Hacemos extensivo el repudio a los medios, especialmente
canales de televisión y sitios de Internet, que reprodujeron y difundieron las
imágenes, algunos de los incluso criticando esa publicación de MUY.
La decisión editorial de realizar dicha publicación no
aporta ningún tipo de información de relevancia al público y sólo parece
perseguir el hecho de vender más ejemplares. Los medios de comunicación deben
sopesar antes de una publicación semejante el daño moral que les ocasionan a
los familiares de la víctima y también la afrenta que eso significa para los
valores de convivencia dentro de una sociedad. Además, un dato que no debe
soslayarse sobre este tema es que la víctima era menor de edad.
Encima de todo, la nota del interior de MUY comienza con una
frase que dice: “Las dramáticas imágenes exigen cautela y cuidado en el
relato”, algo que resulta paradójico y contradictorio con la propia decisión
editorial de divulgar esas fotografías que, según pudo saber FOPEA, estaban en
manos de otros medios que decidieron acertadamente no publicarlas.
Esta publicación parece constituir el punto máximo de una
utilización muy criticable por parte de los medios periodísticos de un caso
cuya cobertura ya fue cuestionada por FOPEA hace dos semanas a través de un
comunicado, donde se hizo un profundo llamado a la reflexión por parte de
dichos medios. Como lo manifestamos en ese comunicado, hay varios puntos del
Código de ética de FOPEA que cuestionan este tipo de coberturas y que pueden
ser aplicados específicamente en el caso de MUY:
Art 5: El buen gusto es un valor periodístico, por lo que la
curiosidad escatológica, la estridencia innecesaria y la morbosidad son
actitudes a evitar.
Art 32: El periodista
debe respetar la privacidad de las personas. Sólo cuando se viera afectado un
bien o valor público por un aspecto relacionado con la intimidad de una
persona, puede prevalecer el derecho a la información de los ciudadanos por
sobre la privacidad de un particular.
Como en el caso de la publicación de las fotos del cuerpo de
la modelo Jazmín De Grazia, del suicidio del “Malevo” Ferreyra , del asesinato
de Nora Dalmasso , cuyas difusiones fueron cuestionados por FOPEA, este hecho
vuelve a demostrar la necesidad de que en los medios de comunicación existan
Códigos de Ética -autogestionados y sin interferencia por parte de ningún poder
externo- generados por la propia empresa, con participación de los periodistas
que allí trabajan y que sean de conocimiento público para su audiencia, a fin
de evitar actitudes como las señaladas.
FOPEA vuelve a insistir una vez más en la necesidad de un
uso responsable de la información, priorizando el valor social de la misma y
desestimando su utilización como simple mercancía. E insta al debate sobre la
publicación innecesaria de este tipo de material fotográfico, pidiendo a los
responsables de los medios en cuestión que intenten ubicarse en el lugar de las
víctimas y evitar la revictimización moral que significa semejante conducta.
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