Dilma (izq.) está cada vez más molesta con Cristina por las importaciones. |
La relación bilateral entre Argentina y Brasil está pasando
por su peor momento, después de que Cristina se negara a negociar con Dilma la
apertura de unos U$S300 millones en importaciones que reclamaba la Federación
de Industriales de San Pablo, conformada en su mayoría por pequeños y medianos
empresarios.
Y es que ni siquiera los escarpines de cuero que el papa
Francisco le regaló a la presidenta en su visita a Río de Janeiro pasan las
trabas al comercio que impuso Guillermo Moreno. “La situación ahora para exportar
a Argentina es un poco más difícil por la ley. Una persona que nos compra
calzado tiene que exportar a otro país un monto parecido. Entonces es
complicado exportar”, dijo Ricardo Brito, director comercial de la empresa
brasileña Pimpolho.
Esta es la marca de las botitas que Francisco le entregó a
Cristina para su nieto Néstor Iván.
Lo cierto es que el secretario de Comercio Interior le está
dando muchos dolores de cabeza a la presidenta de Brasil. Moreno trabó casi
indiscriminadamente los productos e insumos que se traen desde el otro lado de
la frontera, incluyendo insumos para hospitales.
La Federación de Industriales de San Pablo, tiene un gran
poder de lobby en el Parlamento brasileño y eso complicó a Rousseff, que tuvo
que canalizar las presiones que recibía desde el sector. Dilma le explicó
personalmente a Cristina este inconveniente político y le pidió casi como un
favor personal que le libere esas importaciones.
Pero Cristina hizo caso omiso al pedido, amplificando así la
furia de su par brasilera, quien ya se había enojado mucho cuando Guillermo
Moreno insultó a una funcionaria importante en una reunión bilateral. Y es que
el secretario de Comercio, que carece de noción alguna de diplomacia, se
comporta en el exterior de la misma manera prepotente en la que lo hace con
funcionarios y empresarios argentinos.
Tras ese incidente, pidió que el secretario de Comercio
Interior no volviera a participar de las reuniones bilaterales.
Mitad de año “poco
auspiciosa”
“A la Federación también le molesta que la Argentina sea
impredecible, porque tienen momentos en donde sus productos pueden pasar y al
mes siguiente ya no”, consideró Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina.
Esta segunda mitad del año que se inicia no parece muy
auspiciosa, porque durante los primeros seis meses el superávit comercial no
llegó a los U$S5.000 millones, y Moreno quiere cerrar el año en U$S10.000
millones.
“Conseguir otros U$S5.000 millones en la segunda mitad del
año no es fácil, porque las exportaciones suelen concentrarse en el segundo
trimestre”, explicó a LPO Mauricio Claverí, de la consultora Abeceb. “Si no
llegaste en el primero, difícil que puedas hacerlo en el segundo”, reforzó.
Sigaut sumó otro componente preocupante al análisis: “la demanda
de autos por parte de Brasil se moderaría un poco, según los indicadores que
muestran cierto estancamiento”, sostuvo.
A fines del año pasado, Moreno les había prometido a los
importadores que en el 2013 los permisos irían en línea con los últimos meses
del 2012, cuando las restricciones empezaron a aflojar. Luego, más cerca de las
elecciones, la liberación iba a ser total: su objetivo era crear una “fiesta”
de consumo, según les había dicho a empresarios del sector, que adelantó LPO.
Sin embargo, nada de eso se cumplió. El año empezó y el
Secretario se dedicó por completo a los controles de precios. En abril y mayo
el grifo se abrió para algunos productos y las importaciones volvieron a
crecer, más que nada en el sector automotriz y el energético. Pero en junio
todo indica que el grifo volvió a cerrarse.
“Las restricciones van a seguir, pero todavía no se sabe si
con mayor o menor intensidad, porque hay factores contrapuestos”, aseguró
Claverí.
“En un año electoral es complicado dificultar la operación
de las empresas, que necesitan hacerse de insumos en el exterior”, consideró el
analista. Y amplió: “en muchos casos tienen los stocks casi agotados, al
límite, y a veces hasta se pone en riesgo la producción por falta de insumos”.
Si Moreno decide cerrar el grifo por completo, podría
jugarle en contra en los resultados de octubre.
Esta situación es la que viene denunciando el gerente de la
Cámara de Importadores de la Argentina (Cira) Miguel Ponce, desde su programa
de radio. Ponce le había contado a este medio que por las trabas del Secretario
las economías regionales estaban pasando un momento delicado, y por eso muchas
de ellas no tenían otra opción que adelantar vacaciones o cortar horas extra.
Pero en definitiva, ¿por qué Moreno no cumplió?
Claverí dio las razones. “La cosecha al final no fue tan
buena como se esperaba el año pasado, hubo más exportaciones de poroto y harina
de soja, pero cayeron las de biodiesel, hubo problemas con el trigo y empeoró
el déficit energético”, afirmó el especialista en Comercio Internacional.
“Gobierno de locos”
“Salvo el sector automotriz, el resto de los sectores sigue
con restricciones fuertes, porque Brasil era proveedor de insumos industriales
y ahí era donde había que poner el foco”, acotó Claverí.
La situación es tan delicada que motivó una intervención
directa de los principales empresarios de Brasil con intereses en la Argentina
que están tratando de “contener” a su Presidenta para que no reaccione a los
desplantes de Cristina.
Mantuvieron la cabeza fría y mentalidad pragmática: afirman
que se trata de un gobierno “de locos”, pero que está de salida. Sólo hay que
esperar un año y medio para que la situación empiece a normalizarse, por lo que
no valdría la pena poner en riesgo la relación con alguna reacción destemplada,
razonan.
Y es que para Brasil el vínculo con la Argentina es
estratégico, porque involucra miles de millones de dólares en negocios muy
rentables, a pesar de que el gobierno les prohíba girar la plata.
Basta citar el caso es el de Odebrecht, la constructora que
el año pasado facturó en estas pampas la friolera de 2000 millones de dólares.
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