martes, 1 de abril de 2014

Hay que pasar el invierno

Por Julio César Negro
En junio de 1959, hace unos... casi 55 años, el ministro de economía, Álvaro Alsogaray (El capitán ingeniero) pasaba a la historia con su célebre frase: “Hay que pasar el invierno” con la que pronosticaba lo duro que iba a ser para la población superar esa etapa de “ajuste” de la economía.

Pasando los años, aquella frase se convirtió en una anécdota jocosa y, se recordó cada vez que alguien planteaba algún ajuste duro que significara inflación, retracción del consumo, aumento de los impuestos, tarifas, etc.

Hoy recuerdo aquella frase porque escuché que, a causa de algún desfase en alguna cuenta fiscal (no creo que se deba a una decisión política demasiado planificada) el gobierno nacional ha decidido recortar los subsidios a algunos servicios. Esto implicará que los usuarios deberán abonar una parte del consumo que tenían de dicho servicio que, hasta ahora, era pagado por el estado.

Lo interesante es que uno de los servicios que pierde el subsidio es el gas, y la pérdida de este subsidio que repercutirá en el bolsillo en la misma forma que una tarifa, viene acompañado de toda una explicación de que se busca “racionalizar” el consumo y quienes reduzcan su nivel de consumo serán “premiados” con reducciones importantes en sus pagos. Por si alguien no se dio cuenta hace una semana comenzamos el otoño y es cuando las temperaturas comienzan a descender avanzando hacia el invierno que es cuando realmente hace frío. ¿Esta gente pretende que bajemos el consumo de gas justo en el invierno? Podría llegar a entender que haya una variación de tarifas, no me caería bien pero quizás lo entendería; puedo entender que, por imprevisiones, haya que tapar agujeros presupuestarios, puedo entender o tratar de entender miles de cosas con las que convivo diariamente que me afectan y que no me gustan pero, ¿porque tengo que soportar que me traten como a un subnormal que no sabe ni donde está parado?

Sarmiento decía que “hay que educar al soberano” y, de hecho, muchos argentinos hemos recibido un nivel de educación razonable (no el ideal) que nos permite discernir a la hora de opinar políticamente, de opinar sobre la cosa pública y, sobre todo, de opinar sobre cómo nos afecta dicha cosa pública; ¿es que acaso, a fuerza de “tragar amargo y escupir dulce” y de mirar para otro lado hemos perdido la capacidad de darnos cuenta cuando nos están tomando el pelo?

Señores, comencemos a cortar leña porque este invierno no hay que prender ni una hornalla.

 Mientras no reaccionemos a algo (no espasmódica y superficialmente sino con definiciones de fondo y de largo plazo) tendremos que soportar un Estado que ni siquiera se toma el trabajo de ponernos la zanahoria como a un burro, últimamente seguimos el piolín y, como decía el capitán ingeniero: “HAY QUE PASAR EL INVIERNO”.

© Agensur.info

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