Por Alfredo Leuco |
Cristina y Máximo ya dieron la orden para transitar sus dos
últimos años en el Gobierno: todo el poder a La Cámpora.
Lenin, en 1917, apenas bajó del tren que lo sacó del exilio,
proclamó aquello de “todo el poder a los soviets de obreros y soldados”. Es
parte de la eterna polémica sobre la conveniencia de gobernar sólo con la
vanguardia de los puros, con los incondicionales. El gran peligro es que esos
dirigentes suelen ser pocos o transformarse en fanáticos ciegos a los errores
que terminan como patrullas perdidas.
Colgarse del
travesaño, replegarse hacia La Cámpora, garantiza lealtad pero achica la base
de sustentación de Cristina, multiplica su aislamiento sectario y la condena a
vivir en un frasco lleno de adulones.
Hay información para confirmar que Cristina decidió jugar
todas sus fichas a la “gloriosa juventud camporista”, elegida para controlar
los precios en los supermercados.
El líder, desde el exilio patagónico, avisó que todos los
candidatos para las elecciones de octubre deben ser tropa propia. Máximo lo
transmitió en una reunión con su Estado Mayor realizada en Río Gallegos.
Diez intendentes con alta intención de votos encabezarán las
listas en Buenos Aires con carácter testimonial. Luego renunciarán para que
entren los diez que siguen, todos muchachos alineados con Andrés Larroque. El
Cuervo llamó a organizarse frente a los movimientos destituyentes que el
sismógrafo K está detectando. Ya se está probando el saco azul que utilizará
cuando jure como ministro en lugar de Alicia Kirchner.
El Movimiento Evita y otras agrupaciones que trabajan en
territorios complicados, como los de Milagro Sala o Luis D’Elía, ya chocaron
con los integrantes de La Cámpora, que ocupan todos los espacios con el cheque
en blanco que les dio Cristina y con otros cheques. En un par de distritos ya
se agarraron a trompadas, pero en Buenos Aires hubo tiros.
Habrá mas ministros del palo. Axel Kicillof en lugar de
Hernán Lorenzino, quien no deja de asombrar por su fragilidad intelectual y sus
motos de alta gama. Y Julián Alvarez asumirá el cargo de Julio Alak, que ya ejerce,
pese a un par de fracasos notorios. El más grave es la reforma judicial. Y el
más político es que, pese a la utilización de toda la maquinaria estatal de
prebendas, recibió una paliza de votos con la reelección de Mónica Pinto como
decana en la Facultad de Derecho.
Eduardo “Wado” de Pedro fue el que resolvió la paritaria de
la Asociación Bancaria. Estaba empantanada pese a los esfuerzos del ministro de
Trabajo y Jorge Brito. El joven diputado (¿sucesor de Carlos Tomada?) solucionó
todo en dos minutos con el aval de la Presidenta. Llegaron a él por Héctor
Recalde, abogado del gremio desde hace años y padre de Mariano, par de De Pedro
en la mesa chica de la agrupación.
Julio De Vido y Agustín Rossi, pese a la lealtad a toda
prueba que demostraron, son permanentemente esmerilados por los que Alberto
Fernández definió como “gendarmes ideológicos”.
El ex jefe de Gabinete del matrimonio Kirchner caracterizó
el final de ciclo como “la etapa jacobina” del kirchnerismo. “Se sentían el
espíritu de la Revolución Francesa pero terminaron con la revolución. Ellos
acusan, juzgan y sentencian, tienen más poder que los ministros, pero ojo que
los jacobinos mataron a 22 mil franceses, y entre ellos a muchos jacobinos”.
¿Hay posibilidades de que la violencia simbólica del insulto permanente se
convierta en crímenes? Nadie lo promueve explícitamente. Pero el nivel de
agresividad es tan grande que nadie puede descartar un exceso trágico. El
linchamiento al que someten a Jorge Lanata hizo que el paraperiodismo de Gvirtz
fogoneara una operación para comparar al periodista con Jorge Videla. Un
cronista crítico (o muy crítico, si prefieren) para ellos es igual a un
genocida. No hay peor descalificación que ésa. ¿Cuál es el próximo paso? Marcos
Novaro, sociólogo, doctor en Filosofía e investigador del Conicet, recordó que
la KGB siempre etiquetaba como fascistas a los disidentes que enviaban a la
Siberia. Y planteó que “el comunicado Nº 13 de Carta Abierta” es como “un
llamado a combatir la subversión”.
Es que las coimas, el dinero que se pesa, las bóvedas
repletas de euros ajenos y el ocultamiento de Estado nunca pueden ser un tema
menor o frívolo. No se puede ser más “lazarista que Lázaro”, dijo Lanata.
“Cleptocracia”, se animó Hermes Binner. Si el ladriprogresismo baja esas
banderas, permite que el Momo Venegas diga que cuando el peronismo de Perón
llegue al gobierno, “va a meter presos a todos los ladrones y convertir a la
casa de los Kirchner en un museo contra la corrupción”.
Faltan 720 días para que se vaya Cristina. Es la única
persona que tiene prohibido por la Constitución Nacional presentarse como
candidata en 2015. La continuidad o el fin del kirchnerismo depende de la
magnitud del voto castigo que sufra Cristina en las elecciones parlamentarias
de octubre y de la capacidad que demuestre para evitar que la economía se le
vaya de las manos. Hay datos que dinamitan la caracterización de “década
ganada” o de gobierno progresista. Uno solo: las 500 grandes empresas se llevan
el 23% del PBI, mucho más que en los satanizados años 90.
La concentración aumentó la inequidad. Ese conglomerado
recibió subsidios de los Kirchner por más de 17 mil millones de pesos, el 15%
de sus utilidades. Y son cifras del Indec. Como tituló la revista Barcelona:
“Ya hicimos la redistribución de la riqueza. Pero no nos alcanzó para los
pobres”.
Hoy todos los indicadores son peores que el día que asumió
como presidenta en lugar de Néstor. Hay más estancamiento, desocupación,
pobreza, indigencia, caída de la inversión, inflación, agujero energético, cepo
al dólar, fractura social e inoculación del odio, y no aparece un heredero
indiscutido.
Administrar la opulencia es fácil. Lo complicado es cuando
la fiesta empieza a pasar todas las facturas, la cuesta abajo del modelo. Hace
una década que gobiernan con superpoderes y emergencia económica.
Pero ésta es la madre
de todas las batallas.
© Perfil.com
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