Carmen Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, falleció este sábado. |
Nacionales - La
jueza de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, falleció este sábado
luego de varios días de permanecer internada en terapia intensiva.
Fuentes del máximo tribunal confirmaron a NA que el deceso se produjo a las 14:05
en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento, en el barrio porteño de
Recoleta, por un paro cardiorrespiratorio.
En ese centro de salud se encontraban este sábado junto a
familiares de Argibay, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzeti, y el juez
Carlos Maqueda.
Argibay, de 74 años, se encontraba internada desde hacía
varios días como consecuencia de nuevas complicaciones en su estado de salud
por un enfisema pulmonar, a lo que luego se sumaron problemas renales.
Jurista de prestigio
La jueza ya había tenido varias internaciones en los últimos
años y, a comienzos de 2009, había sufrido un infarto de miocardio y se le
había implantado una prótesis llamada stent, lo que la obligó a estar ausente
en el Tribunal por varias semanas y a disminuir el consumo de tabaco.
Tras pasar poco menos de un año detenida por el gobierno de
facto que derrocó a María Estela Martínez de Perón, Argibay ejerció la
profesión en el ámbito privado hasta el regreso de la democracia.
En 1984 fue nombrada jueza, cargo que ejerció hasta 2002. En
diciembre de 2003, fue propuesta por el entonces presidente Néstor Kirchner
para integrar la nueva Corte Suprema de Justicia. Siete meses después, el
Senado aprobó su designación, con lo que se convirtió en la primera mujer en
integrar el más alto tribunal en democracia.
Ante el rechazo parcial que provocara su nominación, Argibay
contestó: “Decir de frente lo que uno es o piensa revela honestidad, que es el
primer paso para la ecuanimidad. Mis creencias (o su falta) no deben interferir
en las decisiones judiciales que tome”.
Previo a integrar la Corte Suprema, la magistrada trabajó en
la Corte Penal de la Haya, en el Tribunal para la exYugoslavia y en el Tribunal
Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la
Esclavitud Sexual, que condenó en 2000 a Japón por los crímenes cometidos
durante la Segunda Guerra Mundial. Además, fundó la Asociación Internacional de
Mujeres Jueces.
Autodefinida como atea, la magistrada se pronunció en varias
oportunidades a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo -un
respaldo a la despenalización del aborto- y por ello recibió críticas de la
Iglesia católica.
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