El papa Francisco ha llamado a un diálogo en el Vaticano preocupado por la situación del país. |
Por Mariano Obarrio
En medio de la tensión política y económica que llevó al
gobierno de Cristina Kirchner a denunciar una conspiración de sectores del
empresariado y de la oposición para forzar un acortamiento del mandato
presidencial, el papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en
el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del Gobierno. El
objetivo: garantizar la paz social.
Según pudo saber La
Nación, Francisco presidirá el encuentro, al que ya comprometieron su
asistencia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión
Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, y su vicepresidente, Daniel Funes de
Rioja, y el secretario general de la Uocra (sindicato de la construcción),
Gerardo Martínez.
No se descarta que participe también el secretario general
de la CGT oficialista, Antonio Caló.
"La reunión por ahora era reservada. Todavía no había
intención de comunicarla", dijeron a La
Nación fuentes directamente vinculadas con la iniciativa. El diálogo
convocado por el Papa será "una señal de pacificación" y de promoción
de "la cultura del encuentro", agregaron las fuentes, en medio de la
escalada inflacionaria, la devaluación y la inminente puja salarial en las
paritarias.
Esa tensión se hizo evidente el martes durante un acto en la
Casa de Gobierno, cuando Cristina Kirchner atacó a empresarios y sindicalistas
en su discurso por cadena nacional. De hecho, fue muy crítica con Caló, que
asistía al acto. Sin embargo, al día siguiente la Presidenta lo recibió en
Olivos, en reserva, y acordó que volverían a reunirse con él y su mesa chica el
miércoles próximo. No se sabe si en la residencia o en la Casa Rosada.
Fuentes eclesiásticas confiaron ayer a La Nación que Francisco se preocupó por el discurso de Cristina
Kirchner -lee los diarios argentinos por Internet- y le hizo llegar mensajes a
la Presidenta para que se reuniera con Caló.
Algunos arriesgan que incluso hubo un contacto telefónico
entre Bergoglio y Cristina, lo cual no pudo ser confirmado en fuentes de la
Casa Rosada.
Sin embargo, la invitación de Francisco a Funes de Rioja,
Martínez, Méndez y Tomada comenzó a gestarse hace algunas semanas.
Según pudo saber La
Nación, el padre Carlos Accaputo, presidente de Pastoral Social porteña y
operador político histórico de Bergoglio, llamó a Funes de Rioja y le formuló
la invitación del Papa a todos los sectores involucrados.
Funes de Rioja habló con Méndez, Tomada y Martínez. El
encuentro tuvo la venia de Cristina. Tanto el Papa como la mandataria necesitan
bajar las tensiones sociales, aunque la mandataria no acierta el camino.
Francisco optó por darle un marco global al diálogo y no tan
local. Por eso eligió a los actores argentinos vinculados con la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).
En tanto, se estima que la Presidenta, Caló y la CGT
oficialista comenzarán a conversar este miércoles sobre las próximas
negociaciones paritarias salariales, los aumentos de sueldos y los precios.
La Presidenta convocó el martes último a la CGT y a toda la
militancia kirchnerista a defender el modelo y supervisar los precios y
presionar a supermercados, al punto que la agrupación Unidos y Organizados
difundió afiches descalificatorios contra estos empresarios.
En rigor, la política kirchnerista no contribuye a
pacificar.
Según confiaron en la Uocra, interpretaron la invitación del
Papa como un gesto "claramente político" vinculado a las paritarias,
la inflación y a la creciente puja social. Esperan que Francisco pida
"profundizar el diálogo" y "la búsqueda de la unidad" en
sentido amplio. Sin embargo, el Santo Padre también deslizó a sus amigos
argentinos que promueve la unidad de la CGT. Además, suele mencionar su
preocupación por la crispación política, los discursos beligerantes de la
Presidenta, la inflación, la devaluación y las próximas paritarias. Convoca así
a evitar una eventual crisis social y a trabajar por la pacificación.
Es así como a sus interlocutores políticos y sociales de la
Argentina, a los que llama por teléfono, les pide promover el
"diálogo" y la "cultura del encuentro". La reunión del 19
de marzo podría ser el primer gesto concreto para ese diálogo social que
promueve Francisco.
De hecho, Méndez pidió públicamente al Gobierno un diálogo
con todos los sectores productivos.
El Santo Padre considera que la unificación de la CGT
evitaría el desborde de la puja distributiva y procura favorecer un diálogo
entre las distintas fuerzas políticas.
Pero la reunión del 19 en Roma tendrá el marco de la OIT
como una manera de Bergoglio de darle un tinte global. Es por ello que irán
Gerardo Martínez, representante sindical argentino ante ese organismo, y Funes
de Rioja, que además de ser vicepresidente de la UIA y titular de Copal (cámara
de alimentos) en junio próximo asumirá como presidente de la Organización
Internacional de Empleadores (OIE), que es parte activa de esa organización.
Total hermetismo
En la Casa Rosada no confirmaron ni negaron la invitación.
Pero otros voceros confirmaron la reunión.
Las negociaciones se mantuvieron en el hermetismo absoluto.
La iniciativa papal se originó hace unas semanas, con el llamado de Acaputo a
Funes de Rioja, y fue anterior al duro discurso del martes último de Cristina
por cadena nacional.
Luego de ello, Caló dijo públicamente que por la inflación a
muchos sectores "no les alcanza para comer" y la Presidenta lo cruzó
el martes cuando dijo "Antonio no creo que los sueldos no alcancen para
comer".
La mandataria sospecha que un sector del peronismo disidente
y de los empresarios quieren provocar su renuncia antes de 2015 y con ello
buscó darle un sacudón a Caló para que defienda al modelo.
En la Casa Rosada explicaron que Cristina avala al Banco
Central, que preside Juan Carlos Fábrega, para que luego de la devaluación,
subiera las tasas y forzara a los bancos a desprenderse de los dólares.
Con ello buscó bajar la presión sobre el dólar y aquietar la
inflación, que amenazaba con salirse de control. Mientras apuesta a que en
abril próximo ingresen alrededor de 30.000 millones de dólares de la soja y
2000 millones de las cerealeras a fin de mes.
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