lunes, 2 de diciembre de 2013

LA MEDICINA ES PARA TODOS [El PO en su laberinto - Isa, lo mismo]

Por Martín Risso Patrón
«...los resultados de las elecciones muestran que la población ha optado mayoritariamente por el Partido Obrero” y es “importante poder traducir [en la presidencia del Concejo] lo que la gente votó”.» [Arturo Borelli, concejal electo del Partido Obrero, Salta]

Sistemáticamente, no 

Así nomás, de manera sistemática, el PO nunca entró en la discusión para elegir la Presidencia legislativa ni en la legislatura provincial, ni en el Concejo deliberante de la ciudad de Salta, lugares donde tiene desde hace años, representación política surgida de elecciones. 

Además, el establishment local le negó en reiteradas oportunidades el acceso a alguna vicepresidencia, aún a costa de esperpénticas roscas no siempre leales para con la Democracia. Sucede que, los órganos legislativos tienen la facultad de elegir soberanamente sus autoridades en la primera sesión de que se trate.

La costumbre ha determinado que sea electo un representante de la primera minoría, o de la mayoría, según sea el caso, de la composición del Cuerpo. Pero eso, legitimado de hecho por la práctica, no elimina la posibilidad de discutir otras opciones. Así las cosas, por esas cosas que tiene la vida, la expresión trotskista del voto popular, hoy, en el legislativo municipal salteño, se constituye en la primera minoría con 9 legisladores, a apenas 2 de la mayoría.

Ahí es cuando el legislador cabeza de lista, el joven edil trotskista Arturo Borelli, y demás integrantes de la dirección del Partido, reclaman se cumpla con la práctica consuetudinaria de elegir al presidente del Concejo a él o a otro concejal por ser la primera minoría.

El peronismo local en su múltiple expresión de división en irreconciliables facciones, para esto presiente que tiene guardada la carta de la unidad para enfrentar al ogro. Unidos en la angustia que produce esa primera minoría, discuten aceleradamente, por hoy, a quién poner como dirección del cuerpo. Total, juntan los necesarios brazos para levantar en tal sentido.

El PO toma de su misma medicina: negarse a la discusión cuando era minoría-minoría, y se la dan en una enorme cucharada hoy; a tragarla como la purga aquella horrorizante de la niñez, y a pelarse...

Síntomas de la antidemocracia

Este problema muestra a las claras, que, para la realidad política aldeana de este Valle, la verdadera, la única, la sana discusión democrática, no existe. Da lugar a la mera ocupación de espacios institucionales legitimados por el voto popular, solamente para ejercitar la estéril discusión del Poder contingente, el pequeño, el mínimo y mezquino que identifica al caudillaje. Excluyo de esto al PO, a pesar que sostengo que su argumento "ser presidente por constituir la primera minoría" es insuficiente, por no estar definido nada más que en la práctica, que por otro lado el mismo Partido Obrero se negó a legitimar tantas veces cuando era pequeño.

El oficialismo municipal entra en su propio laberinto del que por cierto desconoce siquiera si conduce a algún lado, porque nunca, nunca estuvo preparado para ser minoría-minoría, dispersa en dolorosas facciones. De modo que enfrenta la también dolorosa tarea de sacarse las pestañas sólo por negarle al PO la presidencia, y no por que pueda constituirse, el oficialismo, como opción política de conducción legislativa municipal, simplemente porque perdió como en la guerra en las elecciones. Lo que también lo deslegitima ara presidir el cuerpo.

Corolario de de todo esto, según mi modesta opinión: 1] La discusión electiva de la dirección del cuerpo legislativo habrá sido estéril, como lo fue siempre, sencillamente porque no hay argumento posible, como están las cosas, para sostener si la primera minoría, o el conjunto de votos de las otras minorías tendrán legítimo representante, según sea la votación; y, 2] Porque, consagrado un presidente por el rejunte de las minorías que se pelean por el Poder, y vencido el PO, no se habrá vencido ni al trotskismo, ni a los propios miedos, es más, se habrá agigantado el vacío político que hoy identifica las prácticas republicanas, enviciándolas. Las facturas se están imprimiendo, y el Intendente lo sabe.

En cuanto al PO, necesariamente deberá mirar hacia dentro de sí para regular su marcha institucional en los órganos soberanamente republicanos en que actúa por obra y gracia de la constitucionalidad.

Isa también se toma la purga

Clarísimo, doña Clota. El negocio de votar la presidencia del Concejo deliberante de Salta, hoy cuesta sangre en términos de Poder, más si de peronismo ultradividido se trata. Las facturas saldrán a luz apenas al inicio de las prácticas legislativas. El Pueblo sufrirá las consecuencias.

¿El costo de tanto desquicio republicano? sólo lo sabe el oficialismo de este Valle de Salta. Las internas son el perno que tiene metido bien metido recontra metido, para colmo oxidado, en su propia fuerza política, el oficialismo isista.

© MRP y Agensur.info

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