Pichetto (der.) junto a los radicales Sanz y Morales. |
Nacionales – El 26 de este mes se definirá el nombre de
quién ocupará la presidencia provisional del Senado, en reemplazo de la
tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich. Si bien la presidenta Cristina Kirchner
quiere que a ese lugar vaya el exradical Gerardo Zamora, el presidente del
bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, quiere el puesto para sí mismo y
contaría con el aval del bloque radical la mayoría de cuyos integrantes aborrecen
a Zamora por su entrega al kirchnerismo.
En tres semanas se definirá una de las peleas que por estas
horas más morbo despierta en la política: la definición del próximo presidente
provisional del Senado, segundo en la línea de sucesión.
Cristina Kirchner ya hizo saber su voluntad de ubicar al ex
gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, como sucesor de la tucumana
Beatriz Rojkes de Alperovich, a quien todavía no habría que dar por caída.
Sin embargo, la Casa Rosada encontró un obstáculo
inesperado: el jefe de bloque, Miguel Ángel Pichetto, envalentonado por su
triunfo en Río Negro en las pasadas legislativas, empezó a contar los votos
para quedarse con ese lugar.
Lo apoyan en esa conspiración, buena parte del bloque
radical que comandan GerardoMorales y Ernesto Sanz, que atesoran un odio
profundo hacia Zamora, un ex correligionario que pasó sin escalas al
kirchnerismo más ultra.
Luego que la justicia le imposibilitara competir por un
tercer mandato como gobernador, Zamora asumió en diciembre en la Cámara Alta,
con la promesa de Carlos Zannini de que sería el segundo en la sucesión
presidencial.
Pero la jugada del principal arquitecto político de la Casa
Rosada no fue bien recibida en el bloque Frente Para la Victoria, donde no
están dispuestos a ceder ese lugar a un aliado externo.
Se sumaron a la resistencia los radicales, la primera
minoría, que detestan a Zamora por haber abandonado el partido en 2005, cuando
se alió al kirchnerismo tras la intervención de Santiago del Estero.
El gesto de los radicales no es menor: si Zannini inicia una
negociación al interior del bloque, una ruptura lo dejaría sin chances de
buscar ayuda en el resto del recinto.
La duda es hasta donde quiere tensar Pichetto la relación
con la Casa Rosada, que ya lo mira con desconfianza. No es un secreto que el
jefe de bloque ya está trabajando activamente por la candidatura de Daniel
Scioli.
La definición
La cita para definir el próximo presidente provisional del
Senado es el 26 de febrero.
Enterado de las resistencias, Zamora se mostró desorientado.
“A mí Zannini me pidió que asuma la banca para ser presidente provisional, sino
me quedaba en Santiago”, repite a sus ocasionales interlocutores.
Hasta el llamado del secretario Legal y Técnico, Zamora
tenía pensando quedarse en su provincia “cogobernado” desde su casa con su
esposa.
Uno de los primeros que saltó en su contra en reuniones
internas del bloque peronista fue el formoseño José Mayans, vice del bloque y
ladero de Gildo Insfrán.
Muchos vieron en ese posicionamiento una jugada acordada con
Pichetto, que por estas horas mide al milímetro cada uno de sus pasos.
Desde la presidencia provisional el rionegrino podría opacar
a Amado Boudou, ya sin puentes con la Casa Rosada, y posicionarse para una
nueva etapa peronista, donde si no se decide a pelear por la gobernación se
sueña como compañero de fórmula de Scioli.
Claro que no podría llegar a esto sin conflicto. “Nuestra
duda es saber si Miguel se va a animar a plantarse o prefiere quedarse de jefe
de bloque”, confesó a LPO una fuente
de su bloque.
En los últimos meses de 2013 Pichetto confesó sus
diferencias con algunas políticas del Gobierno, pero claudicó cuando lo mandaron
a defender a César Milani como jefe del ejército.
Para reemplazarlo en la conducción del bloque asoma Aníbal
Fernández, por vocación pero sin un guiño de Cristina, que tiene como principal
nexo al neuquino Marcelo Fuentes.
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