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jueves, 13 de febrero de 2014

The Economist y la Argentina

La tapa de The Economist con una extensa nota sobre
la economía argentina y los argentinos.
Especiales - “Hace un siglo, cuando Harrods decidió crear su primer emporio en el extranjero, eligió Buenos Aires. En 1914 Argentina era el país del futuro. Su economía había crecido más rápido que la estadounidense en las cuatro décadas anteriores. Su PIB per cápita era mayor que el de Alemania, de Francia o Italia. Se jactó de ser una tierra maravillosamente fértil, con un clima soleado, una nueva democracia, una población educada y con el baile más erótico del mundo. Inmigrantes bailaban tango en todas partes. Para el joven y ambicioso, la elección entre Argentina y California era muy difícil”.

Así comienza el extenso artículo que dedica la revista The Economist al país bajo el título “La parábola de Argentina” (The parable of Argentina), con la foto de espaldas del astro del fútbol mundial, Lionel Messi, ilustrando la nota.

“Todavía hay muchas cosas para amar de Argentina”, continúa el artículo y afirma que “los argentinos siguen siendo quizás las personas más bellas del planeta. Pero el país es un desastre. Harrods cerró en 1998. Argentina está una vez más en el centro de una crisis de los mercados emergentes. Esto puede ser atribuido a la incompetencia de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, pero ella no es más que la última de una sucesión de populistas económicamente analfabetos, que se remonta a Juan y Eva ( Evita) Perón, y antes. Olvidate de competir con los alemanes. Los chilenos y uruguayos, que los propios argentinos suelen menospreciar, ahora son más ricos. Y a los niños de ambos países, y en Brasil y México también, les va mejor en las pruebas internacionales de educación”.

La revista realiza un repaso por los vaivenes de la economía de la Argentina y cómo fue afectada por la situación externa. “Ha tenido mala suerte, pero la mala suerte no es la único culpable. En su economía, su política y su poca predisposición a reformar, la decadencia de la Argentina ha sido en gran parte autoinfligida”.

También describe que “Argentina no construyó las instituciones necesarias para proteger su joven democracia de su ejército, por lo que el país se convirtió en propensa a los golpes de Estado”.

Resalta que “la decadencia de la Argentina fue seductoramente gradual. A pesar de los períodos terribles, como la década de 1970. A lo largo de su declive, los cafés de Buenos Aires siguieron sirviendo cafe ‘espressos’ y medialunas. Eso hace que su enfermedad sea especialmente peligrosa”.

Por último analiza que “la lección de la parábola de la Argentina es que un buen gobierno importa. Tal vez esto se aprendió. Pero lo más probable es que dentro de 100 años el mundo mirará hacia atrás a otra Argentina - un país del futuro que quedó atrapado en el pasado”.

Informe: EC

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