Jóvenes brasileños reunidos en un "rolezinho". (Foto: O Globo) |
Brasil – La presidenta Dilma Rousseff ha mantenido
encuentros con sus colaboradores para trata el tema relacionado con el
crecimiento de los “rolezinhos” (paseítos), donde se encuentran masivamente los
jóvenes brasileños en los centros comerciales. Varios centros comerciales en
Sao Paulo impidieron la entrada o expulsaron a estos jóvenes por considerar que
la aglomeración perturbaba a los clientes lo que generó una serie de denuncias
por “discriminación y racismo”.
Los 'rolezinhos' (paseítos), encuentros masivos de jóvenes
brasileños de zonas periféricas en centros comerciales, se han multiplicados en
el país y su presencia no sólo incomoda a los comerciantes, sino también al
poder político.
La popularidad de este tipo de encuentros, que han llamado
la atención de los medios de Brasil, ha llevado al alcalde de Sao Paulo,
Fernando Haddad, a tender un canal de diálogo con los jóvenes que desde las
redes sociales convocan este tipo de reuniones en los centros comerciales.
"Vamos a llamar a estos jóvenes para conversar"
con el alcalde, dijo esta semana a los periodistas el secretario de Igualdad
Racial del Gobierno de Sao Paulo y sambista Netinho de Paula. La popularización
de los 'rolezinhos', encuentros convocados en las redes sociales que reúnen a
centenares de jóvenes, ha sido cuestionada por los propietarios de negocios,
quienes a través de la Asociación Brasileña de Shoppings Centers han pedido a
las autoridades que bloqueen las páginas de Facebook que los convocan.
Sao Paulo, epicentro
de las movilizaciones
En las últimas semanas, varios centros comerciales en Sao
Paulo impidieron la entrada o expulsaron a estos jóvenes por considerar que la
aglomeración perturbaba a los clientes, lo que provocó denuncias de varios
movimientos sociales.
El epicentro de este fenómeno se dio en Sao Paulo, la ciudad
más grande de Brasil y de Suramérica, cuando el pasado 7 de diciembre un grupo
de jóvenes convocó un encuentro en el centro comercial del metro Itaquera, en
las proximidades del estadio que se construye para albergar el partido
inaugural del Mundial de Fútbol.
Solidaridad de
intelectuales
El asunto también ha movilizado a los intelectuales, que han
abierto un debate en torno a la falta de espacio público para ciertas clases
sociales.
"En la periferia hay carencia de equipamientos y muchas
veces los jóvenes tienen que conseguir a través de otras estrategias crear un
espacio para poderse encontrar", explicó esta semana el profesor del
Departamento de Antropología de la Universidad de Sao Paulo, Heitor Frúgoli
Júnior.
El especialista precisó que se está poniendo a prueba cuál
es el límite del acceso público a zonas privadas con de entrada libre.
Para Joao Setter Whitaker, urbanista de la Facultad de
Arquitectura de la Universidad de Sao Paulo, los 'rolezinhos' han puesto en
evidencia la falta de planes de inclusión urbana para los habitantes de los
grupos periféricos de la ciudad, donde "los centros comerciales comienzan
a surgir en barrios más populares que carecen de otras cosas".
"La ciudad ha ido perdiendo sus espacios en la calle,
ha ido perdiendo espacios en las plazas, en los barrios de lujo esos espacios
han sido substituidos por espacios privados. Los condominios pasan a ofrecer
aquello que los espacios públicos antes ofrecían", señaló el académico.
Equipo de seguridad
El tema de los 'rolezinhos', que en las últimas semanas ha
llamado la atención de la opinión pública, fue abordado por la presidenta Dilma
Rousseff en una reunión con algunos de sus colaboradores a principios de la
semana. Según el diario Folha de Sao
Paulo, la presidenta quiere evitar que este tipo de eventos aparentemente
ajenos a la disputa política aumenten su asistencia y se extiendan como las
protestas que se registraron en junio del año pasado. Para ello ha pedido un
refuerzo de las fuerzas de seguridad allí donde sucedan.
En medio de este debate, el gobernador del estado de Sao
Paulo, Geraldo Alckmin, dijo a los periodistas que el 'rolezinho' no le compete
a la Policía, pero que el organismo puede intervenir en caso de ser necesario.
"No se puede poner en peligro la salud y la vida de las personas",
señaló Alckmin.
La ministra de Igualdad Racial, Luiza Bairros (PT), afirmó
esta semana en una columna editorial que "las manifestaciones son
pacíficas" y que los problemas son derivados de la reacción de personas
blancas que frecuentan esos lugares y se asustan con la presencia de los
jóvenes".
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