Especial - Francisco
cumple este jueves, 13 de marzo, un año de su elección como máximo
representante de la Iglesia católica. En este tiempo, Jorge Mario Bergoglio ha
impregnado de un aire nuevo a la imagen de la institución, en la que se han
iniciado algunas reformas y se ha hecho popular por sus gestos de cercanía.
Francisco celebra su primer aniversario en la silla de San
Pedro realizando ejercicios espirituales en Ariccia (Roma), un retiro que
comenzó el pasado domingo y que concluirá este viernes. Con él, el Papa se
preparará para la próxima Semana Santa, en la que participará en numerosas
celebraciones.
Mientras Francisco reflexiona apartado de su habitual agenda
vaticana, la página web de la Santa Sede (‘www.vatican.va’) ha publicado un
sencillo despliegue para felicitarle por su pontificado. Sobre una fotografía
del Papa pueden leerse las palabras que éste pronunció durante el ángelus del
pasado 16 de febrero (“¿Queremos ser santos? ¿Sí o no?”).
Aunque fiel al Evangelio, el primer Papa americano ha
continuado con su estilo cercano a los fieles durante estos doce meses, en los
que se ha interesado por solventar problemas de gestión en la Santa Sede, como
los relacionados con el banco vaticano y el papel de la Iglesia ante los abusos
a menores (asunto muy cuestionado por la ONU). Muchos aguardan su apuesta por
ver resultados en la transparencia que ha pedido para ambos asuntos.
Asimismo, el papa argentino, que también es jesuita, ha
lanzado numerosos mensajes pidiendo humildad a los obispos católicos, a quienes
ha recomendado que desprendan “olor a oveja” y no consideren su ascenso en la
jerarquía eclesial como un cargo honorífico, sino, más bien, como servicio.
Los gestos del Papa
Otra de las cuestiones en las que ha ahondado el pontífice
ha sido en las denominadas “periferias existenciales”, protagonizando varios
gestos hacia los pobres y desfavorecidos, besando los pies a los presos,
acariciando a personas con el rostro desfigurado y, siempre, rompiendo moldes
en sus actos públicos y en sus gestos cotidianos. Tanto es así que numerosas
personas han recibido una llamada telefónica directa del papa o una carta
escrita por su puño y letra. También ha improvisado visitas a centros y
residencias de personas vulnerables, lejos del protocolo vaticano.
Pero Francisco también se muestra directo cuando tiene que
alzar la voz, como hizo ante la tragedia de la inmigración que vive la isla
italiana de Lampedusa, a la que calificó de “vergüenza”; protestando con
energía ante conflictos bélicos y actos de violencia; e interesándose por colectivos
muchas veces apartados de las primeras planas de los periódicos, como son las
víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral.
También ha defendido la vida de principio a fin.
Quienes le conocen de primera mano, como el secretario
general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo (que fue portavoz en
español del Vaticano tras la renuncia de Benedicto XVI), valoran el efecto que
los gestos de Bergoglio provoca sobre la opinión pública.
De hecho, Gil Tamayo dijo en una entrevista que concedió a
Servimedia que está convencido de que "los gestos del Papa son más
elocuentes que las encíclicas". Esa popularidad le ha llevado también a
ser considerado “hombre del año” por la revista ‘Time’, a sumar varios millones
de seguidores en sus perfiles de Twitter y que su nombre se baraje como una
opción al Nobel de la Paz.
Pero Francisco también escribe y sienta cátedra. Publicó una
encíclica redactada al ‘alimón’ con Benedicto XVI (‘Lumen fidei’, ‘La luz de la
fe’) y rubricó una exhortación apostólica para transmitir a los católicos ‘La
alegría del Evangelio’ (‘Evangelium gaudium’), invitando a los creyentes a
mostrarse alegres de vivir la fe de Cristo.
El reto de la
evangelización
Precisamente, llevar el Evangelio a todos seres humanos de
cualquier condición y origen es su prioridad. Así se lo dijo a los obispos
españoles durante su reciente encuentro en el marco de la visita ‘ad límina’ en
la que han participado hace unos días.
El Papa Francisco les recordó que "nadie puede quedar
excluido" de la evangelización. "No ahorréis esfuerzos para abrir
nuevos caminos al Evangelio, que lleguen al corazón de todos", les dijo.
Asimismo, les emplazó a seguir adelante "con
esperanza", insistiendo en llegar a quienes se apartaron de las
parroquias. "Pónganse al frente de la renovación espiritual y misionera de
vuestras Iglesias particulares, como hermanos y pastores de vuestros fieles, y
también de los que no lo son, o lo han olvidado. Para ello, les será de gran
ayuda la colaboración franca y fraterna en el seno de la Conferencia Episcopal,
así como el apoyo recíproco y solícito en la búsqueda de las formas más
adecuadas de actuar", concluyó.
Un Papa argentino
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de
diciembre de 1936. Estudió química y después inició su carrera como sacerdote,
vinculando su vocación a la Compañía de Jesús. También se licenció Filosofía y
fue profesor de Literatura en Buenos Aires.
De 1967 a 1970 estudió Teología en la Facultad de Teología
del Colegio ‘San José’, en San Miguel. Entre tanto, el 13 de diciembre de 1969,
fue ordenado sacerdote.También visitó España, pues estuvo en Alcalá de Henares
a principios de los 70, para luego regresar a su país y dedicarse a la
formación de novicios. En 1973 fue elegido provincial de Argentina, cargo que
ejerció durante seis años.
Entre 1980 y 1986, fue rector del Colegio Massimo y de la
Facultad de Filosofía y Teología de la misma casa y párroco de la parroquia del
Patriarca San José, en la diócesis de San Miguel.
Para terminar su tesis doctoral viajó a Alemania en 1986.
Seis años después, el 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo
titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1998, tras la
muerte del cardenal Quarrancino, se ocupó del arzobispado de Buenos Aires. Tras
la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido papa el 13 de marzo de 2013.
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