[Cuando tu desgracia infantil se vuelve en contra
tuyo]
Por Martín Risso Patrón |
Según las psicólogas peritas en el Juicio
Bouvier-Moumni, el encausado Daniel Vilte en su«...esfera
sexual tiene rasgos perversos. Hay un descontrol impulsivo importante. Las
pulsiones sexuales no tienen control. Ve al otro como objeto. Tiene conductas
autodestructivas”.»
[Transcripción de la información pública del
periódico salteño Cuarto Poder, entrecomillado en la
fuente].
«Cristo era un antisocial»
[Tajante respuesta de un Juez del Tribunal a una de
las peritas psicólogas cuando ésta definió el término “antisocial” como que “es
no comportarse con los parámetros esperados por una sociedad determinada “].
La nobleza de la Psicología
Como ciencia de lo humano, la Psicología tiene su
rango de nobleza, y de la buena; nos enseña cómo somos en aquello que no se ve
de nosotros, informándonos también de que somos capaces de amar, percibir y
darle sentido a una caricia, y a plantearnos cómo somossegún la
consciencia que tengamos de nosotros mismos. Nos muestra estructuras de lo
posible en relación con el entorno. Intenta explicar y señalar modos de aliviar
estados de sufrimiento que son indescifrables para la medicina general,
acostumbrada a ver, analizar y tratar con fenómenos concretos como huesos
rotos, secreciones insuficientes o excesivas, sangre y dolor físico, etcétera.
Tiene diversos métodos, la Psicología, para
encontrar su objeto, su fenómeno [si es que así puede llamarse al elusivo
interior de la psiquis de las personas]. El psicoanálisis en su tarea de acceso
a la psiquis, tanto como en su faz de explicador de una teoría que sustenta la
existencia de la misma y como estructura teórica, ha nutrido a la
ciencia de la Psicología de innúmeros vocablos extraídos de la realidad
dialogal, revirtiendo su sentido coloquial en términos con valor clínico.
Así, perverso, narcisista, antisocial,agresivo, invasivo, manipulación,
se vacían de sentido para el que han nacido en el desarrollo de la Lengua
coloquial, para convertirse en marcadores de algunas patologías o signos
precursores de tendencias o estados de la personalidad. Y ahí aparece un
conflicto.
El acto pericial psicológico y el informe testimonial
pericial
Según mi modesto entender, un psicólogo que actúa
legalmente como perito, en todas sus pericias, actúa bajo la legítima coacción
de un tribunal hacia el profesional, como sobre un sujeto puesto en situación
judicial. La acción tiene fines diagnósticos. Dotar a la Justicia, de todos los
argumentos posibles de orden psicológico, para que los jueces tengan la mayor
cantidad y calidad de argumentos para emitir su sentencia. Por supuesto que el
dictamen psicológico no es vinculante, constituyendo un informe
pericial. Los medios que tienen los psicólogos para hacer conocer ese
dictamen profesional son: En primer lugar un escrito fehaciente y detallado de
sus conclusiones, y en casos penales que se realicen mediante juicio oral, responder in
voce a las preguntas del Tribunal todas las preguntas que
consideren oportuno realizar las partes, la fiscalía y el mismo tribunal. Y
aquí es donde se manifiesta una situación difícil de definir fuera del contexto
de un conflicto ético: Hasta dónde la Justicia puede relevar al psicólogo de su
secreto profesional, toda vez que el acto del interrogatorio incluye a partes
interesadas en un sentido o en otro [fiscalía, querella y defensa], y lo que es
grave, a personas comunes con o sin vinculación con la causa que se tramita.
Imagino que la Sala se ha convertido en un ambiente intensamente subjetivizado
[fuera del Estrado donde están los jueces, se entiende], debido a que juegan
intereses de valencias totalmente opuestas en el resto de la Sala. Y aquí se
desencadena lo grave.
La Psicología y su laberinto
De entrada nomás, el profesional de la Psicología,
tiene algo que el resto de los mortales no tiene, que es la llave de acceso al
interior de uno; las vastamente conocidas metodologías emergentes del psicoanálisis
permiten explorar el subconsciente mediante la conversación, en la cual el
explorador se limita sólo a aportar a la comunicación con el explorado algunos
conectores lógicos, pero no argumentaciones, ni otros aditivos gestuales o
lingüísticos que amenizan la conversación. Poseedor de la llave y
de los criterios para interpretar, el explorador puede convertirse en terapeuta,
campo científico [la terapia] compartido en parte entre psicólogos y médicos
psiquiatras.
Éticamente le está vedado a
cualquier persona que puede acceder a la psiquis de las personas [recordemos
que hay psicoanalistas no profesionales del área, y a veces de ninguna, que los
hay], dos cosas: 1] Acceder a la psiquis, precisamente, sin consentimiento del
sujeto, y 2] Difundir todo lo atinente a sus hallazgos, en caso de haber sido
autorizado por el sujeto explorado con fines diagnósticos y o terapéuticos.Eso,
bajo la excepción de un Juez que determine lo contrario para ambas
circunstancias, aún mediando la negativa de la persona analizada.
En el caso del juicio que se está realizando en
Salta con motivo de la muerte de dos turistas francesas, dos peritas psicólogas
de la Justicia local fueron requeridas para que brinden su testimonio pericial
acerca de sus hallazgos diagnósticos.
Aquí me permito señalar algo que pueda ser de
interés para todos los interesados en el juicio: Las peritas informaron in
voce sus estudios del caso de Vilte, Vera y Lasi. Utilizaron para
ello, mediante el rico bagaje de terminología científica psicológica, palabras
que en el uso cotidiano tienen una fuerte carga connotativa: perverso, narcisista, antisocial, agresivo,invasivo,
entre otras, y frases contextuales como “la familia no dejó satisfechas sus
necesidades emocionales” [sic en mi fuente], para argumentar acerca de que
Vilte, era sujeto de una “cadena de abandonos”, lo que lo convertiría en
“agresivo e invasivo del otro” que busca “la satisfacción propia y
esto le permite transgredir las normas” puesto que “imperan sus deseos y
sus impulsos”, y el agravante hecho, desde el punto de vista legal, de que
“su hostilidad está dirigida hacia la figura femenina” esto, dentro de
un etcétera amplio y no menos significativo. Y en lo que a perversidad y perversión se
refiere, sucede que entre esos términos hay una distancia considerable, no
necesariamente percibida por un público no poseedor del código lingüístico
psicológico, las psicólogas dijeron que Vilte en la “esfera sexual
tiene rasgos perversos...”.Perversidad en lenguaje coloquial
remite a saña, malignidad, odio... Perversión, en sentido
psicológico es “la desviación de de las tendencias normales” [Merani,
Alberto L. Diccionario de Psicología y Psiquiatría Infantil, Ed. Grijalbo], por
lo tanto, para la Sala, Vilte sería un malo y un desviado sexual.
Humildemente me pregunto: Si esas expresiones
profesionales tienen sentido en el reducido contexto de la terminología
científica, sin otra connotación que la de utilizar el término en ese ámbito y
no en otro, descriptivamente... En el ámbito de una magna sala en la que se
decidirá sobre el futuro de la libertad de una persona que, por lo menos, hasta
este momento es inocente para la Ley... ¿No suena a
condenatoria cada una de las palabras utilizadas por las profesionales? Recordemos
que hay escucha de esas expresiones, estrictamente direccionadas
a condenar a Vilte. Sobre todo aquello detransgredir normas, que por
eso, precisamente se lo está juzgando, por supuestamente transgredir normas
penales.
En cuanto a Santos Vera, la cosa es también muy
controversial, según mi punto de vista. Afirmaron de él, en su diagnóstico
otras dos profesionales peritas de la Psicología, al referirse a que Vera es
domador de caballos y que esto sugiere una característica del impulso sexual: “Esto
denota la imposibilidad de discriminar entre lo animal y lo humano”. ¿Cómo
se entiende esto en una Sala altamente subjetivizada y con participantes
direccionados a la condena del mencionado?
Decir en público por ejemplo, que Vera, por ser
domador de caballos es un exhibicionista, que “tiene fantasías y tiene una
representación de la sexualidad femenina desvalorizada” que “hay
tendencias sádicas”... ¿no es exceder el límite de lo ético en cuanto se
utiliza terminología por lo menos ambigua entre lo científico y lo
coloquial?Decirlo en una sala donde hay público lego y no necesariamente
científico, además de comprometido emocionalmente en una u otra
dirección de las dos posibles: Culpable o inocente. Todo un laberinto
oscuro e inmanejable,el de la psicología forense.
Es de esperar que prime el criterio del juez que
dijo: Entonces... “Cristo era un antisocial”, ante la
endeble respuesta de una de las peritas psicólogas de qué era ser antisocial.
Digo, un posible camino de claridad en el uso del lenguaje científico utilizado
en un juicio penal, con escuchas no científicos, también legos y otros,
letrados, con intereses condenatorios para los encartados.
Edición
impresa: Semanario "Nueva Propuesta", Salta
Digital: www.agensur.info
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