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domingo, 29 de diciembre de 2013

Vivir con un balde de agua y una vela


Por Pedro Martínez 
(Conciencia Ambiental  Tucumán)

Días agobiantes de calor extremo son los que estamos sufriendo en la mayor parte de nuestro suelo. El sol parece haberse ensañado con nosotros y destaca todo su potencial sobre nuestras humanidades indefensas que absorben como esponja todos los rayos ultravioletas tan perjudiciales para la salud.

Ese mismo sol que una década atrás no era tan agresivo, hoy nos está convirtiendo en huevos dentro de una sartén. Atravesar un día completo se vuelve una prueba de supervivencia extrema, convirtiéndonos todos y cada uno de nosotros en atletas en un juego impuesto por la naturaleza, en el cual deberemos sortear todos los obstáculos e imponer toda nuestra astucia para poder superar el día a día.

Este calor es histórico, se sabe por registros que llegó en algunos casos casi a tocar un tope de 50 grados bajo la sombra. Muchos hablan de que esto es cíclico, otros de que es apocalíptico, etc, muchas conjeturas se tejen alrededor de lo que estamos sufriendo.

Mi punto de vista es que inevitablemente entramos, desde un tiempo a la fecha en un “cambio climático irreversible”, muchas pruebas así lo determinan.

Encima de todo esto, también estamos sufriendo la impericia de las empresas prestatarias de los servicios básicos (agua y luz), los cuales deben ser satisfechos.

Somos rehenes de estos capitales, a los actuales pagamos en forma religiosa todos los meses y cada vez que recibimos una boleta, la miramos con asombro y comenzamos a darle forma a nuestra indignación.

Corremos al teléfono a hacer el reclamo, ilusionados que si vivimos en un estado de derecho que se ocupa de suplir la necesidades mínimas seremos escuchados y resolveremos la situación; gran desilusión cuando el contestador del teléfono dice: En estos momentos no podemos atenderlo…deje su reclamo y será atendido…” cuando nos dimos cuenta ya pasó una semana, sin solución alguna.

Es un hecho desaprensivo y criminal dejar sin servicios a la población, la ley debe ser pareja para que no sea rigurosa, por ejemplo si alguien se atrasa con la boleta, le cortan la luz y para volver a conectarla hay una serie de ítems que se debe pagar, ojo se paga sin “Chillar”, sin embargo no se descuentan las tantas veces que nos dejan sin servicio.

Las empresas bien cobran las boletas y no invierten en tecnologías para mejorar el servicio.

No encontramos en una indefensión total, sin saber dónde recurrir, nadie brinda soluciones, los representantes del pueblo miran al costado, o acaso existen dos Argentinas? Una de los festejos y otra que se debate entre la falta de agua, la falta de luz y la inseguridad?

Propongo buscar nuevamente dos figuras ya casi olvidadas, al “Aguatero” ese que se desplazaba a caballo llevando agua en un barril, la que vendía entre los vecinos, y al “Sereno” que era el encargado de vigilar las calles y regular la iluminación en horario nocturno, y  cada una o dos horas pasaba su voz a los vecinos “son las once y sereno”.

El calor nos mata, las empresas juegan a su favor, y el secretario de Energía de la Nación juega al golf en un barrio privado en Pilar!!! Qué nos espera?

concienciambientaltuc@hotmail.com

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