El intendente de
Santa Victoria avala el cambio de nacionalidad de los vecinos.
La escuelita ubicada en la frontera. |
Por Francisco Sotelo (*)
El escándalo por la extraña modificación de límites en la
frontera argentino boliviana desnuda la ligereza con que se autorizan cambios
en la demarcación, desde oficinas ubicadas a miles de kilómetros de distancia y
sin evaluar que se trata de cuestiones de soberanía, aunque sean superficies
relativamente pequeñas.
El intendente de Santa Victoria Oeste, Cástulo Yanque,
solicitó una entrevista con El Tribuno ayer miércoles a mediodía, aunque luego
declinó hacerla sin dar explicaciones.
Sin embargo, a través de la prensa oficial, Yanque reconoció
que hubo un cambio en el límite: el cambio consiste en la instalación de un
mojón que no estaba, aunque sostiene que corresponde exactamente con el trazado
de 1925.
Ni él ni los funcionarios involucrados exhibieron hasta
ahora el instrumento jurídico que autorizó la instalación de un nuevo mojón.
No obstante, opina que lo que dicen los vecinos del lugar y
que publicó El Tribuno “es una mentira”.
“Abra de Santa Cruz es un valle y la recta entre los mojones
de los cerros pasa por donde ahora está el nuevo hito”, dijo. La precisión de
la ubicación de ese mojón, que requiere estudios geodésicos, ¿quién la
garantiza?. Yanque no lo dijo y ningún periodista de Casa de Gobierno se lo
preguntó.
El otro cambio no es menor: asegura que un grupo de familias
salteñas fueron “amablemente” invitadas por las autoridades bolivianas a
cambiar de nacionalidad.
Esa es la información que publicó El Tribuno, aunque los
vecinos del lugar niegan que el trato haya sido amable y, además, agregan que
hubo amenazas de desalojo.
El intendente no explicó si durante su gestión el municipio
de Santa Victoria controló ese área o estuvo a cargo de la correspondiente
alcaldía boliviana.
Tanto el intendente Yanque, como el ministro de Gobierno
Eduardo Sylvester repiten el discurso de la Cancillería argentina, que negó el
conflicto “a nivel diplomático” pero que nada dijo acerca de las demandas de
los vecinos.
Nadie explicó las razones del apuro de Bolivia por correr el
mojón. Ni ellos ni la embajada a cargo de Ariel Basteiro, en Bolivia, que
ratificó el parte de la Cancillería según el diario oficialista Página 12.
Ninguno, tampoco, se trasladó al lugar, de cuya existencia, probablemente,
tomaron conocimiento esta semana.
Sería interesante saber qué pensarían Basteiro, Sylvester,
Yanque o el canciller Héctor Timerman si mañana les dijeran que dejaron de ser
argentinos y les exigieran adoptar otra nacionalidad.
Si era seguro de que se trataba de territorio boliviano
desde hace noventa años, queda por explicar las razones por las cuales los
habitantes tengan hasta hoy nacionalidad argentina y queda por informar si las
autoridades provinciales, hasta ahora, ejercieron o no sus potestades en esta
parte del territorio.
Llama la atención la liviandad con que se abordó un problema
de soberanía, que contrasta con la postura del gobierno argentino frente a
otros conflictos, como Laguna del Desierto o Hielos Continentales, de mayor
envergadura que este, pero esencialmente similares.
Es probable que el nuevo mojón corrija un trazado, pero este
debe ser el conflicto de límites tratado con mayor frivolidad en la historia
diplomática argentina.
El intendente desmintió a los vecinos y negó los hechos
afirmando que no es un tema que ocurriese en este último tiempo, sino que se
remonta a un tratado firmado en 1925.
El mojón, cabe aclararlo, se instaló hace pocos días.
“El límite internacional entre Argentina-Bolivia está
determinado por el Tratado Definitivo de Límites del año 1925. No se ha
modificado, ni existe ningún proyecto de hacerlo, el límite internacional como
informan erróneamente algunos medios. Entre la República Argentina y el Estado
Plurinacional de Bolivia no hay diferencias en materia de límites fronterizos”,
sostuvo Cancillería.
Yanque afirmó que desde el gobierno boliviano, se mostraron
preocupados por las graves acusaciones que causaron revuelo nacional, y que
‘amablemente‘ habrían ofrecido a los pobladores a adquirir la nacionalidad del
país vecino, sin ejercer presiones.
Ya que es el intendente, ¿por qué no fue a preguntarles a
los vecinos, como sí lo hizo El Tribuno?
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