La incorporación de
buena parte de la cúpula de La Cámpora al PJ es parte de un proceso de
“pejotización” funcional a Scioli.
Por Ignacio Fidanza |
La política es una película vertiginosa que en su
gradualismo feroz a veces impide percibir la profundidad de ciertas imágenes
que marcan un cambio de época. Tres años atrás el PJ estaba muerto -era la
vieja política menemista-, y la nueva criatura para las próximas generaciones
que proponían desde la cúpula del poder era Unidos y Organizados, el megasello
de agrupaciones del kirchnerismo duro, monopolizado por La Cámpora.
Los líderes de la agrupación de Cristina Kirchner se
fundieron con soltura en la misma estructura que demonizaron durante años. La
iconografía no podía ser más herética: Un congreso del PJ en el Parque Norte de
Armando Cavalieri, donde se aprobaron “listas únicas” a libro cerrado, en medio
de aplausos y a otra cosa. Un flashback cruel a los años dorados del menemismo.
Incluso, se podrían superponer las fotos y muchas de las
caras que protagonizaron la jornada, como el flamante presidente del PJ,
Eduardo Fellner o el eterno Juan Carlos Mazzón, se repetirían. Nada para
avergonzarse, es lo que en países más generosos se llama continuidad
institucional o tradición política.
Pero fue notable ver a destacados camporistas como Eduardo
“Wado” de Pedro y José Ottavis, forcejeando lindo para aparecer frente a las
cámaras junto a ese jujeño de modales mansos, exponente del más rancio
pejotismo.
Pero cuidado, lejos de hablar mal de los camporistas este
giro es acaso un signo de madurez política. La decisión que subyace es obvia: olvidar
los años revolucionarios, cuando tenían el monopolio del sello de calidad de
pureza kirchnerista, para mestizarse en el peronismo y conseguir así, pasaporte
de futuro.
Por eso, no es casual que la Casa Rosada haya elegido para
protagonizar la jornada a De Pedro y Ottavis, dos de los camporistas más
racionales y menos prejuiciosos; mientras el más revulsivo Andrés “El Cuervo”
Larroque, quedó claramente relegado.
Porqué ganó Scioli
La foto puede llamar a engaño. El gobernador estaba sentado
junto a los otros “presidenciales”, en una poco rutilante segunda fila y ni
siquiera tuvo la oportunidad de hablar, como si hizo con mucha solvencia el
salteño Juan Manuel Urtubey, que aprovechó que lo eligieron para presentar una
moción y pícaro se despachó con un fuerte discurso político.
Scioli no tuvo protagonismo, pero acaso fue el gran
beneficiado de las definiciones de fondo que se tomaron en Parque Norte. La
primera fue blanquear a todos los candidatos a Presidente del oficialismo. Es
decir, están todos adentro del PJ, que como en cada cambio de ciclo, vuelve a
ser la casa que vuelve a cobijarlos, una vez que se terminan las fantasías de
crear un nuevo movimiento “superador”. De hecho, desde la recuperación
democrática, el peronismo es eso que sucede entre movimientos
"superadores".
Es decir, la candidatura del oficialismo se va a definir en
una primaria en la que competirán algunos de los siete “presidenciables” que
hoy se sentaron juntitos para la foto. Es obvio que no todos llegarán al final
del camino –de hecho hoy mismo se bajó Capitanich y por eso fue premiado con
una vicepresidencia ejecutiva-.
Y ese escenario, si se miran las encuestas, es el mejor
escenario posible para Scioli.
En esta columna ya habíamos anticipado que en el Gobierno se
discutía si era conveniente armar una primaria para que Scioli se dé el gusto
de destrozar a los candidatos del kirchnerismo “puro”. Bueno, todo indica que
esta discusión se saldó por el lado más inesperado: Ya no hay kirchneristas
“puros”, al menos en la Rosada.
La nueva raza son los camporistas en tránsito acelerado a la
peronización y en consecuencia, el candidato más adecuado es el que está en
mejores condiciones de garantizar el triunfo electoral. Es decir, la
permanencia en el poder, aunque en la nueva etapa signifique pasar del centro a
la periferia. Nada nuevo, se sabe que para los peronistas el único pecado
imperdonable es el llano.
“Vamos a una primaria de todos nuestros candidatos”, le dijo
a LPO un hombre de diálogo frecuente
con Cristina Kirchner.
“¿Pero eso no es funcional a Scioli?”, preguntó este
cronista.
“Puede ser, pero si Scioli gana la primaria va a salir
fortalecido y eso significa que el Frente para la Victoria va a tener un
candidato más robusto. Y después de todo, Scioli está con nosotros desde el
primer momento”, concluyó.
El diálogo ocurrió a principios de la semana. En Parque
Norte lo que se vivió fue la consagración de esa decisión, que obviamente tiene
que ser una decisión de Cristina. Acaso, así como con la crisis del dólar llegó
la hora de la ortodoxia económica, con la inevitable pérdida de poder del final
de ciclo, haya llegado la hora del regreso a la ortodoxia peronista.
0 comments :
Publicar un comentario