lunes, 24 de junio de 2013

Otro jugador para la pelea grande

Por Gabriel Profiti
Varios actores de peso de la política nacional interpretaron que sin 2013 no hay 2015. Lo pensó Cristina Kirchner que pondrá en el campo de juego una combinación de candidatos incondicionales, taquilleros y jefes territoriales para las elecciones cruciales de medio término, y también lo pensó Sergio Massa, quien buscará abrirse paso dentro de la siempre intensa interna del peronismo.

Massa logró erigirse en eje del ajedrez electoral a partir de encuestas que lo posicionan como un competidor determinante, pero ahora tendrá que salir a jugar en una cancha difícil como la estratégica provincia de Buenos Aires y revalidarlo en las urnas.

La aparición del alcalde de Tigre, previsible pero sostenida en la indefinición hasta el final, tiró de la punta del mantel y por la noche muy tarde se acomodaron las piezas.

Así, Cristina contrapuso otro intendente joven como Martín Insaurralde para "aguantar los trapos" -según la última expresión del ultrakirchnerismo-; Scioli decidió acompañar al Frente para la Victoria, pese a no ser recompensado; y Mauricio Macri buscará sacar rédito de un desbalanceado acuerdo con Massa en caso de que el de Tigre logre una victoria en Buenos Aires.

Scioli estuvo a punto de romper con el Gobierno y forjar un acuerdo con el exinterventor de la ANSeS. Pero el viernes, luego de varias reuniones comenzó a hablar de priorizar la responsabilidad institucional que le compete. Habrá que ver si todos los actores lo entienden igual en la provincia de Buenos Aires, sobre todo porque no resignará sus pretensiones presidenciales.

Para el Gobierno es un mala noticia, pero tampoco es bienvenido para los otros actores la contienda teniendo en cuenta que dividirá el voto antikirchnerista con un discurso de equidistancia entre el oficialismo y la oposición.

En los hechos, Massa prevé lograr un triunfo en las elecciones de octubre y luego dar un salto del Congreso hacia una candidatura presidencial.

Sin embargo, se convertirá en enemigo de un Gobierno que no tiene intenciones de mostrarse en retirada y también deberá vérselas con Scioli, en una interna del peronismo que -hoy por hoy- muestra nuevamente a los candidatos mejor posicionados del abanico electoral para 2015.

La campaña le exigirá definiciones y ese será su principal desafío. En sus primeras declaraciones como candidato cuestionó la reforma constitucional y la re-reelección. Por lo menos cuatro opciones relevantes estarán en los cuartos oscuros de la provincia de Buenos Aires -40 por ciento del padrón electoral- en las Primarias del 11 de agosto. Se supone que el "opositor" más votado, luego polarizará con el oficialismo.

Cristina Kirchner acarrea ese dilema en Buenos Aires, pero también en otras provincias clave como la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza, donde sus candidatos tienen escasas a medianas posibilidades de ganar la elección, según el caso. Eligió a incondicionales

Un resultado mediocre del Frente para la Victoria archivará cualquier intento de reforma constitucional para la re-reelección, que algunos dirigentes del oficialismo se empeñan en mantener vigente.

El último reclamo de establecer una reforma de la Carta Magna es muy reciente. Se dio la semana pasada luego de que la Corte Suprema de Justicia frenara la elección popular de consejeros de la Magistratura.

Esa jugada, en términos electorales, buscaba nacionalizar con una lista única de consejeros comicios distritales. Por ahora, la Presidenta decidió usar ese revés como motor discursivo de sus últimas apariciones. Quizá sea eje de la campaña del oficialismo.

Otro de los resultados parciales de la campaña fue la decisión de todos los sectores políticos de volver a desaprovechar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias como instrumento para potenciar a los partidos. La lucha de egos y la dedocracia volvieron a ganar la pulseada.

© NA

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