Pablo Kosiner sería fundamental para las aspiraciones de Urtubey. |
Por Javier Luifa
Nadie se asombraría demasiado si se dijera que el
kirchnerismo, hoy por hoy, no tiene aún la figura a considerarse como aspirante
a la Presidencia de la Nación para 2015, instancia en la que
constitucionalmente, no podrá participar Cristina Kirchner.
La misma Presidenta hace crecer dudas sobre los nombres que
ella prefiere en la sucesión (si es que el kirchnerismo logra retener la
Presidencia) y más de uno de los principales gobernadores ya ha comenzado a
anotarse en una lista q ue no
cuenta, todavía, con el guiño de la jefa de Estado.
Por un lado, Daniel Scioli no deja de repetir que él será precandidato,
el único, según los analistas, capaz de enfrentar al rebelde Sergio Massa con
alguna posibilidad de éxito. Pero el núcleo más duro del cristinismo aborrece
al actual gobernador bonaerense al que consideran el más emblemático
representante de los detestados ’90, es decir, del menemismo, olvidando
exprofeso que el propio matrimonio Kirchner apoyó sin hesitar el modelo que
conducía entonces el riojano Carlos Menem.
Cristina hubiera preferido a alguien más cercano, de todos
modos. Pensó en el chaqueño Jorge Capitanich y le dio la conducción
administrativa del Gobierno como jefe de Gabinete. En menos de una semana y por
los vaivenes propios de una gestión que hace agua por los cuatro costados,
Capitanich se fue desflecando hasta quedar en una figura sin sustento,
difícilmente comparable a la potencialidad que mantiene Scioli en el
justicialismo. Una primaria con el bonaerense sería casi un harakiri político,
aún frente a la distancia que hay hasta 2015.
El entrerriano Sergio Urribarri también hizo saber de sus
aspiraciones. Si figura no parece entusiasmar a muchos que, en ese caso,
preferirían a Scioli por el argumento inicial: el que tiene más posibilidades
de vencer a Massa.
Es entonces que entró a tallar el salteño Juan Manuel
Urtubey. Ambiguo para tomar una posición clara respecto de su kirchnerismo
light, el gobernador norteño no parece tener posibilidades de erigirse en el
representante claro del oficialismo para encabezar la fórmula presidencial.
Además, no es de la simpatía del grupo ortodoxo de La Cámpora, varios de cuyos
integrantes alguna vez recibieron consejos del propio Néstor Kirchner recomendándoles
“tener cuidado con Urtubey”.
Urtubey, indeciso como es, sigue jugando a probarse cuál
traje le quedará mejor: si el de Gobernador (tercer mandato) o el de
Presidente, con el riesgo que ello supone. Además, en los últimos años ha
mantenido un inocultable distanciamiento respecto de Cristina Kirchner, de cuya
mano llegó a la Gobernación salteña.
Pero, así y todo, el nombre de Urtubey no se baja de las
listas que elaboran los analistas porteños a pesar de que algunas encuestas,
aseguran, no le dan chance alguna. Pero el hombre sigue estando entre los
posibles.
Cristina, al borde de colapsos económicos, políticos y hasta
emocionales, no quiere saber casi nada con Scioli como su eventual sucesor. Su
fracaso al designar como vice a Amado Boudou y el fortalecimiento de La Cámpora
como su guardia pretoriana, le augura nuevos dolores de cabeza.
Pero rescatar a Urtubey de su ambigüedad, hacerlo cruzar el
Jordán para que La Cámpora lo apoye, no parece ser una mala idea. Al fin y al cabo,
el gobernador salteño suma presencia y juventud, atributos casi sagrados para
la Presidenta.
En uno de los comentarios del sitio La Política Online (LPO) se hablar de los enojos presidenciales con
la actual jefa del bloque oficialista en Diputados, Juliana Di Tullio, por sus
ausencias y por la falta de comunicación con sus pares. Si bien Di Tullio tiene
una estrecha relación con Cristina, ésta no habría visto con buenos ojos que la
joven legisladora se haya alejado tanto de sus funciones sobre todo durante el
verano.
En el desarrollo de la nota en cuestión, LPO deslizó lo siguiente: “La
continuidad de Di Tullio no es puesta en duda, aunque no faltan rumores. Uno es
que al Gobierno no le disgustaría empujar al vicejefe de bloque, el salteño
Pablo Kosiner, para darle un mensaje al gobernador Juan Manuel Urtubey, con
aspiraciones para 2015”.
En este caso, Kosiner, que se vino desempeñando con solidez
como vicejefe del bloque, podría ser la llave con la cual Urtubey vuelva a sortear
las puertas que dejó entreabiertas en sus contradicciones, con miras a
concretar (o intentar hacerlo) sus anhelos presidenciales.
Además, Kosiner tiene buenas relaciones con todo el bloque y
con los representantes de La Cámpora que, con un empujoncito de Cristina,
podrían terminar apoyando a Urtubey y pondrían todo su esfuerzo en bajarlo a
Scioli o, al menos, colocar toda la estructura del grupo y de buena parte del
PJ al servicio del salteño para un eventual triunfo en las PASO que definirán
al candidato presidencial del oficialismo.
Kosiner, en tanto, tendría, a partir de esta estrategia, una
misión fundamental: convertirse en el candidato a gobernador del urtubeycismo,
cerrándole las puertas al actual intendente capitalino, Miguel Isa por quien
Urtubey no tiene gran afecto político.
¿Y si Urtubey pierde las PASO? La otra trama de la
estrategia del salteño sería colocarse como candidato a gobernador y llevarlo a
Kosiner como vice. Las PASO provinciales suelen efectuarse antes que las
nacionales por lo que, si triunfa y siendo gobernador electo, puede aspirar a
ser candidato presidencial y aunque sea éticamente reprochable, no hay norma
que pueda impedírselo, salvo alguna reforma de último momento. Si pierde en las
PASO nacionales, reasume la Gobernación y Kosiner le maneja el Senado.
Son los planes, anhelos y sueños que se tejen en el poder.
Las opciones son muchas más, pero el devenir de lo que pase con el gobernador
salteño dependerá, en buena medida, de lo que suceda en el ámbito nacional.
Y hasta del humor con el que la Presidenta afrontará el
último tramo de su permanencia en el poder político del país.
© Agensur.info
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