sábado, 29 de junio de 2013

Los riesgos de Cristina de cara a octubre

Por Gabriel Profiti
Tal como se esperaba, Cristina Kirchner reafirmó su centralidad dentro del esquema oficialista, tanto en el cierre de listas como en el acto de presentación de las candidaturas, cuando comienza a plasmarse otra interna presidencial con raíz en el PJ.

En el discurso que dio en el Estadio de Argentinos Juniors, la Presidenta volvió a jugar con la noción de "ganar otra década" para dejar instalado, como mínimo, la intención de que el proyecto político del Frente para la Victoria no se agota en 2015.

En el oficialismo estos discursos suelen ser manuales de estilo. La re-reelección, entonces, seguirá siendo parte del esquema proselitista, ya que la propia Cristina no parece tener intenciones de encumbrar de antemano algún delfín para 2015.

“Les pido que me ayuden para seguir gobernando", reclamó ante gobernadores, candidatos y militantes. Claramente la campaña del oficialismo es "ella".

A menos que sea más explícita con la noción de que no buscará un nuevo mandato, la oposición también machacará sobre ese asunto y lo vinculará a la delicada pulseada entre el Gobierno y el Poder Judicial que tuvo nuevos capítulos en los últimos días y no quedó exento del discurso presidencial.

El cierre de listas ya había acentuado la centralidad del kirchnerismo. "Más cerrada que nunca", confió un hombre que suele estar a tono con el punteo de nombres de candidatos.

Da la impresión de que en líneas generales no hay postulantes con aura propia, salvo en algunos casos como el santafesino Jorge Obeid, por lo cual la figura de la Presidenta volverá a ser esencial para la suerte de sus candidatos.

Cristina Kirchner conserva un piso del 30 por ciento del electorado. Desde ese nicho parte. Es posible, entonces, que el Frente para la Victoria sea la fuerza que obtenga más votos en octubre y que mejore su dotación en la Cámara de Diputados, donde renueva 45 legisladores contra 80 de la oposición.

Sin embargo, por el esquema de renovación del Senado corre el riesgo de perder la mayoría en la Cámara alta y hoy por hoy no hay escenario posible para establecer una reforma constitucional que permita una re-reelección.

Pese a que la centroizquierda y el macrismo hicieron enormes esfuerzos para forjar su política de alianzas y presentarse competitivos, lo cierto es que los dirigentes con mayor proyección para las presidenciales son la propia Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa.

Si no surge un liderazgo opositor no peronista claro en octubre -¿Hermes Binner, Mauricio Macri, Julio Cobos?- la nueva interna del peronismo comenzará a dirimirse en elecciones abiertas para consagrar a un presidente.

Esa pulseada se centrará en la provincia de Buenos Aires, donde se espera que el 70% del electorado se incline por alguna de las tres opciones peronistas: Martín Insaurralde, Massa o Francisco de Narváez.

Scioli no es candidato y se alineó al kirchnerismo pero mira cuál sería el mejor escenario para quedar posicionado como el sucesor por inercia. Algunos encuestadores creen que volverá a quedar bien parado para 2015 porque será un actor necesario de la campaña del Frente para la Victoria.

Massa parte adelante

Massa logró sumar algunos sectores que estaban alejándose paulatinamente del oficialismo: están el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi; el de Escobar, Sandro Guzmán; un referente de la CGT oficialista, Héctor Daer; y el industrial quizá más cercano al Gobierno, José Ignacio de Mendiguren (UIA).

Pero también incorporó sectores opositores como el PRO -con tres candidatos a diputados nacionales con posibilidades de acceder a una banca-, el exgobernador Felipe Solá, el ex Coalición Cívica Adrián Pérez, y radicales separatistas como los intendentes Gustavo Posse y Mario Meoni, entre otros. 

"El intendente de Tigre claramente quiere ir por el carril del medio entre oficialismo y oposición, pero eso no lo podrá definir solo. También lo determinarán la Presidenta, sus rivales y los medios", evaluó Mariel Fornoni de Management & Fit.

Será interesante analizar ver cómo evoluciona la candidatura de Massa en función de su decisión pero también vinculada con la estrategia de Cristina.

Es posible que si es elegido como el adversario, se posicione y crezca como el referente del voto antikirchnerista. Lanzada la candidatura, la Presidenta habló de "rejunte", pero en el búnker del oficialismo evalúan que la mejor estrategia sería ignorarlo.

Lo que está claro es que el alcalde del norte del Conurbano no será más un receptor de votos "multitarget" de oficialistas y opositores como aparecía en las encuestas pre-candidatura.

Insaurralde arranca la campaña con un 70% de desconocimiento del electorado entre quienes no saben quién es (55%) y los que escucharon su nombre pero no pueden identificarlo (15%), según Management & Fit. Ese desconocimiento es del 57% según Poliarquía, que además le asigna apenas 25% de imagen positiva.

Desde esa perspectiva, arranca muy atrás, pero con mucho margen de crecimiento y también como figura renovadora de un espacio que cumplió diez años en el poder.

Si logran bajar bien su mensaje como la única opción no peronista Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín podrían celebrar un buen desempeño en agosto y octubre. Pero el riesgo para ellos es que Massa -o eventualmente De Narváez- sea el más votado en agosto dentro del arco antikirchnerista, quede posicionado para polarizar con Insaurralde, y se lleve todo en octubre.

© NA

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