Por Martín Risso Patrón |
Nada de propuestas
Comienza a moverse el eternamente pesado carro de las campañas políticas
[entendiendo esto como la propaganda de aspirantes y aspirantas seductores y
seductoras para ser elegidos en algo de interés público].
Para el caso,
candidatos a representantes legislativos nacionales y provinciales. Que es lo
más.
Así es que, dada la voluntad del extinto NCK, tenemos, antes que
cualquier otra, una elección de pre-candidatos para luego volver [nosotros] a
alimentar las urnas de la Democracia.
Cuando esperamos tener la alegría de conocer ideas, proyectos,
iniciativas y alternativas, y creerles, nos damos de bruces con un
abanico de expresiones que ni nos conmueven, ni nos moviliza, ni ná.
Además, entre las acusaciones cruzadas que se hacen los pesos pesados que sí
explotan todas las tonalidades amarillas dela prensa, y las obviedades de los
livianos, gallos y moscas que quieren pero no pueden [todavía] y alcanzan el
borde de la sana ingenuidad, los de a pié [nosotros], cada día que pasa, sólo
desayunamos desencantos, almorzamos broncas y cenamos desilusión.
De los pesos pesados opositores y oficialistas: Denuncias, amenazas,
escritos judiciales, apocalipsis de lo que fue y lo que puede venir...En medio, la
gente como uno [todos, digo] comentando, porque en estas circunstancias
todos los gatos son grises: “...y, si todos son iguales...”
De los otros, amateurs opositores: El dolor de no haber
sido y la ausencia de no ser. En medio, lanada política, el sarcasmo de la
gente, algún puntito de credulidad... Aunque éstos, dicen cosas verdaderamente
movilizantes, como: “seguridad, familia, educación, trabajo, aniquilaciones
varias de pacos, fierros y vagancias, etcétera”.
En fin.
Resultados para el vecindario: Broncas, ganas insatisfechas, sensación
de tener en la pantalla repeticiones constantes de películas gastadas, y la
peor de las vivencias, que es el amargor de sentirse otra vez utilizado.
Pero siendo medianamente optimista, lealmente diré que, excepto los que se
insultan, los que se denuncian, archivan y desarchivan acusaciones, o sea, de
los livianos para abajo, hay que darles una mano de blanca cal y dos manos de
áspera arena...
¿Por dónde comenzar, entonces, Doña Clota esto que usted llama el
mismo tango, Profe?
La de cal
A ver. Si me dicen: Voy a poner la cana suficiente en las calles
para que usted Doña Clota pasee tranquila el perro. Voy a pelear
por las regalías y la coparticipación, y también por el escudo Norte... ¡No
a la reelección indefinida...! Voy a cambiar los subsidios por
laburo. Voy a mandar en capacha a los corruptos. No me voy a
corromper... Por método lo creeré, se lo juro. Pondré una
bolilla blanca, lo prometo. Porque no hay que ser del todo negativos. Y diré:
Lo creo, y lo apoyo, y me pasaré horas de incertidumbre evaluando a cual votar,
si todos me dicen lo mismo, compartiendo la oposición. Y así le exijo Doña que
haga usted y el zopenco de su nieto, ese que vota por primera vez y cree que la
urna es un tetrabrik grandote. Pero.
La de arena I
Sin vueltas. En medio de mis reflexiones, me surge la pregunta nacida de
la obviedad que adorna nuestra chata y grata vida de vecindario, al menos la de
muchos de nosotros, claro. ¿Con qué guita creen, ustedes candidatos y
candidatas opositores que sus proyectos serán ejecutados con fuerza de ley [en
caso de aprobarse], si el Régimen está colgado, hamacándose del Presupuesto Ley
de Leyes, por imperio de los Poderes constitucionales cedidos por el
Congreso nacional de la República? ¿Piensan que la víbora se caza por la cola?
¿Creen todavía en el imperio del disenso parlamentario frente a una cáfila de
prepotentes y patoteros...? ¿Ah?
La de arena II
Y aquí nomás engancho la otra: ¿Creen que los intereses republicanos
pertenecen sólo a quienes de una forma u otra se instalan en las instituciones
a las que arriban mediante retóricas propuestas de campaña? ¿O que pertenecen
al Pueblo que los vota en nombre de sus propias necesidades de paz, seguridad,
salud, educación, etcétera?
Aconsejo a los candidatos afianzar sus propuestas con proyectos que no
dependan de la mera voluntad, sino de la guita, sí señores y señoras, de la
platita que hace falta para realizarlos, pero que la manejan los otros,
aquellos que no quieren que ustedes legislen otra cosa que no sean sus
patoteadas, las patoteadas de los Rossi, los Pichetto [cuimba,
Doña y no me golee porque el horno no está para bollos], los Kunkel, los
Fuentes y un largo etcétera.
Y para eso, sólo hay un proyecto, mire vea. Uno solo. Nada más
simple y concreto que un proyecto de ley de tres artículos.
Pero antes de anunciárselo, les hago la debida aclaración: Un solo
proyecto, pero consensuado, esto es, lealmente comprometidos entre todos los
candidatos que se sientan opos [no opas...] para que, en el mismo
momento de jurar y con la elegancia que da la mayoría [estoy seguro que
la opo será mayoría legislativa], den vuelta la tortilla
patotera del Régimen.
Tres artículos nomás
Antes, decirles que aspiro a que la opo se
convierta en una mayoría coherente y sin tránsfugas. Que se tengan respeto
los diferentes espacios opositores, como las circunstancias lo exigen. No a la
componenda de la cual siempre sale herido alguien, y detrás de él [o ella]
herido el Pueblo. Y ahora sí.
Quiero inspirar a los candidatos populares, enviándoles la idea de lo
único que puede dar sustentabilidad a una gestión verdaderamente republicana.
He dicho un proyecto de ley de sólo tres artículos: Art. 1º - Derógase
la ley número 24.156 de administración financiera y de los sistemas de control,
con su Decreto Reglamentario, en lo que afecte a las facultades
constitucionales del Congreso de la República; Art. 2º - Recupéranse para
el Congreso nacional de la República las facultades presupuestarias que le
fueron constitucionalmente definidas; y Art. 3º - De forma.
Nada. A partir de ahí, la recuperación de la República. Eso
sí, con proyectos saludables de Seguridad, Justicia, Educación y federalismo.
[Versión
impresa en el Semanario "Nueva Propuesta del viernes 19 de julio de 2013]
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