domingo, 18 de agosto de 2013

La campaña del oficialismo sale de boxes

La nueva etapa tendrá anuncios económicos, contención política a intendentes y nuevos actores. Sin embargo, nada garantiza el éxito.

Por Gabriel Profiti
Una semana después del duro golpe que significaron las Primarias, el Gobierno estacionó en boxes su ingeniería electoral para hacer ajustes que le permitan recuperar terreno perdido en lo que resta de la carrera al 27 de octubre.

La nueva etapa comenzará después del feriado por el aniversario de la muerte de San Martín. 

Tendrá anuncios económicos dirigidos a responder demandas insatisfechas, principalmente de la clase media, contención política a intendentes, y nuevos actores.

Eso no garantiza el éxito. El triunfo de Sergio Massa en la estratégica provincia de Buenos Aires parece difícil de revertir, pero la apuesta es que no amplíe esa brecha.

El revés electoral profundizó diferencias entre las distintas vertientes del kirchnerismo, promovió pases de facturas y precipitó esa natural vocación del peronismo por discutir poder.

El domingo 11 el PJ entró en estado de deliberación y Massa busca sacar provecho de esa nueva coyuntura. Para eso se rodeó de viejos conocedores de la botonera electoral como Juan José Álvarez, Graciela Camaño y Damaso Larraburu, entre otros.

El plan de Massa es alimentar una diáspora sigilosa, mientras se prepara para fortalecer su presencia en aquellos distritos en los que no le fue tan bien como Bahía Blanca.

Scioli en su pulseada

La Presidenta aceptó y valoró el protagonismo de Daniel Scioli dentro de la campaña. Ese perfil alto continuará en esta segunda etapa. El gobernador juega a ser el heredero incruento y lo revalidó con su propuesta para que las candidaturas presidenciales del peronismo en 2015 se diriman en internas.

Ese fue un mensaje hacia adentro, a fin de mostrarle futuro al PJ, y para apurar a un Massa que arma "por afuera". Scioli también anticipó la intención y la necesidad de implementar correcciones en la campaña oficialista.

El gobernador, Cristina Kirchner y el candidato, Martín Insaurralde, serán nuevamente bastoneros de la campaña. Pero habrá incorporaciones. Tendrán mayor protagonismo el ministro Florencio Randazzo y, desde lo institucional, la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, también se alista para volver a recorrer el interior provincial.

"La inseguridad, el impuesto a las ganancias y el cepo al dólar van a estar en la agenda con la idea de que son problemas que hay que resolver. No se van a esconder", se entusiasmó un hombre que se prepara para vivir diez semanas a puro vértigo.

Randazzo, embarcado en la difícil misión de renovar los ferrocarriles, buscará mostrar gestión en Buenos Aires, pero también lo habilitaron para entablar relación política con intendentes, misión que ya reanudó con algunas reuniones. Se lo verá muy seguido junto a Insaurralde. Por ejemplo habrá varios actos de anuncios de apertura de pasos bajo nivel en toda la traza del ferrocarril Roca en el Conurbano.

El reingreso de Randazzo habrá que ver si condena a un menor protagonismo a Julio De Vido, su adversario interno, quien venía ocupándose del cara a cara con los intendentes de todo el país a través del plan de obras públicas, Más Cerca.

Domínguez, en tanto, espera sus nuevas misiones. Por lo pronto, fue el encargado de reclamar mayor compromiso a los diputados y senadores durante una reunión de autocrítica celebrada en el Congreso. De ese encuentro no participaron los diputados de La Cámpora, principal blanco de los reproches.

Incluso, las diferencias brotaron por la lectura de los resultados. La agrupación conducida a distancia por Máximo Kirchner propuso no dar "ni un paso atrás", mientras que desde el PJ orgánico reclamaron "no ser necios y recibir el mensaje".

Cristina pareció volcarse por la primera opción confrontativa durante su reaparición en Tecnópolis, pero los dialoguistas del oficialismo aseguran que van a ganar espacio. Es eso o una derrota más amplia que sería lapidaria, dicen.

Mientras tanto, en los pasillos del Congreso ya se preparan para contrarrestar la ofensiva del massismo destinada a que se alivie la carga del impuesto a las ganancias en los trabajadores.

Massa ordenó a sus seguidores hacer foco en dos ejes para este segundo tiempo de campaña: la inseguridad, a través de los intendentes, y la economía, a partir de propuestas legislativas.

En respuesta, Scioli relevó a un comisario que respondía al intendente de Tigre, se prepara para duplicar anuncios en la materia y ya ordenó que se apruebe en la Legislatura el proyecto que presentó hace un año y medio sobre policías municipales.

Esa iniciativa es sustancialmente diferente a la que propone Massa. En la primera, las policías locales tienen control de la Provincia, en tanto que la surgida en Tigre promueve que los agentes sean empleados municipales.

En cuanto a la economía, la Presidenta se reunió por separado con todos los ministros con mayor o menor injerencia en los bolsillos del electorado. Al parecer, la jefa del Banco Central será la cara amable elegida para explicar las variables de la economía y también las posibles soluciones.

En ese marco, habrá que ver si prospera la difusa convocatoria al diálogo que hizo Cristina Kirchner en Tecnópolis. El mensaje conllevó un "ninguneo" al retador de Tigre y al resto de la oposición.

"Quiero discutir con los titulares", metaforizó. El miércoles daría el primer paso con banqueros, industriales y sindicalistas en Río Gallegos.

Esa estrategia seguirá, con el siguiente concepto: "Massa responde a intereses corporativos, encarna la vuelta al neoliberalismo". En su éxito o fracaso está la suerte de los dos últimos años de su Gobierno.

© NA

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