojos.
En este caso hay que agradecer que meditara las palabras,
porque si la calentura no se le bajó ni con un mensaje grabado, de haber ido en
vivo en este momento estaríamos refugiándonos en el segundo cordón del
conurbano para resistir la llegada de los marines norteamericanos.
Pero la mirada a los ojos, en este caso, no fue para
nosotros. Consciente de que la Cadena sería vista por los interesados -o sea,
los acreedores- Cristina pretendió un comunicado directo y resultó más confuso
que la convocatoria de Basanta: contó la historia de la deuda externa y,
mientras juraba no someterse a la extorsión de los norteamericanos, prometió
que pagaría a los acreedores que entraron en la reestructuración de la deuda
además de desear poder pagarles al resto, a los extorsionadores. Hechos y
deseos, nuevamente, en una sola frase.
Como si la ensalada no fuera suficiente, en la crítica hacia
la Justicia norteamericana, la ligó la hogareña, a la que tildó de “contreras”.
Uno tiene la impresión de que si la Justicia argenta fuera realmente
independiente, en el Gobierno van en cana hasta los caballos de los Granaderos,
pero se ve que a la Presi no le alcanza con Oyarbide, Casanello, varios
secretarios y algunos camaristas. Cristina tampoco está conforme con tener al Ministerio
Público Fiscal sometido a sus caprichos, ni con haber copado de camporistas
todas las fiscalías, incluso la destinada a la atención, orientación y
protección de la víctima.
[N.del A: Al día siguiente de que un testigo del caso Ciccone-Boudou
denunciara que se tuvo que ir del país porque nadie quería protegerlo como
testigo, la Procuración de Gils Carbó encaró una "reforma" tan divina
en la protección de víctimas y testigos que consistió en reventar la oficina
anterior y crear una nueva, con miembros del Ministerio de Justicia y otros
buenos muchachos/as, como Malena Derdoy, militante de Patria Libre - La
Cámpora. Sí, si sos testigo de un caso que perjudica al Gobierno, ellos son los
que te cuidan.]
Entre las curiosidades que el fallo arrojó, encontramos al
presidenciable Scioli pidiendo “patriotismo” para encolumnarnos frente a las
embestidas del exterior, y al presidenciable Sergio Massa, que afirma que el
fallo de la Corte yanqui “no es contra el Gobierno sino contra la Argentina”, y
que querer buscar culpables “es un error”. Si bien no se podía esperar menos
del primer jefe de Gabinete de Cristina y superior del ministro de Economía
Amado Boudou, cuesta asimilar tanto alineamiento discursivo de parte de quien
viene a renovar la política de la mano de Othacehé, Redrado y Lavagna.
En lo particular, la mezcla permanente entre Estado y
Gobierno me tiene los gobelinos inflados. Entiendo la confusión entre quienes
creen que la manutención sin trabajar es un mandato constitucional, pero entre
tipos supuestamente formados, rompe las tarlipes.
El default de Rodríguez Saá, la devaluación asimétrica del
Zabeca de Banfield y el boom internacional en el precio de los commodities le
permitieron al Estadista de la Mirada Distinta pasar sus primeros años levantando
en pala los dólares que entraban de a toneladas, sin pagar deuda y con los
costos en dólares por el piso. Esas circunstancias que el Gobierno nos presentó
como el cuco facilitaron que se pudiera dar lo que ellos llamaron mayor
presencia del Estado, eso de estar presentes hasta en la cotización de la lata
de palmitos en la góndola del súper.
La reestructuración de la deuda encarada después, fue
gestión de este Gobierno. Negarse a pagar a los que no quisieron entrar,
también. Dilapidar el récord de reservas en mantener estable un dólar volátil a
causa de la presión inflacionaria provocada por la maquinita de hacer billetes
del vicepresidente, también es mérito exclusivo del Gobierno. Reemplazar el
financiamiento externo por la emisión de deuda pública y el reemplazo de
billetes por pagarés en las arcas del Central, también. Que el Gobierno que
llegó a amasar 52 mil millones de dólares en reservas hoy no pueda pagar lo que
le reclaman porque no tiene con qué, no es culpa de Cadorna.
Y si el fallo es contra el Estado argentino, no se le puede
echar la culpa a los jueces de afuera, sino a los energúmenos que deberían
administrar temporariamente los bienes del Estado como si fueran propios. El
tema es que administrar como si fuera propio a veces genera confusión y el
locatario se cree dueño.
Por lo pronto, no queda otra que prepararse con dignidad. A
los chicos les podemos enseñar que la polenta era el plato típico de nuestros
abuelos y que el arroz a diario es un homenaje a la cultura oriental. A la
patrona la podemos convencer que depilarse es cosa del pasado y que las canas
son el último grito de la moda en Europa, donde no las podremos llevar ni en
balsa. Eso sí, al perro hay que mantenerlo bien alimentado, dado que nunca se
sabe cuando hará falta que esté gordito.
Aunque la familia nos mire raro prediquemos que “afuera
comen los que no tienen casa”, desmontemos el armazón de la Singer que usamos
como mesita en el pasillo y rearmemos la máquina de coser. ¿Laburás 16 horas al
día? Dormir es para los ricos: te sobran 8 horas para hacer de remís, si es que
el auto no lo pasaste a valores.
Cualquier cosa es bienvenida, mientras se haga con la frente
bien alta y con la mentalidad puesta en que hicimos todo lo que tuvimos a
nuestro alcance para que esto no pase, aunque todos sepamos que no es cierto.
Martes. A secar la yerba al sol que, aunque se venga la
pálida, de esta también zafaremos.
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