Por Gabriel Profiti |
Tal como se esperaba, el resultado de las elecciones
legislativas 2013 confirma en líneas generales el de las Primarias y precipita
una carrera presidencial con varios aspirantes, entre los que sobresale el
bonaerense Sergio Massa como estrella consolidada del mapa político nacional.
El extendido voto antikirchnerista, marcado en los
principales distritos de país, ratificó el mensaje que habían dado las PASO al
Gobierno, asociada a un cansancio luego de diez años de permanencia en el poder
y problemas irresueltos o recurrentes vinculados con la gestión.
Massa más que duplicó su diferencia con Martín Insaurralde y
propinó un duro golpe a la estructura oficialista, incluso superior a la que
había dado Francisco de Narváez hace cuatro años en el principal distrito
electoral del país.
No obstante, no es el único que revalidó pergaminos. Hermes
Binner en Santa Fe, Julio Cobos en Mendoza y Mauricio Macri en la Ciudad de
Buenos Aires, con holgados triunfos territoriales y
anclaje en otras provincias, configuraron un mapa nacional
de liderazgos parcelados y multipartidarios.
José Manuel de la Sota también busca proyectarse desde
Córdoba, aunque la victoria de su delfín Juan Schiaretti aparecía menos
contundente que las otras.
Esa fragmentación del antikirchnerismo permitió que el
Frente para la Victoria fuera nuevamente la fuerza más votada en todo el país,
e incluso mejoró su desempeño respecto a las PASO, pero
paradójicamente es la que no tiene una figura proyectada a
2015.
La Presidenta, que aún conserva nada desdeñables niveles de
popularidad, ya descartó la posibilidad de buscar un tercer mandato y por tal
motivo su sector deberá encumbrar un sucesor.
Su ausencia por razones de salud mostró una jornada
electoral atípica desde el retorno de la democracia y también mantiene un signo
de interrogación para los 26 meses que restan.
A futuro y pese a la derrota del FPV en Buenos Aires, Daniel
Scioli emerge con posibilidades de liderar a un oficialismo necesitado de una
figura que proyecte su continuidad en el poder.
El mandatario bonaerense pivotea en el PJ. Resta ver si hay
espacio para que los sectores ultrakirchneristas promueven algún otro
presidenciable en dos años.
Nuevamente la Presidenta y el rumbo de su gestión serán
determinantes para definir ese enigma. Hace cuatro años el FPV parecía
terminado y dos años después se impuso con el 54%. Sergio Urribarri volvió a
resultar ganador en Entre Ríos y es impulsado por La Cámpora y el influyente
secretario Legal y
Técnico, Carlos Zannini.
Jorge Capitanich y Juan Manuel Urtubey, cuyos candidatos
resultaron triunfadores en Chaco y Salta, también podrían surgir como
alternativas dentro de la estructura oficialista.
Algunos de ellos ya aparecieron mencionados como posibles
integrantes de un gabinete que vendría a hacerse eco del mandato de las urnas y
a contribuir en la resolución de cuellos de botellas que acumula la gestión,
sobre todo en la economía.
Ese que las cuentas nacionales y la voracidad política se
complotan para un escenario de incertidumbre, por ahora también agudizado por
la convalecencia de Cristina Kirchner.
Con más de dos años por delante, tan justas son las
aspiraciones de los ganadores de estas elecciones como necesario que prioricen
la responsabilidad política por sobre la ansiedad o la conveniencia partidaria.
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