Por Gabriel Profiti |
Un moderado optimismo económico y una nueva etapa de
convulsión política se respira por estas horas en el Gobierno de Cristina
Kirchner, al cabo de una semana en la que el dólar parece haber sido aquietado
y estalló el escándalo de Fútbol para Todos.
Con recetas ortodoxas como la suba de tasas de interés y una
disposición que obligó a los bancos a liberar dólares, el presidente del Banco
Central, Juan Carlos Fábrega, logró controlar la cotización de la moneda
estadounidense, tanto en su versión oficial como en el mercado ilegal.
También en el último día de operaciones de la semana la
entidad recuperó 19 millones de dólares de reservas, tras haber caído hasta los
27.800 millones.
Además, las empresas cerealeras se habrían comprometido a
liquidar 2.000 millones de dólares de granos que mantenían de la cosecha
pasada.
Fue el primer signo de estabilidad de una economía que
todavía tiene grandes desafíos por delante y luego de una fuerte devaluación
del peso en enero.
Por lo pronto, la suba de tasas hasta casi el 30 por ciento
conlleva un encarecimiento o la virtual desaparición del crédito. Esa fue una
pelea que Fábrega tuvo que dar con el ministro de Economía, Axel Kicillof, pero
ganó la pulseada. Para vigorizar las reservas y volver a tomar crédito internacional,
el Gobierno también aspira a que avancen las negociaciones con el Club de
París, aunque la propuesta argentina todavía está en estudio.
El plan de pagos consiste en un monto inicial y cuotas
anuales a cubrir en cinco años. Ese acuerdo tiene un punto todavía sin
resolver: la participación del FMI, resistida por la Argentina.
El Fondo, además, supervisó la confección del nuevo Indice
de Precios Nacional urbano (IPCNu) que se publicará el próximo jueves a las 16,
en reemplazo del tradicional IPC.
El nuevo instrumento fue elaborado con la participación de
universidades nacionales y especialistas extranjeros. Claro está que toda esa
preparación para ordenar las estadísticas oficiales quedará en la nada si el
índice vuelve a dar menos del 1% mensual.
Cuentas pendientes
En enero la inflación superó el 4%, según varios
especialistas, y en febrero todavía está caliente. Para morigerarla, Fábrega
comenzó a reducir la emisión monetaria, al tiempo que el Ejecutivo lanzó un
nuevo acuerdo de precios.
Pese a que estas experiencias mayoritariamente no dieron
resultados en el pasado, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro
de Economía, creen que esta vez puede funcionar porque está comprometida todas
las "cadenas de valor".
De todos modos, los precios en amplios sectores de la
economía ya se desbocaron y eso alienta a los gremios a profundizar sus
reclamos de aumentos salariales en paritarias.
En su única aparición de la semana, Cristina Kirchner buscó
adoctrinar a gremios y empresarios, con un reto público incluido al titular de
la CGT más cercana al gobierno, Antonio Caló, quien había dicho que a los
trabajadores no les alcanza para comer. La paritaria nacional docente, que
sirve como referencia para el resto de las negociaciones, arrancó formalmente
el viernes con un intento del Gobierno por moderar los reclamos y establecer un
acuerdo anual. Los gremios pedían volver a discutir en junio.
FPT
Mientras esto ocurre, volvió a ganar protagonismo el sector
de los "duros" del kirchnerismo.
La continuidad de Fútbol para Todos, con su estética y
formato originales, significó una victoria de la agrupación La Cámpora,
conducida por Máximo Kirchner, en detrimento de los "renovadores" del
Gobierno. La cara de este último grupo es el jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich, quien actuó como enlace entre el Gobierno y Marcelo Tinelli, el
popular conductor que quedó fuera del proyecto.
Pero no es el único: un sector importante del peronismo, con
eje en ministros y gobernadores, mira con preocupación esta nueva opción de
Cristina Kirchner por el ala combativa del oficialismo. "A los únicos que
escucha son los pibes", se quejó ante este columnista un hombre que
integra el Gobierno desde el inicio.
En la misma jornada, por caso, aparecieron afiches en la vía
pública con fotos de gerentes y empresarios supermercadistas, acusados de
aumentar indiscriminadamente los precios.
Se trató de un "escrache" firmado por Unidos y
Organizados, una agrupación con matriz en La Cámpora y el Movimiento Evita.
Cabe preguntarse ahora si el escándalo generado por la
frustrada incorporación de Tinelli a las transmisiones deportivas no será un
bumerán para el oficialismo. El también vicepresidente de San Lorenzo había
sido "neutralizado" por la Casa Rosada, primero a partir de la
sociedad con un empresario cercano al Gobierno como Cristóbal López, luego por
su año sabático en el 2013 electoral y finalmente por esta posibilidad de incorporarlo
a la estructura oficial para "despolitizar al fútbol".
Las diferencias ya habían quedado a la vista en los últimos
días a partir del logo, de la artística y del staff de Fútbol para Todos que
propuso Tinelli, sin aquellos que mayor adhesión al Gobierno habían expresado
en las transmisiones.
Máximo Kirchner fue quien puso el límite y ganó. Dos
integrantes de La Cámpora, Domingo Cuello y Gerardo Caruso, fueron encumbrados
ahora como responsables del nuevo/viejo FPT. En esta misma semana, la agrupación
de jóvenes kirchneristas también había ganado espacio en el Consejo de la
Magistratura, a través del viceministro de Justicia, Julián Álvarez, y el
diputado Eduardo "Wado" De Pedro.
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