sábado, 14 de diciembre de 2013

Coqui y el Pato, los candidatos que los saqueos se llevaron

Por Ana Gerschenson
Los saqueos de la última semana destruyeron, además, las ambiciones presidenciales del entrerriano Sergio Urribarri y del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. El kirchnerismo se quedó sin sucesor.

El "Pato" es el gobernador con mejor sintonía con la Presidente Cristina Kirchner, y en sus frecuentes conversaciones llegaron a hablar de la posibilidad de que se convierta en el sucesor del proyecto en 2015.

La provincia mesopotámica fue mostrada como ejemplo por la Casa Rosada.

Urribarri había logrado reconquistar a los hombres del campo después del 2008, se convirtió en un fan de La Cámpora, y ejercitaba el alineamiento automático con el cristinismo.


Siempre funcional, Urribarri fue quien organizó en marzo de este año un encuentro de gobernadores y dirigentes peronistas en la ciudad de Paraná y no invitó deliberadamente a Daniel Scioli. Por entonces, el bonaerense no representaba al modelo y era acusado de tactiquero por el propio anfitrión. ¿Para qué vamos a estar incómodos, de un lado los incondicionales y del otro, los no tan incondicionales?, decía con el pensamiento puesto en debilitar a Scioli.

Cristina daba aire a sus pretensiones, le pedía que juegue, que construya su imagen a nivel nacional, su liderazgo entre los mandatarios provinciales. Y en octubre fue uno de los pocos que festejó el resultado de las urnas, ya que esquivó la tendencia nacional y su lista ganó con el 46 % de los votos.

Pero el acuartelamiento de la Policía de Concordia, los saqueos que provocaron al menos un muerto y decenas de heridos, con batallas callejeras durante dos noches, y falta de control político en el inicio de la crisis, estrellaron sus posibilidades presidenciales. Lo sacaron de carrera.

Urribarri está concentrado ahora en contener a los empleados estatales, que ya pidieron aumentos similares a los logrados por la Policía, y amenazaron con paralizar la administración pública. El gobernador está impulsando en los próximos días una reforma tributaria que le permita obtener fondos para afrontar los reclamos que vienen. Necesita concentrarse en la provincia y ya no en el despacho presidencial.

La situación de Capitanich es delicada. No hace un mes que fue designado como el interlocutor del peronismo en el Gabinete, la voz de los gobernadores frente a la Presidente, pero esta semana gastó casi todas sus fichas.

Capitanich le negó ayuda a Córdoba cuando estalló el conflicto policial en la provincia, y aunque José Manuel De la Sota no es kirchnerista, sí es peronista, y los demás mandatarios del PJ entendieron que su rol en el gabinete claramente no era el de representarlos. O por lo menos no contaba con el poder que parecía detentar en un principio.

Su herida política se profundizó con los saqueos violentos en Chaco, su provincia. Juan Carlos Bacileff Ivanoff, su vice ahora a cargo de la gobernación fue muy contundente: "Capitanich me decía que había ordenado el traslado de la Gendarmería a Resistencia, pero pasaban las horas y no venían. Lo están ninguneando. Capitanich no va a hacer esto, él está preso de una interna y de un estilo que no es de él", aseguró el ahora gobernador y desnudó las fisuras en la impronta con la que había llegado Coqui.

El chaqueño también había ganado en octubre con más del 60 por ciento de los votos. Y los resultados lo pusieron al frente de la carrera presidencial para el 2015. En su caso, a diferencia de Urribarri, Coqui representaba al peronismo más tradicional, el de la liga de los gobernadores. Había llegado con la misión de involucrar al PJ en la transición a las próximas elecciones, con voz y voto. Hoy su representatividad y poder de acción está, al menos, cuestionada por su pares.

Heridos Capitanich y Urribarri, el tercero en discordia, tratado y destratado por el kirchnerismo, sigue todavía intacto. Daniel Scioli también afrontó un reclamo policial, pero logró contenerlo con un plan antisaqueos y un aumento que no se sabe bien cómo va a solventar. Scioli, se sabe, es fatalista. Cree que lo que tenga que ser va a ser. Puede decirle al peronismo que sigue siendo candidato, por ahora.

© 3D

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