La tapa de The Economist con una extensa nota sobre la economía argentina y los argentinos. |
Especiales - “Hace
un siglo, cuando Harrods decidió crear su primer emporio en el extranjero,
eligió Buenos Aires. En 1914 Argentina era el país del futuro. Su economía
había crecido más rápido que la estadounidense en las cuatro décadas
anteriores. Su PIB per cápita era mayor que el de Alemania, de Francia o
Italia. Se jactó de ser una tierra maravillosamente fértil, con un clima
soleado, una nueva democracia, una población educada y con el baile más erótico
del mundo. Inmigrantes bailaban tango en todas partes. Para el joven y
ambicioso, la elección entre Argentina y California era muy difícil”.
Así comienza el extenso artículo que dedica la revista The
Economist al país bajo el título “La parábola de Argentina” (The parable of
Argentina), con la foto de espaldas del astro del fútbol mundial, Lionel Messi,
ilustrando la nota.
“Todavía hay muchas cosas para amar de Argentina”, continúa
el artículo y afirma que “los argentinos siguen siendo quizás las personas más
bellas del planeta. Pero el país es un desastre. Harrods cerró en 1998.
Argentina está una vez más en el centro de una crisis de los mercados
emergentes. Esto puede ser atribuido a la incompetencia de la presidenta,
Cristina Fernández de Kirchner, pero ella no es más que la última de una
sucesión de populistas económicamente analfabetos, que se remonta a Juan y Eva
( Evita) Perón, y antes. Olvidate de competir con los alemanes. Los chilenos y
uruguayos, que los propios argentinos suelen menospreciar, ahora son más ricos.
Y a los niños de ambos países, y en Brasil y México también, les va mejor en
las pruebas internacionales de educación”.
La revista realiza un repaso por los vaivenes de la economía
de la Argentina y cómo fue afectada por la situación externa. “Ha tenido mala
suerte, pero la mala suerte no es la único culpable. En su economía, su
política y su poca predisposición a reformar, la decadencia de la Argentina ha
sido en gran parte autoinfligida”.
También describe que “Argentina no construyó las
instituciones necesarias para proteger su joven democracia de su ejército, por
lo que el país se convirtió en propensa a los golpes de Estado”.
Resalta que “la decadencia de la Argentina fue
seductoramente gradual. A pesar de los períodos terribles, como la década de
1970. A lo largo de su declive, los cafés de Buenos Aires siguieron sirviendo
cafe ‘espressos’ y medialunas. Eso hace que su enfermedad sea especialmente
peligrosa”.
Por último analiza que “la lección de la parábola de la
Argentina es que un buen gobierno importa. Tal vez esto se aprendió. Pero lo
más probable es que dentro de 100 años el mundo mirará hacia atrás a otra
Argentina - un país del futuro que quedó atrapado en el pasado”.
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