jueves, 14 de noviembre de 2013

Pablo López insiste; el PJ resiste y todos sacan cuentas por la presidencia del Concejo

Pablo López insiste en que la presidencia del
Concejo debe ser para el Partido Obrero.

Por José Montenegro

Mientras la semana avanza siguen los ecos del resonante triunfo del Partido Obrero (PO) en la capital de Salta donde se impuso en todas las categorías incluso haciendo que la inexpugnable banca senatorial en manos del justicialismo desde 1985 en forma ininterrumpida pasara ahora a la obrerista Gabriela Cerrano, frustrando al oficialismo otra vez en elecciones trascendentales.

Pablo López, el electo diputado nacional y el que, de algún modo, inició con su triunfo la debacle electoral del oficialismo en comicios de singular importancia, ratifica ahora que el elenco de sus compañeros del PO en las legislativas provinciales y municipales, aspira a mucho más.

“No nos vamos a quedar con los brazos cruzados luego de estos triunfo”, habría dicho López quien, ahora, tiene un papel más que importante para su partido toda vez que estará en el corazón mismo del poder político nacional, como es el Congreso.

El barbado dirigente trotskista es la “cabeza de playa” de la soñada expansión de la izquierda obrerista en todo el país. Soñada, por lo menos, por su principal referente, Jorge Altamira.

En esa tónica es que López ha insistido, a través de un comentario que lleva su propia firma, que “el mejor resultado se obtuvo en la ciudad de Salta, donde en la categoría de concejales alcanzamos el 30%, superando por 14 puntos al PJ. Estos números consagran nueve concejales del PO, sobre los veintiuno que integran el Concejo. Con esto, reclamaremos la presidencia”.

Es que el electo diputado ha considerado, como Altamira, que es la hora del trotskismo y quiere seguir avanzando como sucedería en cualquier fuerza política que haya producido un resultado electoral de las características que hubo en Salta, donde más allá de la casi ingenua manipulación numérica del peronismo (en cualesquiera de sus vertientes) le ha significado un papelón mayúsculo.

Pero ese abochornado peronismo no es un partido de tirar poder por la borda. O lo recupera o lo recupera. Y en ese trámite, ya sus cabecillas empezaron a marcarle la cancha al PO, por ahora, en el Concejo Deliberante (después se verá en Diputados y en el Senado).

Es que la Capital de Salta es trascendental para las aspiraciones de cualquier fuerza política que se considere con posibilidades de llegar a la Intendencia o de ascender a la Gobernación. Entre estas opciones se debaten en el peronismo y, para colmo, el Partido Obrero ya ha hecho saber, aunque en términos informales aun, que luchará por cualquiera de esas posibilidades.

Pero, como se dijo, el oficialismo intentará abroquelarse. Los números en el Concejo Deliberante no le están terminando de cerrar al PO para quedarse con la presidencia. Con los 9 concejales que ingresó tras el escrutinio definitivo, le faltan dos para lograr sin problemas la presidencia del cuerpo.

Esos dos ediles los tiene el romerista Frente Salteño (FS), uno de cuyos referentes, Ricardo Villada, ya le ha enviado un mensaje al PO que “no vamos a ser furgón de cola ni del oficialismo ni del Partido Obrero”. No dijo que “no”, pero tampoco dijo que “sí”.

Por su parte, el justicialista Tomás Rodríguez, en un programa televisivo hizo hincapié, precisamente, en los números que le faltan al PO. “Si reúne los 11 concejales que necesita (el cuerpo tiene 21 por lo que el número dado por Rodríguez le daría la mayoría necesaria al PO), bueno, la presidencia será del Partido Obrero”.

Aclaró, sin embargo, que todo será producto de conversaciones y negociaciones entre las distintas fracciones políticas representadas. “Si ellos nos dicen qué van a hacer desde la presidencia, cómo van a ayudar a construir y no a destruir como han venido haciendo, entonces el resto de los concejales decidirá. Pero no está nada dicho”, puntualizó Rodríguez.

No hay dónde más buscar, salvo que los ojos del PO se dirijan a los dos concejales de Salta Somos Todos (SST) que representan al sojero Alfredo Olmedo, justamente, el partido que se encuentra en las antípodas del trotskysmo local. ¿Cómo acordar con el ‘olmedismo’ al que tanto criticó el PO en todas sus campañas y en todas sus arengas públicas? Parece imposible, pero…

Es decir, el Partido Obrero está anclado a un número que parece inamovible. El justicialismo, por su parte, ya afila otros números: 6 ediles propios y dos del Partido de la Victoria (con el que hay algunos cortocircuitos) lo que da un total de 8 concejales. El peronismo no tiene demasiados escrúpulos para acordar con cualquier otra fuerza y se tirará de cabeza, dicen, a buscar los dos concejales del ‘olmedismo’. Con ellos, llegaría a los 11 para acceder a la presidencia sin discutir con nadie más.

Pero los porotos se comenzarán a contar cuando comience la partida. Incluso, hasta se debe pensar quien será el presidente provisorio que estará al frente del cuerpo hasta que se elijan las autoridades definitivas. La práctica dice que debe ser el edil de más edad. El que sea que vaya allí por unos minutos, dejará al resto del cuerpo en un virtual empate y es allí donde la presión por lograr el concejal ansiado se hará cada vez más patente.

Aseguran que el PO insistirá con proponer a su propio candidato que sería el cabeza de lista, es decir, Arturo Borelli. El PJ, por su parte, no descarta que sea Matías Cánepa, el representante oficial. Tomás Rodríguez, el actual presidente y reelecto concejal, se avendría (de no muy buena gana) a ese enroque y pasaría a presidir el bloque.

Si el Partido Obrero, con toda la alquimia numerológica a cuestas, logra la presidencia, el significado de ese otro esquema de poder puede volver a alterar al ya, de por sí, nervioso oficialismo.

© Agensur.info

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