Por Javier Luifa
Fue Manuel Santiago Godoy el que puso (queriendo o sin
querer) algo de racionalidad al esquema político provincial: “Esto es adelantar
todos los tiempos. Acá hay que trabajar en gestionar hasta abril del año que
viene”.
Y agregó: “La mejor encuesta se dio en noviembre donde
tuvimos una derrota importante en la capital que nos dejó en cuarto lugar y en
varios municipios perdimos concejales. Si a mí me muestran una encuesta mejor
que esa, avísenme”. El titular de la Cámara de Diputados hizo referencia, así,
al lanzamiento (oficial, prácticamente) de la candidatura a gobernador por
parte del actual intendente Miguel Isa, con quien mantiene un enfrentamiento
que camina para el lado de una leve cordialidad.
Es que Isa, cuyas aspiraciones ya todos sabían o imaginaban
por el desgaste de una docena de años frente al municipio, ya había adelantado
que no iba al Senado (“no soy tan viejito”, afirmó en su típica ironía) ni a
Diputados (ayudó a colocar allí a su hija, Evita). Su destino, era sabido, no
iba a ser el ostracismo. No había otro que el de la Gobernación.
Pero esto es hablar con el diario del lunes.
El tema ahora es imaginar qué puede pasar cuando llegue el
momento de dilucidar las candidaturas del justicialismo. Hasta ahora, que se
sepa, Juan Manuel Urtubey insistió en que irá por un tercer mandato que la
Constitución Provincial le permitiría (ya han salido ‘constitucionalistas’
afines a explicar por qué le está abierta la posibilidad de una nueva gestión).
Pero el actual joven gobernador también ha dicho que se inscribirá en la
carrera presidencial.
En esta misma columna (“Kosiner:
la llave federal de Urtubey” – 20/02/14) se hizo alusión a lo que
imaginaba la maquinaria política de Urtubey: candidato a gobernador en tercer
mandato y si gana, presentarse en las PASO presidenciales que son posteriores a
las provinciales. Es decir, la primera postulación sería testimonial y como
plataforma para la segunda. Pero se le armaría un bochinche legal con los
aspectos que tienen que ver con el régimen de acefalía, contemplado en el
artículo 146 de la Constitución Provincial, un tema del que este cronista se
extenderá en una próxima columna.
Más allá de esta alquimia, lo cierto es que Isa y Urtubey ya
han lanzado sus postulaciones a la Gobernación. Juan Carlos Romero ya anunció
que disputará el sillón de Grand Bourg. No lo hizo en un acto ni en una
ceremonia especial con ese boato al que es tan afín el senador. Solamente a
través de un comunicado que circuló por los correos de varios medios y
periodistas.
"Para que no queden dudas: seré candidato a Gobernador
de la Provincia de Salta en el año 2015”, lanzó Romero y no pudo evitar
tentarse con la frase de Perón en su regreso a la Argentina: “Vengo descarnado…”.
Lejos de la figura del fundador del justicialismo y más cerca del estilo
liberal de Mauricio Macri, el exgobernador utilizó las mismas palabras del
viejo líder: “Vengo descarnado… en ambiciones políticas o personales solo
procuro devolver a todos los salteños los grandes logros y sueños que se
perdieron”.
Así las cosas, el problema que los peronistas han elaborado
para que lo resuelva el resto de la sociedad con sus votos, está a la vista.
Los tres son del peronismo. Dos representarán al PJ (Isa y Urtubey) y Romero se
acercó a otro peronista disidente (ex UCD) como Sergio Massa y su Frente
Renovador.
Ni hablar de la vereda del frente, o mejor, del salame del sándwich.
Los partidos opositores ya han encendido sus luces de alarma. Es que, de un lado
y del otros del esquema peronista han comenzado las tareas de cooptación de
figuras de los otros sectores políticos como ya hicieron antes, principalmente
con el radicalismo y luego con todo el aparato institucional del PRS. Este 2014
será de cavar trincheras para eludir los cantos de sirena del peronismo (de
cualquier factura) o caer en las fauces del más puro entreguismo.
Pero estos lanzamientos, por apresurados, no son bien vistos
por la gente que se enfrenta a duros problemas económicos; que ve crecer la
inseguridad sin que haya soluciones judiciales concretas y, sobre todo, rápidas;
que padece, como el resto del país, de situaciones institucionales inestables y
donde los hechos de corrupción (tanto nacionales como provinciales), son la visión
de cada día, y hasta la extensión de las manchas de violencia en el deporte,
por no hablar del narcotráfico y la indecencia de las patotas barriales, son la
cotidianeidad de los salteños que luchan por juntar las monedas para pagar los
pésimos servicios que (no) se prestan a lo largo y ancho del territorio
provincial.
A la singular e ilógica carrera electoral de 2013 (cuatro
procesos electorales en aras de la tecnología) se le suman, ahora, las desmesuras
de estos lanzamientos que algunos consideraron “prematuros” y otros, lisa y
llanamente, calificaron como “abortos”.
Por eso quizás lo de Godoy, aunque parezca una rareza, suene
más equilibrado, aunque después el diputado vuelque la carrocería apoyando las
ambiciones de los otros. “Esto es
adelantar todos los tiempos. Acá hay que trabajar en gestionar hasta abril del
año que viene”, repitió Godoy, en medio de los remezones que dejaron las huelgas
y manifestaciones docentes; los paros de la administración pública, todos subestimados
por el periodismo militante pago del urtubeycismo, mientras las escuelas se caen
a pedazos, los ciudadanos se quedan sin agua y la ciudad no resiste un bache
más.
Quizás estos tres, responsables de todo lo que ha venido
sucediendo en la provincia en los últimos 20 años, hayan tomado como ciertas
aquellas viejas frases de los abuelos: “Al que madruga, Dios lo ayuda”.
Sin embargo, hay otra realidad más vieja aún que la de los
abuelos: “No por mucho madrugar amanece más temprano…”.
Raro que los peronistas no la hayan aprendido tras la paliza
de 2013.
© Agensur.info
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