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Por Gabriel Profiti |
Sin aplicación inmediata, el fallo de la Cámara de
Apelaciones de Nueva York contra la Argentina implica una instancia más dentro
de un juicio largo frente a los fondos buitre, pero ratifica el estigma del mal
alumno que acompaña al país.
Refuerzan esa noción los argumentos de los jueces a lo largo
de las 25 carillas del fallo: "La Argentina es un deudor
recalcitrante" o "las consecuencias predictas por el país son
especulativas, hiperbólicas, y casi en su totalidad de propia creación de la
República", fueron algunos de ellos.
El Gobierno ya esperaba una definición negativa por parte de
este tribunal. Ahora podría presentar una apelación más ante el pleno de la
Cámara de Apelaciones y luego buscaría que la Corte Suprema de Justicia
estadounidense acepte el caso.
Si bien el fallo no impacta de lleno en las elecciones de
este año, porque se estima que todavía resta al menos un año de litigio en los
tribunales estodounidense, la noticia refuerza un clima hostil y negativo hacia
la Argentina, pese a todas las verdades que acompañan a la posición nacional en
esa pulseada.
Esa atmósfera ya había hecho desistir al Gobierno
estadounidense y al FMI de intervenir en la condición de "amicus
curiae" a favor de la Argentina para que la Corte Suprema tomara el caso.
Ambos actores de peso advierten sobre las consecuencias negativas de este fallo
para futuras reestructuraciones de deuda pero evitan dar respaldos directos
para la Casa Rosada.
LAN, YPF, dos caras
El fallo de la Cámara neoyorquina se dio en la misma semana
en la que el Gobierno decidió aplicar una disposición del organismo regulador
de aeropuertos (ORSNA) para que la aerolínea LAN abandone el hangar que ocupa
en Aeroparque, lo que derivó en un cortocircuito con el gobierno chileno.
Como ya ocurrió en otras oportunidades, más allá de que los
argumentos sean correctos o no para el desplazamiento de la firma de capitales
chilenos, da la impresión de que la Argentina cambia las reglas del juego sobre
la marcha.
Ese comportamiento oscilante, sumado a las restricciones
para girar dividendos al exterior, complota -en líneas generales- contra
eventuales nuevos inversores.
El mismo día en que el conflicto con LAN ganaba los
principales espacios de los medios, el presidente de YPF, Miguel Galuccio
señalaba que se necesitan "muchos chevrones", en alusión a la
cuestionada petrolera estadounidense Chevron, para desarrollar el yacimiento no
convencional de Vaca Muerta.
Las dificultades de YPF para conseguir socios del exterior
derivan de otro litigio internacional, el que promueve la española Repsol ante
el tribunal de arbitraje del Banco Mundial, Ciadi, por la expropiación de sus
acciones en YPF.
Como si fuera un círculo vicioso, el tironeo argentino con
los centros de poder provocó este año el veto estadounidense y de otros países
desarrollados a préstamos del Banco Mundial. Pese a ello, la Argentina no tuvo
inconvenientes para obtener financimiento del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Debate
Ese debate sobre la inserción internacional de la Argentina
se dio en el Consejo de las Américas, desde donde habló Galuccio y hacia donde
se trasladó la campaña electoral.
Allí, Sergio Massa, principal emergente de las primarias,
volvió a mostrarse ante el empresariado local e internacional como el indicado
para recrear un clima de negocios en el país. El candidato a diputado dijo:
"Tenemos que generar confianza para atraer la inversión que necesita
Argentina".
Ante el mismo auditorio, Daniel Scioli se había erigido en
garante de los aspectos positivos del kirchnerismo, pero también habló de
"corregir lo que haya que corregir".
Scioli negó haber recibido un respaldo explícito de Cristina
Kirchner para que sea su sucesor en 2015, tal como trascendió en medios
alternativos, aunque a su lado lo ven con una confianza plena de que finalmente
será el candidato del PJ.
El principal objetivo de Cristina Kirchner y Scioli ahora es
buscar que Massa no quede posicionado como presidenciable más solvente después
de las elecciones de octubre.
El Gobierno parece haber tomado nota del revés electoral.
Cristina Kirchner animó una primera ronda de diálogo social con empresarios y
sindicalistas en Río Gallegos que sirvió para poner blanco sobre negro algunos
mitos de la economía, pero que tranquilamente se podría haber hecho antes.
Allí se habló de una reducción del impacto del impuesto a
las ganancias, especialmente para los asalariados, pero por ahora no surgió
ninguna alternativa que compense los 12 mil millones de pesos anuales que ese
tributo garantiza al fisco.
Por otra parte, el gobierno nacional puso en marcha un Plan
Nacional de Seguridad, pero sin anuncios grandilocuentes. Claramente, el
combate a la inseguridad es la principal demanda del electorado en los grandes
centros urbanos. También, es otro de los caballitos de batalla de Massa.
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