Cristina en Tucumán: Alperovich ya no garantiza el triunfo. (Foto: DyN) |
A las complicaciones que el kirchnerismo tendrá en los
principales distritos electorales en octubre se le podría sumar un inesperado
revés en una de las provincias que fue un bastión durante los diez años de gobierno:
Tucumán.
El incondicional José Alperovich está vez no puede
asegurarle de antemano un triunfo a Cristina Kirchner y todo indica que la
elección se dirimirá voto a voto entre la lista que encabeza el ministro de
Salud de la Nación, Juan Manzur, y la del Acuerdo Cívico y Social que lleva en
primer lugar al senador radical José Cano.
Según las encuestas que maneja la UCR, Cano ganaría con
comodidad la primaria del ACyS y para las generales tendría una intención de
voto cercana al 40 por ciento, seis puntos por encima del vicegobernador en uso
de licencia. “Estamos muy tranquilos. La elección va a estar polarizada, y se
está volcando a nuestro lado”, dijo a LPO un dirigente radical.
El desempeño del FPV desciende considerablemente sin la
presencia del gobernador. Mientras Alperovich mantuvo el misterio sobre su
candidatura, los sondeos le otorgaban un 43 por ciento de las preferencias,
siete puntos arriba de Cano. Un dato no menor es que la de este año será la
primera elección desde 2003 en la que el apellido del gobernador o el de su
esposa, Beatriz Rojkés, no aparecerá en la boleta.
Descenso en las
encuestas
Pero la confirmación de Manzur no sólo trajo un descenso en
las encuestas sino que también le generó un frente interno al mandatario. El
cierre de listas dejó afuera y heridos a los sectores del intendente de la
capital, Domingo Amaya, y del legislador José Orellana, dos pesos pesados del
peronismo tucumano.
Alperovich tiene una pésima relación con Amaya que es uno de
los dirigentes del PJ Tucumano con mejor imagen y en cuya ciudad se concentra
el 40 por ciento del electorado provincial. "Se toleran por necesidad como
Cristina y Scioli", grafican en esa provincia.
El gobernador armó la lista excluyendo explícitamente a
Amaya que peleba por poner en el tercer lugar de la boleta a una legisladora
provincial de su sector. En lugar de eso, Alperovich puso a Manzur, seguido de
su funcionario Osvaldo Jaldo y en tercer lugar a la mujer de un desconocido
legislador provincial de La Cámpora. Fue la declaración de guerra.
“Por la soberbia del Gobierno nacional y la prepotencia de
La Cámpora hay mucho resentimiento y mucho dolor dentro de la militancia del
peronismo”, blanqueó semanas atrás el intendente de Famaillá, Juan Orellana,
hermano mellizo de José.
Un conocedor de la escena política tucumana le dijo a este
medio que Amaya y Orellana no romperán su alianza con Alperovich pero tampoco
tendrán una participación activa en la campaña. “A Manzur en el peronismo no lo
quieren. Le van a jugar en contra aunque no se vayan del PJ, van a terminar
aportando a la lista que le pueda ganar”, comentó. Esta división interna
también podría favorecer a la boleta de la agrupación kirchnerista MUP que, encabezada
por Luis Romano, que enfrentará a Manzur en las primarias del FPV.
“No está en juego la estructura interna del alperovichismo,
pero tienen un conflicto interno muy grande”, explicó este dirigente, que
asegura que en el entorno del gobernador “no saben qué hacer” ante los pobres
números de Manzur en las encuestas.
La preocupación también llegó a la Casa Rosada. El martes,
Cristina Kirchner anunció la creación del Fondo del Bicentenario para Pequeños
Productores Azucareros de Tucumán. Se trata de una partida de 60 millones de
pesos destinada a auxiliar a más de 6 mil productores cañeros de menos de 15
hectáreas que hoy mismo el ministro de Agricultura, Norberto Yahuar, anunció
que girará a la provincia, no sea cosa que le cuelguen otra derrota, como le
pesó en Misiones.
Cómo repercute el
caso Lebbos
Además de la resistencia interna que genera el
vicegobernador, su imagen ante la sociedad está severamente afectada por dos
temas: las sospechas de enriquecimiento ilícito y por la manipulación de las
estadísticas sobre mortalidad y desnutrición infantil, una mancha que le quedó
de su paso como ministro provincial de salud.
Pero tampoco Alperovich atraviesa su mejor momento ante la
opinión pública. El gobernador enfrenta una tormenta por el resurgimiento de
las acusaciones contra su hijo Gabriel por el crimen de Paulina Lebbos en 2006.
Alberto Lebbos, el padre de la joven, llevó su caso a los medios nacionales y
se convirtió en un dolor de cabeza para el mandatario.
Por estas horas en Tucumán sólo se habla del caso Paulina y
más aún luego de los incidentes que se produjeron ayer cuando Lebbos intentó
ingresar al acto por el día de la Independencia y fue reprimido por la policía.
Pero eso no fue todo. Al mismo tiempo, otro padre que exige
justicia tuvo un grave incidente con la policía. Se trata de Dardo Caciccio,
papá de Morena una nena de 10 meses que falleció el año pasado, presuntamente
porque la Provincia no le facilitó a tiempo un avión sanitario para su traslado
a Buenos Aires.
Según denunció Caciccio, el martes intentó acercarse al acto
para entregarle una carta a Cristina Kirchner, pero policías de civil lo
metieron a la fuerza en un auto y lo retuvieron durante 40 minutos. “Me dijeron
que había una orden para que no lleguemos al acto. Cuando me dejaron salir me
rompieron la carta”, aseguró.
“En Tucumán hoy no se habla de otra cosa que de la represión
a Lebbos y el secuestro de Caciccio. Es un escándalo que le puede costar muy
caro a Alperovich”, resumió un dirigente tucumano.
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