domingo, 21 de julio de 2013

FRANCISCO REGRESA A AMÉRICA LATINA

Especiales - El pontificado del primer papa no europeo y el primero llegado de las Américas arrancará definitivamente este lunes con su viaje a Brasil, desde donde lanzará la próxima semana el programa revolucionario de su pontificado basado en el llamado “evangelio social”. Llegado a la silla de Pedro desde la periferia de la Iglesia, Francisco ha escogido el continente de donde salió para presentar su programa a un millón de jóvenes llegados de todo el mundo para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El Papa ha elegido el país con mayor número de católicos del mundo y que aunque está saliendo de la pobreza aún tiene las venas abiertas de una profunda desigualdad social. Desde Brasil hablará a todas las periferias abandonadas y humilladas del planeta y a todos los países emergentes que pueden caer en la tentación de poner sus riquezas en manos de los que menos las necesitan.

Amigos del Papa aseguran que la importancia que ha dado a su viaje a Brasil, donde permanecerá una semana, se debe a que desde allí desea presentar al mundo su programa de gobierno. Lo escucharán cerca de seis mil periodistas llegados desde todos los rincones del mundo.

En sus primeros cuatro meses de pontificado, Francisco ha ido mostrando con la simbología de los gestos y algunas afirmaciones clave que desea centrarse en los olvidados del planeta. Ha pedido que la Iglesia no solo se preocupe por los pobres sino que sea pobre ella misma y hasta mostró su tristeza en una visita al parque móvil de coches de lujo de los prelados del Vaticano, a los que pidió austeridad en su testimonio de vida. También ha arremetido contra las mafias anidadas en el Banco del Vaticano mientras él sigue viviendo en una habitación de hotel tras haber renunciado a los aposentos pontificios.

Francisco se ha ido despojando de los símbolos del poder que alejaron durante siglos al papa de Roma de sus los obispos de la Iglesia. Ni siquiera se ha llamado "papa" a sí mismo, solo obispo de Roma, que es lo que es. Ha criticado la “tiranía del dinero” y la “globalización de la indiferencia” hacia los que sufren.

En Brasil abrirá el resto de su caja de sorpresas y presentará la identidad de la Iglesia que él desea. Hay hasta quien apuesta que a partir de sus discursos en Brasil, el catolicismo de América Latina ya no será el mismo.

Se engañan los que han pronosticado que el papa Francisco va a Brasil y a América Latina para “frenar la avanzada de los evangélicos” en favor de los católicos, Francisco aspira a un programa para la Iglesia mucho más amplio, que sirva incluso como acicate para todas las otras confesiones religiosas, a las que pronto desea convocar a Roma.

La visión del futuro de la Iglesia que él sueña no pasa por las viejas teologías, ni siquiera por la teología de la liberación, que nació en tierras latinoamericanas como antídoto contra las injusticias sociales y que se inspiraba socialmente en las ideas de El Capital de Marx. La revolución que presentará Francisco en Brasil viene del cristianismo de hace dos mil años, del profeta Jesús que proclamó las bienaventuranzas de los pobres, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los hacedores de paz. La teología que Francisco predicará es la del “evangelio social” del cristianismo, no ideológico sino práctico.

Hace unas semanas ya pudo escucharse de sus labios el eco de lo que será el verdadero y definitivo mensaje de su pontificado, cuando recordó en la periferia de Italia el drama de los emigrantes ilegales que arriesgan su vida en busca de trabajo. El Papa se preguntó "quién llora por ellos” en el mundo y en la Iglesia.

La llegada del pontífice a Río de Janeiro para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica hasta el domingo 28 marca el primer gran viaje internacional que Jorge Bergoglio realiza desde que fue entronizado en marzo.

El Papa no sólo se reunirá con la presidenta Dilma Rousseff y otras autoridades y ofrecerá misas, sino que recorrerá una favela que hasta hace poco era dominada por narcotraficantes y visitará un hospital franciscano que comenzará a atender jóvenes adictos a las drogas.

"La principal señal que el Papa Francisco quiere rescatar es una religiosidad que se base en los valores cristianos, la compasión (…). Por eso el gran énfasis en la pobreza", explicó Silvia Fernandes, una socióloga especializada en catolicismo en la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ).

Pero agregó que "eso no significa un cambio en los rumbos de la Iglesia, necesariamente" y "las cuestiones doctrinarias más polémicas permanecen".

Antes de su viaje a Brasil, el papa Francisco endureció las penas del Estado del Vaticano por abuso sexual de menores y creó una comisión de investigación del banco del Vaticano, envuelto en escándalos financieros.

Sin embargo, André Chevitarese, profesor de historia la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) experto en la Iglesia, sostuvo que falta saber qué hará exactamente el Vaticano con esos y otros temas polémicos.

"En cuestiones importantes como pedofilia, el Banco del Vaticano y la resistencia al uso de preservativos en áreas devastadas por el VIH, todavía precisamos oír al papa", indicó Chevitarese a BBC Mundo.

Si Francisco va a aludir o abordar directamente esto durante su viaje a Brasil es una incógnita, aunque muchos creen que temas como la falta de castigo a curas pedófilos son parte de la explicación de la pérdida de fuerza de la Iglesia en la región y todo el mundo.

La proporción de católicos en América Latina pasó del 90% de la población en 1910 a 72% en 2010, según el Foro Pew sobre Religión y Vida Pública.

Este centro con sede en Washington indicó que en Brasil, el país con más católicos en el mundo, quienes se identifican con esa religión pasaron de 92% de la población en 1970 a 65% en 2010.

Según el último censo, los evangélicos pasaron de 5% a 22% en el mismo período y quienes no declaran religión saltaron de 1% a 8%.

Esta nueva realidad religiosa brasileña no escapará del todo al papa: en el propio lugar de la zona oeste de Rio donde celebrará la misa de cierre de la JMJ el domingo 28, los templos evangélicos de diversas orientaciones superan ampliamente a las iglesias católicas.

Algo que puede mostrar cómo piensa Francisco enfrentar la competencia religiosa es la atención que dará en Brasil al Movimiento de Renovación Carismática, respaldado por el Vaticano pero marginado por su estilo durante la visita de Benedicto XVI al país en 2007.

Con curas que cantan en público, actos transmitidos por internet y TV y ventas masivas de CDs y libros, este movimiento se vuelto un imán para muchos jóvenes y permitió disminuir la pérdida de fieles, en su mayoría hacia iglesias evangélicas.

Está previsto que el padre Marcelo Rossi, un sacerdote que es la cara más visible de los carismáticos en Brasil, participe de un evento papal en Rio.

Algunos también se preguntan si el papa Francisco hará algún gesto hacia la Teología de la Liberación, que tuvo fuerza en América Latina en el pasado y al que los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI combatieron por considerarlo un movimiento político de inspiración marxista.

La prédica de Francisco evoca el discurso a favor de los pobres de la Teología de la Liberación, pero los expertos advierten que el énfasis del papa está mucho más en cuestiones morales y espirituales que políticas.

"Habrá que ver a quién se acerca: si a los teólogos de la liberación y a los progresistas, si se acerca a los carismáticos o si mantiene una línea intermedia donde no ataca a ninguno de los dos sino que los ve como vertientes que pueden servir para la re-evangelización del continente", sostuvo Vásquez.

Papa político

El país fue sacudido el mes pasado por una ola de manifestaciones que llevó más de un millón de personas a las calles, en su mayoría jóvenes, para exigir mejores servicios públicos y denunciar los altos costos del Mundial de fútbol 2014 en vez de invertir más en salud y enseñanza.

Se espera que el Papa, que ya ha indicado a través de allegados que ve con buenos ojos estas protestas, aluda al descontento social para enfatizar ante la juventud su mensaje de humildad y contra el consumismo.

Pero las autoridades brasileñas temen que la visita haga resurgir las manifestaciones, que podrían afectar el desarrollo de la JMJ.

En este sentido, quizás el viaje de Francisco a Brasil también sirva para comenzar a entender hasta qué punto está dispuesto a abordar temas políticos sensibles en la región.

Mientras fue arzobispo de Buenos Aires, el actual Papa tuvo diferencias con el gobierno argentino de Cristina Fernández sobre asuntos sociales como el matrimonio homosexual.

Pero eso fue antes de que cambiara de cargo y de nombre, y algunos creen que ahora el balance entre lo religioso y político será más delicado para el pontífice. "Va a presentar una crítica de los abusos y las injusticias sociales", anticipó Vásquez, "pero no puede ser una crítica súper política".

Informe: El País, BBC Mundo y agencias

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