Por Gabriel Profiti |
Un entramado político y económico con puntos cardinales en
Roma, París y Washington dominará la transición argentina hasta el cambio de
gobierno en 2015, por la influencia del Papa Francisco, la suerte en el pleito
con los fondos buitre y la posibilidad de sellar un acuerdo rápido con el Club
de París.
El affaire por la carta que el obispo de Roma envió a
Cristina Kirchner para saludar en las fiestas nacionales terminó por demostrar
la influencia que tiene el ex arzobispo de Buenos Aires sobre la sociedad
argentina, incluido dirigentes y prensa.
Un Papa que con su sola opinión logra que no se desaloje un predio
tomado en Villa Lugano, desacelera una reforma integral del Codigo Civil -a
costa del sesgo kirchnerista- o que puede bendecir a un eventual candidato con
solo una foto.
El conflicto comenzó a resolverse cuando a la medianoche del
jueves al viernes el nuncio apostólico Emil Tscherrig llamó desesperado al
secretario de Culto, Guillermo Oliveri, para confirmarle que la carta
transmitida era auténtica.
El sistema de transcripción por cable diplomático habría
provocado los errores de tipeo visibles en la misiva. Luego, el propio
pontífice habló con el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo
Cafiero.
Oliveri hace once años que está en al Secretaría de Culto
desde que lo designó Néstor Kirchner en 2003 y conoce el procedimiento. La
epístola fue llevada en sobre cerrado a la Cancillería -junto con otra en la
que pedía que le fuera entregada a la Presidenta- por uno de los conocidos
colaboradores del nuncio y la entregó en su despacho del noveno piso.
El secretario de Culto ya había hablado con Marcela
Emperador, secretaria de Tscherrig, quien le había ratificado la autenticidad,
pero los dichos del secretario de Protocolo del Papa, Guillermo Karcher, aún
retumbaban fuerte en el Gobierno.
El minué no tiene una explicación clara pero dejó a Karcher
bajo la lupa. En el Gobierno consideran probable que, cuando baje la espuma,
sea desplazado. Sucede que el secretario de protocolo alteró la cordialidad en
la que Francisco quiere imprimir a la relación con la Presidenta hasta el final
de su mandato.
En ese intento de armonizar vínculos, Cristina asiste por
primera vez a un Tedéum en la Catedral Metropolitana como presidenta. La última
vez lo había hecho en 2006 como primera dama de Néstor Kirchner, quien decidió
mudar el tradicional acto para no volver a escuchar el sermón de Bergoglio.
El turno de Massa
El pontífice no quiere ser un escollo más en la compleja
coyuntura presidencial. Ese fue uno de los motivos por los cuales -dijo- no
recibió hasta ahora a Sergio Massa, principal opción opositora para 2015.
El ex cardenal primado tienen viejas cuitas con Massa de
cuando era jefe de Gabinete y habría operado en su contra bajo la influencia de
un hombre de su entorno, el desarrollador inmobiliario Jorge O Reilly, dueño de
la mayor constructora de countries de Tigre y miembro del Opus Dei.
Sin embargo, fuentes massistas de primer nivel aseguraron a
este columnista que las diferencias se zanjaron en una charla telefónica y
quedaron en que se verán en noviembre próximo.
El hombre de Tigre estuvo dos veces a punto de visitar a
Francisco, pero ambas fueron canceladas: la primera, luego de ganar las
elecciones, y la última cuando viajó a España y esperaba dar el salto a Roma
para la entrevista papal.
La Ciudad Luz
La recesión cala cada vez más hondo en la actividad
económica y el panorama asoma complejo para la Argentina el año próximo por la
acumulación de vencimientos de deuda y la imposibilidad de seguir haciendo
frente con reservas del Banco Central.
Sin embargo, en el Ministerio de Economía trasuntan una
confianza que no se ve en otros despachos. La gran apuesta para impulsar el
mecano económico pasa por avanzar en un entendimiento con el Club de París, que
permita destrabar el acceso del país al crédito internacional y la llegada de
inversiones.
El miércoles próximo el ministro Axel Kicillof tendrá
reuniones con autoridades del club de países acreedores. Su objetivo es sellar
un "acuerdo marco". Las negociaciones están "encaminadas" y
la participación o no del FMI del acuerdo "no es un obstáculo",
dijeron fuentes con llegada al titular de Hacienda.
Paralelamente corren los plazos para que se resuelva el
juicio de los fondos buitres contra la Argentina, sustanciado en tribunales
estadounidenses.
Ese tribunal debería resolver el 12 de junio si acepta tomar
el pleito. Hay tres opciones: que lo tome, que le pida opinión al Procurador
General o que lo rechace.
En caso de no aceptarlo, la Argentina debería pagarles a los
fondos buitre NML, Aurelius y otros todo lo que reclaman; negociar con ellos o
declararse nuevamente en default.
Hay una cuestión de tiempos que es central. Si un eventual
fallo contrario a la Argentina queda firme antes de diciembre, existe una
cláusula denominada RUFO -Rights Upon Future Offers- que obligaría a pagar la
totalidad de la deuda al 93% de bonistas que aceptó grandes descuentos en los
canjes de 2005 y 2010.
Los abogados del estudio de abogados Cleary Gottlieb Steen
& Hamilton LLP buscan que pase esa fecha clave, pero habrían recomendado
que en caso contrario se declare un nuevo default para volver a negociar con
los acreedores por fuera del alcance de los tribunales estadounidenses.
En ese contexto, el peor escenario sería que la Argentina no
pague directamente el próximo vencimiento de deuda, del 30 de junio, aunque hay
todo un entramado de recursos para evitarlo.
Si la Corte acepta el caso, el proceso comenzará con el
próximo año judicial, que arranca en octubre y el fallo saldría en junio, por
lo que si es desfavorable habría que desembolsar o negociar con los buitre pero
sin el riesgo de que todo lo reestructurado caiga en saco roto.
© NA
Contacto:
@gabrielprofiti
0 comments :
Publicar un comentario