Por Ana Gerschenson |
El gobierno español espera que se active un proceso de
reconstrucción de las relaciones con la Argentina, deterioradas desde antes de
la expropiación de YPF a la empresa Repsol.
La expectativa es que el llamado de la presidenta Cristina
Kirchner a su colega Mariano Rajoy, anunciado un día antes en un comunicado
oficial, sea sólo el principio de un camino diplomático de acercamiento. En Madrid todavía no se olvidan que el presidente español
estuvo en Buenos Aires en septiembre pasado, en ocasión de la elección de la
sede de los Juegos Olímpicos 2020, y no fue recibido por las autoridades
argentinas.
La palabra "descortesía" fue la más suave para calificar el desaire.
Y además, subsiste la molestia por el faltazo de la
Presidenta a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, en noviembre del año pasado.
Tampoco hubo presencia de funcionarios kirchneristas en la
despedida del ahora ex embajador Román Oyarzún, hace una semana. El diplomático
estuvo en funciones apenas un año y medio, y dejó Buenos Aires con el sabor
ácido de haber intentado sin éxito un acercamiento entre ambos países, y ya sin
poder disfrutar de la expectativa de una etapa bilateral nueva, a partir del
acuerdo casi sellado por la indemnización de YPF.
Su reemplazante llegará a principios del 2014 con la
consigna concreta de trabajar por el descongelamiento de las relaciones
bilaterales. Su nombre es Estanislao Grandes, viene de la embajada de Rumania,
pero su esposa es peruana, por lo que la cultura latinoamericana es parte de su
vida.
"Deberían encauzarse las cosas de aquí en adelante,
dependemos de que haya algún gesto de acercamiento más. La expropiación de YPF
era un obstáculo grande para las relaciones y para la seguridad jurídica de las
empresas españolas", confió una fuente diplomática del gobierno de Rajoy a
3Días.
La sintonía política, de todas formas, no ayuda demasiado.
Cristina y Rajoy no han tenido química desde un principio, por cuestiones
ideológicas en primer lugar, y porque los Kirchner venían de una relación muy
estrecha con la España que gobernó el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Es difícil imaginar la expropiación de YPF a Repsol, tal como ocurrió, en
épocas zapateristas.
Además, Rajoy se ha encargado de cultivar su amistad con el
jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri en los últimos años, y recientemente
sus funcionarios escucharon con mucha atención a Sergio Massa, en su gira por
España.
Pero claro, estos parecen ser tiempos de cambio en términos
económicos y políticos. Basta con recordar que fue el propio ministro de
Economía, Axel Kicillof, quien días después de la nacionalización de YPF
aseguró que por el vaciamiento de la petrolera, Repsol debía pagarle a la
Argentina y no viceversa. Esta semana el mismísimo ministro fue el encargado de
proponer el pago con bonos soberanos a la empresa española por aproximadamente
u$s 5000 millones. Y ayer reforzó su actitud al decir que "la idea nunca fue
perjudicar a Repsol".
Es por este giro evidente que España cree que volverá a
tener un rol destacado en las negociaciones que la Argentina todavía tiene que
encarar para recuperar credibilidad internacional. Como las del Club de París,
del que España es integrante.
"Si la Argentina quiere volver al mundo tiene que
llevarse bien con sus amigos, es básico", aseguró a 3Días un funcionario
diplomático español, quien también expresó cierta molestia por el "aire de
victoria" que le da ahora el Gobierno a la firma del acuerdo con YPF. Es
una sobreactuación que pide el relato hasta ahora sostenido.
Grandes, el nuevo embajador, podrá comprobar si el giro es
real o quedará acotado al cierre de las negociaciones con Repsol. Y si la
Argentina y España pueden recuperar la relación de preferencia que han tenido
históricamente. La llamada de la Presidenta a Rajoy es, claro, un indicio.
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